CAPITULO 65

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HOGAR DULCE HOGAR

Narra Daniella

Caminamos hacia la salida de la prisión y teníamos que pasar de nuevo por todas las celdas de los prisioneros, el hombre de mediana edad nos guiaba, parecía que conocía muy bien toda la prisión ya que tenía entendido que era como un laberinto en cierta manera.

—Disculpe...–le llame y me volteo a ver— ¿podría decirnos su nombre? –
Le pregunte curiosa y él me miró sorprendido.

[No podía seguir refiriéndome a él como "hombre de mediana edad" siempre, en cierta manera era incómodo. ]

—Mi nombre es Leonel Growney alfa Magna. –
Responde aquel hombre y yo sonrío.

—Gracias por guiarnos por toda la prisión señor Growney. –
Le digo y él al parecer se sorprende y asiente.

—E-El gusto es mío. –
Dice y vuelve a darse la vuelta para seguir caminando.

Suspire, sentía la mirada de los chicos encima de mí y tanto Mark como yo estábamos incómodos.

[Tal vez tengan la curiosidad de lo ocurrido dentro de la celda de Leos. ]

—Ustedes ¿quieren saber que ocurrió cierto? –

Pregunto y al instante olfateo la emoción de todos.

—¡Queremos saberlo todo! –

Dice Peter.

Volteo y miro a Mark y él solo niega resignado.

—¿Todo? –

Pregunto y siento la mano de Alberto en mi hombro.

—Todo. –

Responde él y yo sonrío nerviosa hacia ellos.

Peter esta a mi lado y toma mi mano y se acerca a mí y me mira con emoción, lo volteo a ver y suspiro.

—De acuerdo, hablaremos de eso ¿Mark? ¿me apoyas? –

Le digo a Mark.

—Creo que lo mejor es que usted lo haga alfa, si se le pasa algo yo apoyare con eso. –

Dijo Mark con tranquilidad.

—Esta bien. Cuando al fin llegamos a la celda de Leos me pude dar cuenta de que la puerta que lo mantenía encerrado era una extraña mezcla de plata y otros metales. –

Dije y me detuve para esperar el comentario de alguien, pero nadie dijo algo.

—¿Y que más? –

Pregunto Yun Wen quien venía al fondo así que no logré verlo de reojo pero sabía que estaba impaciente.

—Me dí cuenta de ello porque apenas Mark la tocó se sobresalto ¿estoy en lo correcto? –

Dije y pregunte a Mark, él asintió.

—Mi mano ardió aunque no le dije nada, creí que no se había dado cuenta. –

¿Dejarán de rechazarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora