Me encuentro realmente aburrida, ya he limpiado y dejado todo en orden cuando el sonido en la puerta me pone alerta, el proveedor aparece con disculpas en el rostro.
Después de firmar la entrega y de que me ayudaran a meter todas las cajas me despido y cierro con llave, ahora tengo que acomodar al menos veinte cajas llenas de vestidos nuevos.
Suspiro y me agacho para abrir la primera caja cuando la perilla de la puerta me pone alerta. Me levanto con temor y miro a través del cristal.
Johny está ahí bajo la lluvia con una sombrilla y las manos en los bolsillos, en cuanto me ve sonríe. En seguida le abro.
—¿Qué haces aquí?
—Bueno, no quería que estuvieras sola esperando y has dicho que tienes que organizar la mercancía, vine a ayudarte.
Sonrío y niego con la cabeza. De pronto miro sus pantuflas.
—¿Y eso?
—He salido corriendo cuando me lo dijiste— dice riéndose.
Ambos comenzamos a abrir cajas y después de enseñarle a doblar las prendas me asegura que lo ha entendido y puedo comenzar con las otras cajas.
—Siento que hayas tenido que venir.
—¿Qué puede ser mejor que estar doblando vestidos a las once de la noche mientras cae una tormenta?
—Estar en tu cama, calientito.
—Sería una buena idea, pero no estarías tú. Así que definitivamente prefiero esto.
La pasamos horas en el suelo doblando y acomodando, comienzo a bostezar y me tallo los ojos.
—Es la última caja— dice sonriendo—. Una más e iremos a casa.
Asiento y me estiro un poco. Él también se mira cansado, su nariz esta roja y presiento que va a enfermarse por haberse mojado tanto el día de hoy, pero aun así la sonrisa en su rostro se mantiene y cuando nota que lo miro su rostro se enrojece.
—¿Qué pasa?
—Nada, solo estaba mirando que sin duda bien podrías entrar a trabajar aquí.
—¿Tendría que usar ese lindo uniforme? — pregunta señalándome.
—Por supuesto.
—Dudo que se me vea tan bien como a ti, pero podemos tratar— se pone de pie y se acerca a mí.
Doy algunos pasos atrás, pero ahora me tiene acorralada con la pared.
—¿Qué haces? — le pregunto riéndome.
—Tratando de ponerte nerviosa— dice mirándome a los labios—. ¿Lo estoy logando?
El aroma a vainilla inunda mi nariz y tengo que mirar hacia otro lado cuando me encuentro con sus ojos azules.
—Déjame pedir un taxi.
Se ríe y asiente.
—Ya he terminado con la última caja— dice y de pronto estornuda.
—Vas a enfermar.
—Soy de hierro, no te preocupes.
Una mueca se dibuja en mi rostro cuando estamos por llegar a mi apartamento, me ha dicho que seguirá en el taxi para ir a su casa, pero me siento realmente mal, me ha ayudado y no puedo dejar que se marche sintiéndose mal.
—Baja— le digo cuando llegamos a la entrada—. Te quedarás esta noche conmigo.
Su rostro muestra asombro y después niega con la cabeza.

ESTÁS LEYENDO
Nova Love
RomansaComo el colapso de una estrella que se libera sin medir consecuencias... así ocurrió en mi interior el brillar a su lado, "brillar" de manera inestable y por breves instantes. Igual que una nova, pero la explosión solo destruye o altera a la estre...