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El coronel y yo estamos fuera de la habitación de Tatiana. Sofía está con ella. Pero en cuestión de minutos nos llama y nos da el visto bueno a entrar de nuevo. Después de verle y saber que, al menos, está mejor, nos ha vuelto el alma al cuerpo. Al entrar una sonrisa pequeña llega a los labios de la madre de la chica por quien daría más que mi vida. Antes de que comience a hablar Tatiana, una llamada llega al celular del coronel.
    —Diga —dice el peso pluma de la fiscalía—, sí. Magnifico. Deme unos minutos y voy inmediatamente. —Y, dirigiéndose a nosotros después de terminar su llamada—: Hemos encontrado ADN de un sujeto.
    El tiempo se detuvo. Teníamos pruebas. Ahora falta el relato de Tatiana...

Yo viviré en tiWhere stories live. Discover now