Capítulo 75

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—No sé de qué hablas— le digo metiendo mis manos en mis bolsillos.

El agua escurre por todo mi cabello, ya estoy empapado igual que ella.

— ¿Por qué huyes?

—¿Huir? Yo no estoy huyendo Kris, lo siento debo llamarte ahora Krisy.

Ella abre los ojos y después me mira enojada.

— ¿Quién te crees que eres para burlarte así de mí?

—No, no me estoy burlando. Ahora amas que te llamen así, ¿o solo te gusta que lo haga Merle?

—No hablo del estúpido mote— me dice mirándome aún más enfurecida—. Hablo de que de pronto vuelves a aparecer y de la nada decides marcharte.

—Joder, no sabía que tenía que pedir tu permiso para irme.

Me mira claramente sorprendida, pero si va a atacarme debe de saber que no estoy dispuesto a soportarlo más.

—Pues no, no tienes que hacerlo.

—Ya lo sé, por eso no lo he hecho.

—Creí que querías hablar...

—Si, sí que quería, pero veo que solo te complicaría las cosas Kris.

—Ahora tú también estás mucho mejor, ¿no?

—Eso solo es asunto mío, ¿de pronto te importo de nuevo?

Ella mira hacia otro lado y yo doy media vuelta, esto no tiene sentido, pero antes de que pueda dar un paso ella se planta frente a mí. El maquillaje se le ha corrido.

— ¿Por qué no me has dicho la verdad?

— ¿Cuál verdad?

—Ella te drogó...

¿Cómo lo...? Recuerdo aquella noche en que se lo he contado a Merle, de seguro él se lo ha dicho.

— ¿Con que fin? — me alzo de hombros.

— ¡Con el fin de no quedar como un imbécil!

—Ya me ves de esa manera, si es lo que realmente crees no voy a perder el tiempo tratando de hacerte creer otra cosa.

Me estoy pasando, lo sé, pero si ella ya lo sabía ¿Por qué ha actuado de esa manera conmigo?

—Así que para ti es más fácil que quedes como un idiota y después te marches, que buen plan Eiden.

Cuando escucho mi nombre en su voz es como sentir paz en mi pecho.

—No es mi plan el agradarte de nuevo Krisy, lo has dejado en claro. Tú me detestas.

— ¡Para de llamarme así!

—¿Por qué?, ¿Por qué he de hacerlo? Eso eres ahora, ya no eres más Kris... mi Kris— doy un paso hacia ella sin dejar de mirarla, esperando que se aleje, pero no lo hace.

Sus ojos se tornan rojos y la veo tomar aire, mira hacia atrás como queriendo volver y un sentimiento de angustia me invade, ¿Qué si decide irse?

—Y tú te vas simplemente sin hacer nada para impedirlo— dice ella de nuevo alzando la vista y mirándome con rencor.

—¿Qué quieres que haga Kris? He hecho de todo, he intentado hablar contigo miles de veces y me has dado vueltas las mismas veces

—Tal vez si no hubiera visto aquello...— se queda callada y sé muy bien de lo que habla.

—Tal vez sí me hubieras dejado explicarte. ¡Tenías que confiar en mí! — la sangre me hierve por dentro y las gotas caen con fuerza sobre mi rostro—. ¡Tenías que escucharme! ¡Tenías que creerme! ¡Tenías que saber que yo no iba a hacerte daño!

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