65.- Lágrimas

6.7K 280 367
                                        


ALBA

Era la última noche que dormía con Natalia antes de regresar a Elche, y los ánimos no podían ser peores. Me sentía profundamente culpable por dejar sola a Natalia solo seis meses después de empezar a vivir juntas, pero necesitaba estar con Marina en estos momentos, estaba aterrorizada, los médicos no nos decían nada claro y no sabíamos que podía ocurrirle a mi hermana.
Siempre había tenido pánico a que cualquiera de mi familia contrajese la enfermedad cuyo nombre no era capaz de pronunciar, y ahora mis miedos habían aumentado a tal extremo que era incapaz de pensar en nada más que no fuera mi hermana pequeña y su bienestar.

Metía mi ropa en el bolso de viaje mientras Natalia me miraba con pena sentada en nuestra cama.

- Te voy a echar de menos, Alba, no se si voy a ser capaz de dormir sin ti...

- Yo también Nat, pero tengo que hacer esto, si me quedo aquí sin estar con ella, me voy a volver loca, y Marina está tan asustada que necesita cerca a nuestros padres.

-Por supuesto mi amor, y yo voy a estar a vuestro lado para lo que necesitéis, te prometo que va a salir todo bien y al final solo va a ser un susto, ya verás.
Te voy que llamar todos los días, y cuando veas que te vienes abajo, llámame, por favor. ¿Nos veremos los días que trabajes?

- Claro mi vida, yo el día que trabaje y estés en casa intentaré pasarme por aquí, no vamos a dejar de vernos, solo que no vamos a dormir juntas, pero ya verás como va todo bien y vuelvo pronto a tu lado.

Se levantó y me abrazó con fuerza besando mi frente.

- Te quiero, Alba, no lo olvides.

- Y yo a ti Natalia, no lo olvides tú.

Terminé de preparar la bolsa y nos metimos en la cama, como cada noche Natalia se tumbó boca arriba y yo apoyé mi cabeza en su pecho dejando que ella me acariciarse el pelo.

- Estoy tan asustada Nat...

- Te entiendo, yo también lo estoy, pero también estoy segura de que va a salir todo bien y nuestros miedos se van a esfumar de un plumazo, ya verás.

Nos dormimos hablando y abrazándonos intentando transmitirle calma la una a la otra.

A la mañana siguiente Natalia me acompañó al coche y metió mi bolsa en el maletero.

- Llámame esta noche por favor, y cuéntame que tal va Marina.

-Sí, tranquila que te llamo en cuanto pueda.
Te quiero Natalia.

- Y yo a ti.

Me besó y cerró la puerta del coche. La veía quedarse atrás por el retrovisor del coche y noté un pellizco en el pecho, aunque intenté borrar esa imagen de mi mente porque sabía que esto iba a ser temporal y volvería con ella en cuanto me fuese posible.

Llegué a recoger a Marina, y Miki vino detrás de nosotras con su coche. Se iba a venir hasta casa a pasar el día allí y volvería al día siguiente, ya que trabajaba con Natalia aquella tarde.

Cuando llegamos a casa mi madre se lanzó a abrazar a mi hermana, mientras mi padre nos abrazaba a Miki y a mí.

- Mi niña, no te preocupes por nada que va a salir todo bien- la tranquilizó mientras acariciaba su cara con dulzura.

- Estoy bien, mamá, en serio, estoy segura de que no va a ser nada malo, ya verás como en nada estoy de nuevo en movimiento.

Cuando comprobó que su hija pequeña parecía estar bien física y anímicamente, se acercó a hacer lo propio con la mayor, mi madre me conocía bien, sabía que había ciertos temas que me hacían entrar en pánico, y sin duda, este era uno de ellos.

Guns&SecretsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora