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Rodríguez se toca la mejilla donde José le ha asestado el golpe: la derecha. Contraataca con dos golpes que su contrincante esquiva. Ana y Vero ya se han ido, ni se ven las siluetas. Otro golpe le saca de sus pensamientos, esta vez en el abdomen. El aire se le sale, pero no deja en ningún momento sus puños en alto. Rodríguez golpea dos veces con la derecha en la mandíbula de José. Éste se toca el lugar golpeado, y después saca su arma de fuego. Le apunta a la cabeza de su oponente y este con acto reflejo se abalanza y le tuerce el brazo. Tres golpes en el codo, doblándolo, hacen que se le caiga el arma. Tres golpes más que le llegan a José: uno en la espalda, otro en el pecho y el último en la cara. José se tambaleo hacia atrás y el oponente le asesta un gran golpe con su pierna derecha en el costado de él. Un grito de dolor, pero José le ha tomado el pie y lo lanza hacia atrás. Con una agilidad felina, el oficial da media vuelta hacia atrás y se levanta. Los puños en alto todavía, preparado para más pelea:
    —Aún tengo mucha que dar... —Dice el oficial.
    —Pero veamos qué tanto puedes recibir.
    Los dos se lanzan al mismo tiempo con los puños en alto.

Ana y Verónica pueden ver la pelea desde donde están escondidas. Tienen miedo de cómo puede terminar, pues vieron cómo José tenía un arma de fuego en la mano, que cayó al piso con una maniobra por parte del oficial. Ahora los dos se lanzan al mismo tiempo con los puños en alto, pero el que asesta primero es Rodríguez. Con miedo en el cuerpo, Verónica toma su arma y apunta hacia ellos.

Gustavo Sosa casi llega a la cabaña. Están a menos de 155 metros. Pero un sonido los desconcierta: un disparo.

El disparo alertó a José y a Rodríguez, que saltan hacia lados diferentes. Los dos caen con dolores, uno en un brazo y el otro en la cadera. José se levanta y corre, no sin antes tomar la semiautomática que sacó de su cabaña. Rodríguez toma el arma del piso. Los dos se apuntan. Solo uno saldrá vivo.

Los policías y Gustavo corren lo más rápido posible. Llegan a la cabaña, con el cuerpo a gachas. A lo lejos ve a dos personas. Uno de ellos es su oficial. No ve ni a Verónica ni a Ana, y eso le asusta. Suena un disparo, alguien cae al piso. Uno de los dos ha muerto.

Yo viviré en tiWhere stories live. Discover now