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El nuevo día llega con un sol magnífico que me da en el rostro y me despierta. Mi espalda arde de dolor por dormir en una mala postura. Sofi no está en la cama, y yo me levanto con el miedo de que le haya pasado algo. Para alivio mío, ella está en el comedor con su madre. Cuando miro el reloj me percato que son las nueve y algo de la mañana. Ella me ve y dice con una sonrisa:
    —Tienes un sueño demasiado pesado. Traté de despertarte para que fueras a la cama.
    —Pues eso debemos agradecérselo a mi querido padre —respondo—, que ni un terremoto lo levanta. —Me acerco y me siento, después de saludar a la madre, que está vestida con una blusa blanca, un pantalón azul con rotos en las rodillas y unos tacones.
    —Voy al establecimiento a ver cómo va todo, ¿vale? José —dice, mientras me mira—, si quieren pueden salir. He dejado dinero en la cocina. Pueden salir adonde quieran.
    —Gracias, doña Ana. Hablaré con Sofi para ver adónde quiere que vayamos.
    —Vale —dice ella, y se levanta mientras se limpia con una servilleta la comisura de los labios—, pues los dejo. Hablamos en la noche, hija —y le da un beso en el cachete—. Cuídense mucho —y me da un beso también a mí en el cachete. Después, se va, cerrando la puerta suavemente.
    —¿Adónde quieres ir, Sofi? —Le pregunto.
    —No lo sé. Deja que me dé una ducha y lo decido. ¿Me esperas acá o en la habitación?
    —Acá. Mientras te bañas lavaré los platos.
    Ella me besa en la mejilla y se va. No demora ni veinte minutos en volver, vestida con una hermosa blusa negra que le queda bastante pegada, una falda blanca y unas vans de líneas blancas y negras. Yo me quedo embelesado viéndola. Después, digo:
    —Estás hermosa... —Y ella sonríe.
    —Anda —me dice—, ve a bañarte. Ya sé adónde ir. Pero no te diré hasta que te bañes.
    —Como ordene, señorita Sofía. Hasta ahora.
    Y, no sé si por instinto o por gusto, me acerco y le doy un beso en la mejilla derecha. Tal vez no lo vea, pero mientras camino hacia el cuarto de baño puedo jurar que sonríe. 

Yo viviré en tiWhere stories live. Discover now