Capítulo 51

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Eiden.

Miro a Kris y a Esaí sin parpadear. ¿Cuándo pasó aquello? ¿Por qué yo no lo sabía?

El rostro de Esaí parece asustado y me mira con cuidado.

—Bueno... es que...aquella vez que salimos, bueno... ya sabes.

—El día que le mostré a Esaí la ciudad le canté un poco... pero le pedí que no se lo contara a nadie— dice Kris como restándole importancia—. Es solo que no me agrada hacerlo y me siento muy nerviosa cuando me piden que lo haga. Además, no soy tan buena.

—Mentiras, eres una de las mejores voces que he escuchado.

Fulmino a Esaí con la mirada, ¿Por qué me enoja tanto? Porque puede que sea envidia... envidia de que Kris haya compartido aquello con él y no conmigo.

—¿Estás enfadado? — me pregunta ella después de un rato

Niego con la cabeza y respiro.

—Solo estaba un poco celoso de Esaí— admito y ella sonríe.

—Parece que hoy es el día de los celos.

Sonrío y beso su frente.

—¿Vas a mostrarme esa grandiosa voz?

Ella lo piensa un poco y después asiente.

—Vale, pero primero necesito algo de beber, contigo seguro que los nervios me pueden.

El saber que conmigo necesita más valor me hace sonreír.

—No necesitas esforzarte mucho, con solo sonreír tú ya me tienes impactado.

Se sonroja y baja la mirada.

—Vamos a casa de Dave.

La tomo de la mano y seguimos a los demás por detrás, Esaí se ha mantenido distante y quiero decirle que está bien, que no estoy enfadado, pero él parece evitarme.

—¡David guarda algo para los invitados! — la mamá de mi amigo le da con la cuchara en la cabeza.

Veo a Kris divertida, al igual que a los demás.

—Mamá, tú sabes cómo me encantan las tortas de pollo, además míralos. Están muy flacuchos, ellos no necesitan tanta comida.

Su madre rueda los ojos y fija la vista en Kris.

—Has tenido que soportarlos mucho, ¿verdad?

Ella se alza de hombros y sonríe.

—Me han caído bien todos— admite.

—¿Incluso el de feo carácter? — pregunta ella señalándome con su cucharon.

—Mamá, ya te he dicho que ella es la novia de Eiden.

Su madre abre los ojos de par en par y me mira.

—Pobre chica.

Suelto una carcajada al igual que ella.

—Ya en serio chica, ¿Cómo es posible que hayas pensado que era buena idea?

—No lo sé— dice ella mirándome y sonriendo—. Pero no me arrepiento.

Algo se mueve en mi interior y sonrío.

—Bueno he de admitir que ahora lo veo sonreír más de vez en cuando, siempre tenía una cara larga y seria, y siempre metiéndose en peleas con los demás.

Joder, ¿Qué idea tienen de mí, todas estas personas que me rodean?

—Me alegro de que lo hayas puesto en cinta. ¿vas a vivir con él?

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