Kristal.
—¿Qué tanto estás haciendo?
Salgo de mi habitación para encontrar a Jess revolviendo toda la alacena, se alza y su cabello negro le cubre el rostro.
—¿Dónde está el vino?
—¿Vas a comenzar ahora?
—No, Kris, hablo en serio. ¿Dónde está?
—Lo hemos dejado a un lado del refrigerador.
Corre hacia allá y toma una copa, veo mi computadora encima del sillón café que tenemos en la sala y algunas velas sobre la mesita de centro.
—¿Vas a traer a alguien? — le pregunto yendo hacia la cocina.
—Si... algo así— me mira y de repente sus ojos se abren como platos— ¡Mierda!
Su grito me hace sobresaltar.
—Tienes que vestirte.
—¿Vestirme? – me miro mi pijama y pantuflas rosadas—. No creí que estuviese desnuda.
—No Kris, ven aquí.
Me toma de la mano y corriendo me lleva hasta su habitación. Me pasa algunas blusas y vestidos y hasta que encuentra algo que realmente le gusta me lo lanza al rostro.
—Póntelo.
Es un vestido negro con girasoles estampados.
No hago preguntas, la obedezco y me lo pongo.
—¿Y los zapatos? — inquiero cuando conecta sus tenazas.
—Eso no importa— dice corriendo por el peine al otro lado de su habitación.
Se dedica en los siguientes cinco minutos a dejar ondas en todo mi cabello hasta que le agrada y comienza a aplicarme un poco de maquillaje.
—¿Me estás arreglando para que salga una vez que tu cita llegue?
Niega con la cabeza y me unta bile rojo.
—Cierra la boca y no te muevas.
Cuando me miro al espejo me agrada lo que veo, pero sigo sin entender ni pizca de lo que sucede.
—Ya está— dice mirando la hora—. ¡Uy! Y aún me han sobrado cinco minutos extras.
Me saca de su cuarto aun con las pantuflas y me sienta en el sofá, colocando la laptop sobre la mesita. Corre al interruptor y atenúa las luces.
—Listo.
—¿Vas a decírmelo ahora?
Niega con la cabeza y entonces el sonido de una llamada entrante me hace mirar la pantalla.
Mi corazón se detiene al leer el nombre de Eiden, miro a Jess y ella sonríe mientras se coloca su chaqueta y botas para la lluvia.
—Volveré dentro de un rato— se despide con la mano y cierra la puerta.
Trago duro y veo mis manos temblar cuando acepto la videollamada.
En su rostro se dibuja una sonrisa instantánea, veo su tierno hoyuelo y... ¿se ha peinado?
—Hola Kris.
Cuando escucho su voz es como si algo se incendiaria en mi pecho. No puedo evitar sonreír y acercar la pantalla hacia mí.
Entonces dejo de mirarlo y veo a su alrededor, detrás de él hay un cartel de feliz cumpleaños con cientos de adornos, veo las flores sobre la mesa, el vino y la copa a su lado.
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Nova Love
RomanceComo el colapso de una estrella que se libera sin medir consecuencias... así ocurrió en mi interior el brillar a su lado, "brillar" de manera inestable y por breves instantes. Igual que una nova, pero la explosión solo destruye o altera a la estre...