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ANA

Después de darnos cuenta de la muerte de aquel anciano y que Vero me haya narrado cómo se dieron cuenta de que estaba allí era gracias a ese viejito, nos sentamos en la entrada de la cabaña. Por fin me sentí bien y libre así sea por poco tiempo.
    —¿Cómo llegaste adonde mí? —Pregunté.
    Y ella me respondió con una historia fascinante.

Un día todos estábamos en el cuartel después de la llamada de aquel personaje. Intentamos interceptar las llamadas de José. Pero los números que teníamos por terceros eran falsos. Todos estábamos frustrados de que todos esos intentos hayan sido frustrados. Estebamos muy cerca pero a la vez demasiado lejos. Pero todos sabíamos que la perseverancia era el instinto para alcanzar el objetivo. En la policía todos los sabemos con la cantidad de llamadas que nos llegan al cuartel. Por eso seguimos intentando hasta que, un día, todo había cambiado demasiado. Un chico llegó a nosotros en silla de ruedas, su nombre era Jorge, y dijo que te conocía y que sabía cómo encontrar el número de José. Eso nos dio una oportunidad para actuar casi de inmediato. A los tres días volvió este chico con un número de teléfono que, según él, era de José. Interceptamos una llamada a un tal Óscar, que según el chico era su antigua pareja sentimental. Al rato nos dijo que los dos tenían una estrategia perfecta para que te alejaras de él, pues tú eras su última pareja antes de él, y que con el camino libre ya José podría actuar. Después de darnos cuenta de esto le hemos llamado, diciendo que Óscar había llamado a una doctora. Allí fue donde entré yo. Aprendí enfermería en poco tiempo y después él me recogió en un lugar desconocido, pues antes ya me habían llevado en un carro con los ojos vendados. Pero mientras yo iba hacia donde ti, debíamos cubrir todos los flancos. Se tomó una orden de arresto para Óscar.
    A los días ya estaba en la cárcel, así que teníamos vía libre para empezar a hacer el operativo que nos ayudaría a sacarte de aquí. Después de llegar traté de suministrar muy poco medicamento para no dormirte por semanas, así si nos daba la oportunidad de escapar lo haríamos sin más.
    Jorge nos siguió ayudando hasta que un día le dio una complicación médica de la columna y le hospitalizaron. Desde eso no sabíamos nada de él, hasta que unos días después me dijeron por radio que estaba en coma. Fuera de la lesión que le dejó en silla de ruedas, había algo en unas vertebras que le complicó todo. Hasta este día tampoco me he dado cuenta de cómo sigue.
Después de varios días de estar acá, las cosas iban de maravilla. Llegó Rodríguez y me veía con él para seguir preparando cada cosa que podíamos pasar de alto. Un día José nos vio y simulamos ser amantes. Él no dijo nada, solo carcajeó varias veces y se fue. Desde eso no tocamos nada del tema. Se lo creyó y me sentí feliz de que así lo fuera. A los días él me obligó a acostarme con él, y me negué. No lo volvió a intentar. Pensé que todo salía de maravilla.
Un día José llegó borracho y se acercó a ti mientras estabas dormida. Pensé que te iba a matar y estuve muy cerca de la puerta. Solo gritó y al rato salió y yo simule limpiar algo. Bramó un intento de insulto que no logré escuchar y se fue. No volvió por dos días. Pensé que sería el momento idóneo para empezar nuestra huida. Hasta que un día recibí ordenes de esperar más tiempo para sacarte, ya que en Medellín no daban señales de vida para sacarte. Dos semanas, casi tres, se demoraron de más para llegar la orden. Pero aún no podíamos salir, Rodríguez y yo debíamos mandar la estrategia a seguir, pero José no me dejaba salir. Un día me escapé y me vi con él, y al rato llegó José con un arma y casi lo mata. Dijo que él me iba a impedir salvarte. Desde eso no lo veo. Hasta hace dos días, que se acercó a una ventana de la casa y dijo solo dos palabras:
    —Todo listo. —Y se fue. Ya teníamos luz verde.
    Después se dio la oportunidad, y salimos. Ahora debemos pensar cómo proseguir.

—Deja que trate de llamar a Rodríguez. —Siguió diciendo. Pero en mi mente solo había algo: Jorge ayudo a salvarme. ¿Sobrevivirá? 

Yo viviré en tiWhere stories live. Discover now