Capítulo 47

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Eiden.

—¡Eiden!

La voz de mamá en mi cuarto me hace despertarme de un salto.

—¿Qué cojones?

—¡Tu lenguaje! — dice encendiendo la aspiradora.

—Mamá por favor, ayer dormimos hasta tarde para limpiar todo, no de nuevo— le digo tapándome hasta las orejas con mi colcha.

—Vamos Eiden, apenas y tendremos el tiempo suficiente— me quita la colcha y la tira al suelo—. Tienes que lavar tus colchas antes de que...

De nuevo esa expresión, me siento en el borde de la cama y la miro.

—¿Antes de que?

—De que se haga tarde.

—Mujer te conozco hace muchos años, toda mi vida, de hecho. Dime que está pasando.

La veo titubear cuando abre las puertas de mi armario y...joder.

La botella vacía cae al suelo, me había olvidado por completo de tirarla. El rostro de mamá me mira, esta enfurecida, levanta la botella y la pone frente a mis narices.

—¿Qué es esto Eiden?

—¿Una botella vacía?

—No bromees conmigo— está enojada, muy enojada.

—Eso fue hace mucho...

—¿Eres un alcohólico?

—¿Qué? Por dios mamá, no. Solo que antes no podía dormir si no daba unos cuantos sorbos es todo— le digo poniéndome de pie y buscando mis pantalones.

—¿Hace cuánto?

—Fue antes de que hiciéramos el viaje. Solo me olvide de deshacerme de la botella.

—Sabes que esto me agrada en nada Eiden.

—Ya lo sé, pero créeme que no tienes de que preocuparte.

Ella me mira con mala cara y medita un instante.

—Voy a confiar en ti, pero te juro que si estás mintiéndome...

—Ya verás que no— le digo abrochándome los zapatos y tomando las colchas del suelo.

Que me obligue a levantarme tan temprano para limpiar debería tener un castigo ante la ley.

Tomo mi teléfono, pulso la tecla de llamar, pero no hay respuesta. Kris no ha contestado mis mensajes ni llamadas, sé que no debería preocuparme o ponerme paranoico, pero lo hago. Así que alejo esas absurdas ideas de mi mente y marco otro número.

—¿Hola?

—Joder tío, creí que debería de esperar más para que respondieras.

—¡Tío, tengo sueño aun! — escucho de fondo la voz de Dave, y las risas de Teo—. ¿están todos juntos?

—Amm, si— dice Esaí—. Dave se ha quedado a pasar la noche en casa, ya sabes cómo es de perezoso.

—¿No tenías escuela? — le pregunto cruzándome de brazos.

—Si... pero hoy no me siento de ánimos.

—¡Conduces como chica, idiota! — el grito de Teo me hace saber que están conduciendo.

—¿A dónde se dirigen?

—Vamos a...

—Vamos a desayunar, joder. Te habríamos hablado, pero sabemos que odias levantarte temprano— dice David, al parecer le ha quitado el teléfono a Esaí.

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