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Ana y Mateo llegan a la casa de Andrea. Éstas salen y les reciben animosamente.
    —¿Lo que veo en tu mejilla derecha es una letra, Andrea? —Pregunta Ana cuando va a darle un beso allí. Todas ríen y le cuentan la historia, hasta que a Valen se le escapa algo que hace que Ana y Mateo abran los ojos como platos. ¡Qué sorpresa!
    —Estábamos jugando y ella cayó encima de mí. Al rato me bes... —Y Andrea le tapa la boca para que no prosiga. Pero estaba más que claro que iba a decir «besó».
    —Ustedes... —Empieza a decir Ana.
    —Sí. —Dice Andrea, que deja caerse de brazos.
    —¡Pero qué maravilla! ¡Me alegro mucho por ustedes! ¡Vengan las abrazo!
    Y se abalanza hacia ellas abrazándolas muy fuerte y dándole de a beso en la mejilla. Mateo les mira y sonríe. El grupo de migas de su novia es muy peculiar. Y si novia, algo singular. Definitivamente agua y aceite...

Mientras todos hablaban en la sala de la casa de Andrea, el timbre de la casa suena y Ana se levanta a abrir. Quien entra es Manuela y su novio, el ex camarero, Richard.
    —¡Amiga!
    Ana se abalanza sobre ella y le abraza muy fuerte. Ella le devuelve el gesto y entran, sentándose donde se encuentran todos.
    —Chicos —empieza Manuela—, tengo que contarles algo. Es... Un poco fuerte...
    Todos, incluido Mateo, contienen la respiración.
    —Vamos, suéltalo ya y no nos dejes con la duda —dice Andrea, desesperada.
    Manuela mete la mano en el bolsillo de su pantalón y saca una prueba de embarazo. Se la muestra a todos uno por uno.
    —¡Dios mío! —Grita Valentina—. ¡Estás embarazada!
    Y todos se levantan y le dan un abrazo, seguido de besos y frases motivacionales. Ahora ella se siente feliz y segura, pues nadie le ha dicho nada malo. Se siente feliz... 

Yo viviré en tiWhere stories live. Discover now