Kristal.
Todo aquí es completamente nuevo, todo es fresco y tiene un aire pintoresco. Dejo que el aire inunde mis pulmones y trato de sonreír.
—¿No te dije que sería increíble? — dice Jess extendiendo los brazos.
El padre de Jess nos ha rentado una habitación en un hotel cerca de la catedral de Notre Dame, las calles son hermosas y por donde quiera que mire no hay recuerdos, no hay nada que me lastime.
Jess comienza a desempacar sus cosas cuando su celular timbra. En cuanto lo mira desvía la llamada y después me mira.
—¿Qué quieres hacer? — trata de sonreír, pero sé quién puede haberle llamado.
—Lo que quieras, por mi está bien.
—Ay, vamos Kris, estamos en Paris. Seguro que quieres hacer algo...
—Solo... veamos a donde nos llevan las calles.
Ella asiente y comienza a preparar todo para salir. Mientras yo me detengo en la ventana hacia la calle, la vista es increíble y sin duda que me viene bien.
Salimos caminando, Jess insiste en subirnos a uno de esos buses turísticos y conocemos a dos chicos alemanes que también están de vacaciones, entre lo que conozco de inglés y lo que sabe Jess podemos hacer conversación, pero no me siento muy animada, así que después de un rato dejo de escucharlos.
—Kris, más tarde saldrán de fiesta. Quieren que vayamos ¿Qué dices?
Los miro, ambos chicos son rubios, muy altos con el cabello corto.
Niego con la cabeza.
—Paso, pero deberías ir.
Ella hace una mueca y rechaza la oferta.
—Si he venido es para estar contigo, no para salir con chicos.
Sé que aquello está costándole mucho a mi amiga y me siento mal por ella, pero no me siento de ánimos aun para comenzar a salir con alguien, igualmente intercambian teléfonos y se despiden con un beso en la mejilla, los chicos tratan de hacer lo mismo conmigo, pero los evado.
—Kris, necesitas un teléfono— me dice Jess una vez que bajamos del bus y comenzamos a caminar hacia un restaurante—. ¿Qué pasa si nos perdemos o no sé dónde estás?
—No me hace falta, no me despegaré de ti ni un minuto.
Ella hace una mueca.
—Vamos, solo lo tendré yo y tu mamá, además tendrás un número de parís... seguro que nadie puede hallarte.
Después de pensarlo y meditarlo, accedo. Tal vez ella tiene razón, así que después de comer un Croque—Monsieur nos dirigimos a comprar el dichoso teléfono.
Jess se dedica a hablar con la chica encargada y aun que pido que sea uno sin acceso a wifi al final termino con un modelo reciente. Jess no me permite pagarlo.
—Es mi regalo para ti— dice guiñándome.
—Pero si ya me has dado regalo el día de mi cumpleaños.
Recuerdo aquella falda corta blanca.
—Si, pero... este es tu regalo de graduación.
Pongo los ojos en blanco y la abrazo.
—Gracias Jess.
—Anda ya. Ponle el chip y dame tu número para agendarlo.
Lo hago y es patético que Jess y mi madre sean los únicos contactos existentes.

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Nova Love
RomansaComo el colapso de una estrella que se libera sin medir consecuencias... así ocurrió en mi interior el brillar a su lado, "brillar" de manera inestable y por breves instantes. Igual que una nova, pero la explosión solo destruye o altera a la estre...