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Salimos de casa de Sofi a las dos horas, el sol ya ocultándose, con Camilo como acompañante. La hermana de ésta nos ha pedido que salgamos a comer algo en la calle. Vamos a comer, después de ganar 3 a 1, una hamburguesa por persona. Lo bueno es que es a pocas cuadras donde queda el establecimiento. Llegamos y nos sentamos mientras que Camilo pide lo que vamos a consumir. 30 minutos se demora el pedido. Mientras están caminamos al otro lado de la cuadra y entramos a una licorera, donde todos pedimos 3 codilleras negra. De fondo suena adiós amor de Cristián Nodal. Tomamos asiento en las mesas que están fuera, ya que dentro hace mucho calor.
    Poco se demoró en explotar la desgracia y mi miedo. Solo fueron segundos, pero todos empezaron a gritar del miedo y desesperación.
Todos nos enceramos dentro, esperanzados en no estar en medio del problema. Fuera había dos bandas de bello. Disparos suena incesantes y surcan el aire con solo un objetivo. Caen dos hombres, uno de cada bando, con gritos incesantes de dolor. Al rato se escucha una ráfaga de disparos que mata a dos personas al instante. Cada vez todos los presentes nos corremos hacia atrás. Gritos se escuchan desde fuera:
    —¡Vamos a matarlos, malparidos!
    —¡Ven y dímelo a la cara, hijo de puta!
    Y más disparos. Al final una sirena se escucha a lo lejos y todos corren despavoridos por la policía. Solo uno alcanza a gritar.
    —¡Volveremos a verlos y de esa no se van a salvar, carechimbas! —Y salieron en motos, que desde una cuadra lejos se escuchaban.
    Todos respiramos aliviados, y de la parte de atrás un líquido me llena la espalda.
    —¡Ahhhhggg!
    Y alguien se desploma a mi espalda. Al darme vuelta un charco de sangre en el piso me llenan hasta los zapatos. Sofía grita y me doy cuenta que la que está en el suelo con el cuello cortado y sangre saliendo aún de la carótida y la yugular es la hermana de ella. 

Yo viviré en tiWhere stories live. Discover now