Capítulo 53

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He eliminado cuentas, cambiado de número de teléfono, y hasta de casa.

Ahora me quedo en el apartamento de mamá. Lo tenía que saber algún día, Jess le ha hablado esa misma noche y ha ido en cuestión de minutos solo han pasado dos días desde lo que ha...ocurrido.

—Se lo he dicho a Tom— admite ella avergonzada—. No sabía muy bien que hacer, dios, Kris si supieras lo que sentí al verte así...

—Tranquila mamá— le digo tratando de entenderla.

—Quiere verte, quiere hablar contigo.

Niego con la cabeza, no quiero lidiar con él ahora mismo.

Me ha aconsejado que me tome un tiempo para volver a la escuela, ella me ha dicho que estoy pasando un duelo... que me haya roto en pedazos y que la persona que más amaba me haya traicionado se puede resumir en una sola palabra... duelo.

Pero no, tengo que seguir con mi vida, tengo que hacerlo. Así que el lunes comienzo la escuela. Camino entre los pasillos, asisto a mis clases, pero es como si un modo zombie estuviese activado dentro de mí. no siento, no reacciono, no... no soy yo.

Ahora ya no puedo siquiera ir a mi heladería favorita o caminar por las calles del centro, y ni siquiera he podido cruzar la calle donde ellos se presentaron aquel día del concierto, evito a toda costa cualquier contacto con la música, pero ni todas esas cosas pueden alejar el dolor que aún siento.

—Kris, nena. ¿está todo bien? — León me mira angustiado y se pasa la mano por el cabello.

—Si...

—Te he llamado desde hace días y tu teléfono está apagado. Incluso te he querido enviar un mensaje por Facebook, pero ¿me has bloqueado desgraciada?

Niego con la cabeza y miro a León.

—Solo... quise alejarme un poco de todo eso.

—Creí que no volverías, a decir verdad, imaginaba que te quedarías con Eiden— Aaron sonríe.

Pero solo ha provocado que el dolor que parece ausente me golpee con fuerza. Siento mis ojos llenarse de líquido y entonces León golpea a Aaron en el estómago al tiempo que le indica que cierre la boca.

—Kris...

—Los veré más tarde— me levanto y salgo del salón.

Trato de controlar mi respiración, trato de no sentir aquella brecha abriéndose y rasgando de nuevo, pero no puedo.

—Kris, ¿Dónde te habías metido?

Las voces de Eric en estos instantes suenan como miles de arañazos en una pizarra en mis oídos.

—¿Qué quieres? — le suelto cuando se planta frente a mí con una estúpida sonrisa.

—Tranquila, solo he querido saludar.

—Ya lo hiciste, ahora lárgate— siseo evitándolo.

—Hey, ¿Qué pasa? ¿te has peleado con tu noviecito? — se ríe, pero al instante, al ver mi rostro entonces lo nota—. Mierda que sí ha sido eso.

—No te incumbe— le digo rodando los ojos—. Ahora déjame en paz.

—Te dije que al final terminaría siendo así, a que has ido y te has encontrado con que solo estaba usándote— hay cierta altanería en su voz y eso hace que mi sangre hierva.

—Cierra la boca Eric.

—Yo solo estoy afirmando lo que he dicho, ambos sabíamos que sería así... pero deberías estar contenta porque aún siento algo por ti Kris... quiero volver contigo.

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