CAPITULO 42

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PLÁTICA

Narra Franco Magna

Ya no sé que hacer o a donde ir, mi hija dijo que vendría a mi para hablar pero aún no a llegado y ya ha pasado el tiempo.

Me siento decepcionado de mi propio yo, no me conozco.

Ahora mismo estoy viviendo en un departamento barato, corro el riesgo de que alguna otra manada me ataque ya que estoy como un rouge.

—¿Qué hacemos? –
Le pregunté a Támez, mi lobo.

—No lo sé, ya no sé si lo que hacemos esta bien o mal. –
Me contestó triste.

—Me siento igual. –
Le dije y ya no contesto.

Estoy comenzando a pensar que jamás debí de estar de lado de Antonio antes era un gran chico pero cambio mucho y ese día, el día que la volví a ver me mostró otra de sus caras.

—¿Ahora qué hago? –
Dije a la nada.

—¿Podrías abrirme la puerta? llevo como cinco minutos tocando. –
Me dijo una voz femenina detrás.

Olfatee y me quedé unos segundos en shock.

—¿D-Daniella? –
Pregunté mientras me acercaba a la puerta.

—¿Qué pasa? –
Me respondió y abrí la puerta.

[No puedo creer que ella esté aquí. ]

—¿Vas a dejarme pasar o hablaremos aquí? –
Me preguntó y yo la deje pasar.

—No puedo creer que que estés aquí. –
Le dije sorprendido mientras la veía.

—Te lo dije ¿no? cuando logre controlarme y no tenga ganas de matarte, aún me es difícil hacerlo pero aquí estoy a petición de Peter. –
Me dijo sin voltearme a ver.

[Su manera de hablarme duele, pero se que me lo merezco.

Soy un padre horrible. ]

—¿Qué es lo que quieres saber? –
Le pregunté luego de unos minutos de silencio.

Me encontraba sentado en el sofá y ella frente a mí en el otro sofá.

Levantó su mirada y me vió enojada.

—Solo quiero saber el porqué de tus acciones. –
Me dijo y la mire sorprendido.

—Será mejor contarte desde que me alejaron de mi manada. –
Le dije y comencé a narrar mi historia.

Pasaron los minutos e iba poco a poco respondiendo alguna de esas dudas hasta que llegamos al suceso que ocurrió antes.

—¿Cómo fue que te aliaste con Vega? –
Pregunto con sus puños cerrados en los que sus nudillos se veían blancos.

—Yo sentía que estabas en peligro y en el camino hacia ti me encontré con él, quedamos en un acuerdo para que te vinieras conmigo a la manada Dark Night para ser felices y estar juntos como una familia. –
Le dije y me miró con asco.

—Eso significa que no estás enterado de nada ¿verdad? –
Me dijo y yo negué.

—De lo único que me enteré es que tú ya habías hecho tu propia familia, lo que no se es en que momento. –
Dije con tristeza al no poder estar presente en su vida.

—Antes de lograr hacer esta manada y luego de que te fueras mi vida no fue la más feliz del mundo. –
Dijo con tristeza.

—¿Me lo contarías? –
Le pedí y asintió comenzando a narrarme la vida que tuvo que pasar desde que desaparecí.

¿Dejarán de rechazarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora