Cap 52

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Los Ángeles comúnmente es una ciudad muy amplia y siempre llena de personas, tal vez por eso viktor y yuuri habían creído que ese era el mejor lugar para criar a sus hijos, por que era como buscar una aguja en un pajar, aunque al parecer estos alfas eran buenos buscadores.

Había pasado una semana desde el incidente con aquel joven alfa, una semana en la cual el rubio buscó cómo volver a su estatus actual en la escuela y borrar todo rastro de que alguien viera algo ese día.

En esos momento se encontraba Jean solo, caminando por la gran ciudad, unos jeans ajustados, camisa color azul y una chamara delgada color gris, caminando por la pobladas calles rumbo al departamento de su novio, era un hermoso fin de semana, quería una cita con el asi como ningún otra, ir al cine, algún restaurante lujoso y tal vez poder dormir junto de el, abrazados, despertar por las mañanas y ver sus labios moverse expresando un "buenos días".

Jean y Guang tenían en cuenta que eran destinados, que a pesar de una ciudad tan grande ellos se habían encontrado y habían tenido ese lazo desde el principio pero querían hacer las cosas bien, formalizar, conocer uno de el otro. A pesar que las personas creyeran que tenían un simple mes de estar saliendo ellos en realidad tenían tres. Había sido difícil Gracias al gran interrupción de el rubio en estar casi siempre pegado a el alfa, aunque salir en secreto durante dos meses fue idea de el omega el alfa al fin se encontraba feliz de poder estar con el y que el mundo lo supiera.

Mientras caminaba con mucho cuidado observando las calles y las personas se percató de una florería cercana, en realidad se podría dar ese lujo, un pequeño regalo antes de el viaje que tendría que hacer. El motivo igual de el porque Jean y Guang estarían juntos todo un fin de semana era el echo de que pronto se acercaría la Grand Prix y yurio y su padre estarían en ella, leo, Yuuri y el al igual que todos los años estarían allí apoyándolos y celebrando con ellos, así que para justificar su larga ausencia Jean quería hacer eso por su omega.

Ya se encontraba frente al edificio de el departamento de su amado, mientras subía las escaleras un olor algo fuerte llegaba a su nariz, era extraño, se sentía gratificante, dulce y empalagoso, tal vez lo atraía un poco pero no comprendía que era.

Poco a poco, mientras más se acercaba a el departamento de el omega más fuerte e intenso se hacía el olor y lo extasiaba. Toco la puerta un poco nervioso y estiro un poco el cuello de su camisa intentando ignorar el olor o sus instintos. sabía que era peligroso, había visto a su hermano así e incluso a su madre, tenía que controlarse como siempre, no debía cometer ningún error. Pronto atendieron a la puerta, el omega abrió gustoso y se lanzó sobre el alfa tomándolo de el cuello y escondiendo su rostro ahí, Jean tiro las flores y abrazo al omega envolviéndolo en sus brazos sorprendido, el aroma ahora llegaba a su cerebro, sería más difícil de lo común.

-Jean...ayuda...ayúdame- intentaba el omega hablar lenguaje de señas pero apenas era capaz el de mantenerse de pie

El alfa trago en seco y rápido entro el departamento de este, lo tomó entre sus brazos y llevo hasta su habitación, intentaba mantener su mente en Blanco mientras se repetía "tengo hermano y mamá" para evitar hacer algo no debido pero como podía evitarlo si el ponía una cara tan erotica mientras se pegaba a su pecho disfrutando de sus fermonas.

Llegando a la habitación colocó al omega en la cama y bajo sus pantalones, ya tenía un gran problema ahí, el alfa se encontraba un poco asustado pero al parecer de la situación esta era la única manera, antes de llegar a la habitación había visto un bote de supresores vacíos, si eso no había funcionado tal vez esto si. Suspiro nervioso y vio a los ojos de su omega, este lagrimeaba un poco intentando ya acabar con aquel calor que emanaba su cuerpo, el alfa lo besó rápidamente en los labios y sonrio.

-solo intentaré ayudar, relaje, no haré nada que no quieras- expreso el alfa mientras acariciaba la mejilla de el omega e intentaba parecer menos nervioso de lo que en realidad estaba

Suspiro y se bajó hasta la entrepierna de este, comenzó jugando un poco con ella, moviéndolo de arriba a abajo viendo como el menor se extasiaba de placer, luego comenzó a lamerlo muy lento, dando en los lugares exactos donde el omega se ponía más sensible, al final lo terminó metiendo todo a su boca comenzándola a mover de arriba a abajo, el omega gemía de placer mientras disfrutaba aquello, no tardó mucho en que una corriente eléctrica recorriera su espalda para al final correrse en la boca de el alfa, era un sabor agridulce pero delicioso a su parecer, el alfa se levantó y miró al omega, este se encontraba fascinado y excitado, el alfa sonrió de medio lado y abrió su boca dejando ver aquel líquido blanco en ella, lo tragó y luego beso al omega el cual le siguió la corriente uniéndose en uno solo, eso no pararía ahí, el no lo podía dejar así, ese día irían hasta el final, el alfa ya no podía aguantar más y el omega estaba dispuesto a ser de el en cuerpo y alma.

El patinador tras la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora