Cap 24

2.9K 298 5
                                    

Los nuevos padres se encontraban cansados, tenían nuevas reglas, nuevos trabajos, nuevos horarios.

Viktor entrenaba de lunes a viernes, de la mañana hasta la tarde y yuuri se dedicaba a cuidar a sus pequeños, hacer comida y mantener la casa un poco limpia, algo que Viktor le decía que no era necesario, el podía contratar cocineros, amas de llaves y niñeras, pero yuuri se negaba diciendo que el podía pero aún así contaban con una ama de llaves y un cocinero, ambos betas.

Cuando Viktor llegaba era usualmente recibido por su ama de llaves, pasaba por la cocina y encontraba el delicioso aroma de la comida de su prometido, recorría la habitación de sus pequeños y estos se encontraban dormidos, exhaustos, para terminar por la habitación de el y yuuri encontrándolo ahí, dormido, se veía tan hermoso, justo cuando entraba la alarma de celular de este sonaba indicándole que era la hora de comida de sus pequeños, yuuri se levantaba agitado sacando una sonrisa de Viktor.

-sigue durmiendo cariño, hoy puedo encargarme yo- le susurro Viktor al oído

Yuuri con los ojos aún cerrados se volvió a recostar sobre la cama y no tardó mucho en volver a caer complemente rendido, no sin antes decirle a Viktor "bienvenido a casa", el alfa sonrió y beso la frente de su amado volviéndolo a acomodar.

Salió de su habitación y escuchó pequeños llantos, justo a tiempo, se dirigió a la habitación y vio como ambos pequeños lloraban, suspiró y los tomó mientras en sus bocas ponía mamilas recién echas.

Solo habían pasado un par de días, tal vez una semana y media, yuuri y viktor evitaban sacar a los pequeños por recomendaciones médicas; estos pequeños bebés se veían tan llenos de energía, tan hermosos, el pequeño yuri empezaba a contar con un pelo rubio cual mazorcas, unos ojos verdes que abría de vez en cuando y que podrían jurar sus padres eran dos hermosas esmeraldas con un delineado negro al rededor; en cambio su pequeño hermano contaba con un poco, apenas nacido pelo color azabache, sus pequeños ojos que apenas abría eran azulados, hipnotizantes, grandes y hermosos, la piel del pequeño se volvía trigueña a comparación de la de su hermano la cual seguía un tanto pálido, eran tan hermosos verles comer juntos.

Al terminar sus biberones Viktor dejó a los pequeños de nuevo en una sola cuna viendo como estos entrelazaban sus pequeñas y suaves manos.

A pesar que yuri era mayor que jean por dos días yuuri y Viktor habían acordado un magnífico plan, los pequeños serían criados cual hermanos, el cumpleaños de yuri sería el que ocuparían para ambos y se practicaría con más frecuencia el lenguaje de señas, yuuri tenía un plan de vida completo el cual repasaba en sus sueños a comparación de Viktor el cual disfrutaba pequeños detalles como cargar a sus pequeños o sacar el aire de sus cuerpos con pequeñas palmadas en sus pequeñas espaldas.

Viktor tomó rumbo a su habitación, no sin antes avisar a la niñera de que ya podría volver a retomar su trabajo con sus pequeños cachorros; Viktor abrió la puerta y se encontró con un yuuri el cual se estaba estirando, sonrió de medio lado y rápidamente se dirigió a su lado sorprendiéndole con un pequeño beso en sus labios.

-mi dormilón favorito despertó- canturreó Viktor risueño sacando un gran sonrojo del nipón

-Viktor, me asustaste- reclamó tapando el gran sonrojo de su cara- lamentó haberte echo trabajar de más, prometo que no volverá a pasar- dijo mas calmado levantándose de su cama

-yuuri, te e dicho que eres mi prometido no mi esclavo, son también mis pequeños y pasar un tiempo con ellos al darles de comer no me hace daño- exclamo Viktor

El alfa se dirigió a su armario y sacó su camiseta dejando a la vista aquel hermoso torso, su lavadero perfectamente trabajado y su piel pálida, yuuri sin perder tiempo lo abrazó por la espalda y escondió su rostro en esta.

-se que no soy tu esclavo, solo quiero hacer las cosas de un buen esposo- susurro para luego alzar su cara- cosa como decir, bienvenido a casa Viktor, como te fue hoy?- comentó yuuri

El alfa interior de Viktor se derritió de ternura y rápidamente volteo su cuerpo para quedar frente a él omega, le sonrió y junto sus labios, sabía cómo ganárselo, el beso no se intensificó pero si tenía aquella chispa de amor que tanto los unía; después de separarse Viktor tomó al nipón entre sus brazos haciendo a este enredar sus piernas en el torso del mayor y en aquella posición ir hacia su cama, con mucho cuidado Viktor bajo a el omega y acostándose muy pegados y en un abrazo decidieron caer rendidos.

El patinador tras la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora