—Brandon, Brandon.
Qué difícil es despertar a este tío. Está roncando y descansa sobre su estómago.
— ¡Brandon! — le muevo el pie y se sobresalta.
— ¿Qué? — dice entrecerrando los ojos y mirándome, después se talla la cara y vuelve a mirarme—. ¿Qué pasa?
—Necesito que salgas.
Él lo hace, está en calzoncillos, creo que no lo ha notado, pero no tengo tiempo para eso, el sol está por salir.
— ¿Necesitas un baño? Puedes usar un árbol— dice mirándome con gesto irritado.
—No, quiero que me digas que ruta debo de seguir para irme.
Parpadea y me mira rascándose la barbilla.
— ¿Qué dices? Aún nos queda un día más y vamos a...
—Tengo que irme ahora.
No sé si ha sido la urgencia de mi voz o la mirada amenazadora que he usado, pero él asiente y entra de nuevo en su tienda. Sale con una brújula en sus manos y me la da.
—Vas a caminar hacia el oeste, todo recto no te perderás, tienes que volver justo los siete kilómetros. En cuando puedas escuchar los carros en la carretera ya estarás cerca. Hay un autobús que parte a las diez de la mañana — Mira su reloj y asiente—. Sin duda que lo alcanzas. No tendrás señal hasta que hayas avanzado unos cinco metros.
Eso es perfecto.
—Muy bien, gracias Brandon.
Él estira su mano para chocarla con la mía y se despide entrando nuevamente en la tienda. Me cuelgo la mochila a los hombros y dirijo una última vista a la tienda de Kris. Suspiro y echó a andar.
Como no ha llovido el suelo es más firme y sin los quejidos de los demás es fácil regresar toda la distancia más rápido. Rehago todo el camino en menos tiempo, miro mi celular de vez en cuando para esperar la señal, cuando por fin creo que he logrado los cinco kilómetros lo alzo y puedo ver que tengo la suficiente para hacer una llamada.
Dos timbrazos y responde en seguida.
— ¿Qué pasa muchacho?
—Voy a volver tío Nicolás.
— ¿Qué pasó?
Lo escucho adormilado, pero sé que ya se ha despertado al escuchar lo que le he dicho.
—No pude... no pude hacerla volver...
—Eiden...
—Traté todo, le he dado su espacio, he esperado, pero ella misma me lo ha dicho. No quiere escucharme.
Al decir lo último mi voz se quiebra y tengo que detenerme en una roca. Mi tío suspira.
— ¿Cuándo piensas volver?
—Dentro de algunos días, solo necesito entregar el departamento, renunciar a mi trabajo y terminar de empacar.
— ¿Estás seguro?
—Si, no hay vuelta atrás.
—Bueno si es tu decisión y tu palabra... con gusto voy por ti al aeropuerto, solo avísame el día, ¿vale? Seguro que tu mamá se pone feliz de verte. ¿quieres que le diga algo?
—No, no hace falta preocuparla. Ya hablaré con ella.
—Vale muchacho, cuídate y... sé fuerte. Nadie muere de amor, o al menos eso he escuchado.

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Nova Love
RomantikaComo el colapso de una estrella que se libera sin medir consecuencias... así ocurrió en mi interior el brillar a su lado, "brillar" de manera inestable y por breves instantes. Igual que una nova, pero la explosión solo destruye o altera a la estre...