Capítulo 40

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Eiden.

—¡Joder! ¿puedes salir del malito baño de una vez?

Denisse lleva cuarenta minutos en el baño arreglándose. Teo aún no se baña al igual que Esaí y David no encuentra su camiseta favorita. La casa es un caos, todos corren de un lado a otro, los nervios se sienten a flor de piel y es que hoy es el día del festival. Tomo mis baquetas y me coloco los audífonos a todo volumen para mantenerme concentrado, me siento en la orilla de la cama.

Cierro los ojos e imagino la batería frente a mí, golpeo una y otra vez al aire, doy gracias que mi dedo se ha recuperado y apenas duele. De pronto siento una presión cálida sobre mis labios, no necesito abrir los ojos, busco a tientas su cabeza y la atraigo aún más a mí. Kris se sienta sobre mis rodillas y continúa besándome hasta bajar al cuello. En seguida algo crece en mi cintura y me río por lo bajo cuando su mano se pasea por mi pantalón.

—Siento haberte desconcentrado— me dice cuando me quito los audífonos y veo su rostro a centímetros del mío.

—Eres una perfecta distracción. Contigo aquí se me van los nervios.

—Bueno, pero parece que he puesto nervioso a alguien más.

Su mirada baja a mi cintura y tengo que controlar mi risa para no carcajearme tan fuerte.

—Si, creo que... quizá si me cuesta mantenerme concentrado.

—Entonces...

Ella se levanta y se dirige a la puerta, sin saber muy bien que hará.

—Vamos a tratar de relajarte un poco...

Pone el pestillo de la puerta y se acerca con una sonrisa malévola y cargada de deseo. Vuelve a sentarse sobre mí y coloca sus labios en mi cuello, besando cada parte de él. Sin dudarlo caigo con mi espalda sobre la cama y con Kris encima de mí, beso sus labios, su cuello, su pecho y cada parte que está a mi alcance, el movimiento de sus caderas logra distraerme por completo y llevo mis manos a sus caderas para atraerla aún más a mí, mientras siento como sus manos viajan hasta los botones de mi pantalón y dándole más acceso para tomar lo que buscaba. Aun se escucha la música proveniente de mis audífonos y noto que suena mi canción favorita que sin duda... por el momento jamás dejará de serla.


—¿Llevan todo? — nos pregunta por décima vez David cuando subimos todo a la camioneta.

—Si, papá— se burla Esaí subiendo los tambores de la batería—. Todo está listo.

Asiente y entramos, viajo en el último asiento con Kris a mi lado. Y a mi mente viene el recuerdo de cuando le hice el día complicado al sentarme junto a ella sin decir palabra. Su mano busca la mía y cuando la toma, me llevo su dorso a mis labios y la beso.

—¿Estás nervioso?

—Podría estarlo más, pero digamos que... he tenido un momento para desestresarme hace un rato.

—¿Ah sí? — alza una ceja y joder que quisiera lanzarme de nuevo contra de ella cada vez que hace eso.

—Si... ha sido, fantástico.

—¿Cómo lo lograste? — David esta por completo girado hacia nosotros y nos mira con expresión divertida.

Ruedo los ojos y lo golpeo en el brazo.

—¡Auch! No me golpees, ¿quieres que mis fans me vean mallugado?

—Eres un fastidioso, déjalos en paz— lo regaña Teo desde el asiento delantero.

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