Cap 11

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Aún era extraño despertar al lado de alguien, incluso dormir al lado de alguien era raro, a pesar de ya estar ahí más de dos semanas yuuri aún lograba sentirse feliz por pequeñas cosas.

Se complementaban perfectamente, hacían que el echo de que fueran "destinados" lo hiciera ver fácil.

Viktor solía levantarse pasadas las diez de la mañana, yuuri solía levantarse antes de la ocho y media, recibía a Viktor cual esposo, con desayuno preparado y un corto beso en los labios, a Viktor le fascinaba, le encantaba, no había tardado en acostumbrarse al suave tacto de los labios del nipón.

Después de eso Viktor ayudaba con cosas cotidianas como ser un "chofer" para el omega, dar pequeños masajes y mimar al embarazado, platicar con el bebé, incluso Viktor había logrado comenzar a sentir ese cálido calor derretir su pecho cuando el pequeño dentro de yuuri le dedicaba unas patadas.

-Viktor, me voy a trabajar más temprano, tu desayuno esta en la mesa, por favor arréglate rápido para que no se enfríe- comentaba un yuuri apresurado dejando un beso de despedida en los labios del ruso aún semi dormido

-adios cariño- respondió entre un bostezo

Algunas veces simplemente yuuri se iba en un autobús público pues sus horarios eran más ajetreados que los del albino el cual simplemente se dedicaba a practicar diario para sus competencias.

Yuuri se había bajado del transporte, sus días se habían vuelto felices y lo sabía, nunca había experimentado tal sensación pero no sabía cómo llevarla, siempre que intentaba ver lo positivo de esto que le pasaba llegaban pensamientos que simplemente lo abrumaban, "como tomarían sus padres la noticia de su noviazgo?, que pasaría en esos momentos entre Emil y el?, como podría explicarle al bebé todo esto?", su mente era un tormento de ideas.

Desde aquel día yuuri había empezado a evitar a toda costa volverse a encontrar con aquel alfa, ignorar sus llamadas, borrar sus mensajes sin siquiera leerlos, incluso era el motivo por el cual Viktor lo llevaba y también recogía del trabajo, en esos momento debía admitir que se encontraba temeroso, habían pasado dos semanas maravillosas pero no podía seguir así, tenía que volver a su realidad, pronto tendría un bebé, Viktor parecía aceptarlo completamente y estar cómodo con ello, pero también que pasaría con Emil, el también tenía derecho en conocerlo, también tendría que volver a aquella casa por sus cosas, su ropa, ropa del bebé, accesorios como sillas y cosas por el estilo.

Yuuri se encontraba completamente perdido en sus pensamiento que dio un gran salto al notar que justamente frente a su trabajo se encontraba aquel rubio del cual pensaba, empezó a temblar, este se notaba tranquilo, pensativo, yuuri quería comenzar a retroceder pero ya estaba en la vista del alfa el cual comenzó a caminar hacia el.

-yuuri, cariño, por favor platiquemos- rogaba el alfa acercándose a pasos lentos pero firmes

Yuuri seguía retrocediendo igual, algunas lágrimas amenazaban con empezar a salir de sus ojos, su mandíbula temblaba, sentía miedo.

-po..por favor de..déjame ya- decía temeroso el omega, un tanto tambaleante con su paso en retroceso

-cielo no digas eso, yo nunca te dejare ir- este le dedicó una sonrisa la cual causaba escalofríos- mírame bien, prometo que no te haré daño, no soy una bestia- comentaba con un tono tan tranquilo mientras desprendía fermonas

Y exactamente eso hizo yuuri, lo miró fijamente, era falso, lo seguía viendo, era una completa bestia esclava de sus impulsos, peluda, fea por dentro pero hermoso por fuera.

-n..no, déjame por favor- rogaba yuuri entre sollozos

Yuuri dio un rápido vistazo a sus espaldas, el camino de acababa y pronto lo alcanzaría, su estómago se encontraba cual piedra, sentía miedo.

-yuuri aún tenemos el lazo, te conozco tan bien, sientes miedo por el que dirán tu familia, sientes miedo del que preguntara tu hijo, temes del cómo actuara aquel alfa con el nacimiento, incluso se que temes por mi, del que are, pero yo solo te quiero a ti- su tono empezaba a sonar tan sombrío y sus ojos parecían oscurecerse cada vez que hablaba

-no es cierto, no sabes nada de mi!!- le grito asustado apretando sus ojos sintiendo como ya había logrado chocar con pared, sabiendo que pronto su destino seguiría como antes

-pero tranquilo, todo está perdonado, no me importa que hayas ido a la casa de aquel albino, no me importa que hayas echo en estas dos semanas, espero que te hayas dado el respiro que necesitabas, todo está perdonado, ahora solo vuelva ya- aquello último fue en un tono de exigencia, su mandíbula apretada lo decía todo, era una orden

-no, no, no!!- gritaba repetitivamente

Ya no se atrevía a ver que pasaba, con simplemente escuchar las palabras del alfa podía adivinar su expresión, había pasado por tanto con el que concordaba en el echo de que se conocían bien mutuamente, sabían lo que pensaban ambos, más el alfa de yuuri que biseversa; yuuri se pegó más a la pared esperando lo peor hasta que todo quedó en un completo silencio, no entendía que pasaba, los pasos de Emil ya no sonaba acercase hacia el, lentamente abrió los ojos encontrándose con aquella escena, Emil se encontraba en el piso, su nariz sangrante y su ojo parecía querer irritarse pronto, frente a él y acercándose a pasos rápido aquel albino, su súper héroe, las lágrimas salían por montones, nublaban su vista, sintió el suave tacto del ruso sobre el y decidió seguirlo con los ojos cerrados, mirando una última vez hacia atrás pudo ver los labios de Emil susurrar algo que le puso los pelos de punta, "serás mío katsuki", sus piernas comenzaron a temblar, entraron al recinto rápidamente y con apuros al consultorio, Viktor sentó a yuuri en la silla más cercana y se puso de cuclillas frente a él, ahí es cuando yuuri lo vio, su labio se encontraba sangrante, su frente roja y con un golpe creciente, se maldijo, el había causado eso, eso era su culpa.

-cariño no llores, tranquilo, te encuentras bien?- preguntaba Viktor mientras sobaba el estómago de yuuri en un intento de tranquilizarlo haciendo que esté lo mirara a los ojos

-es mi culpa, tu hermoso rostro arruinado- decía entre lágrimas y sollozos a lo cual Viktor le dedicó una pequeña sonrisa y tomó su rostro entre sus grandes y blancas manos obligándolo a verle fijamente

-nada es tu culpa, tranquilízate, el bebé no le gusta verte así- comentaba en un tono tranquilo

Yuuri lo miró y volvió a sollozar, Viktor le sonrió en una forma de tranquilizarlo y lo abrazó por la cintura, intercambiando fermonas mutuamente.

El patinador tras la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora