Cap 25

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Decir que yuuri katsuki, un omega y reconocido psicólogo, se encontraba echo un manojo de nervios le quedaba poco; ya había pasado aproximadamente el primer mes y medio de ambos pequeños, cada día poniéndose más hermosos y perfectos, regordetes y coloraditos.

Pronto llegaría a su gran hogar la trabajadora social que podría decidir el destino de su pequeño jean con ellos. Era un echo que aceptaría que se quedaran con el pequeño, tenían un sustento confiable, recursos, habitaciones, protecciones, el único echo que atormentaba a yuuri era si su pasado afectaría en algo o si incluso el echo de no estar casado con Viktor complicaría algo más.

-Viktor, ya te vestiste?- gritaba yuuri desde la habitación de sus pequeños

Se encontraba poniendo un pequeño mameluco en su amado jean el cual sonreía cada que yuuri le volteaba a ver; sus pequeños jugueteaban entre ellos mientras yuuri no podía evitar dar vueltas de un lado a otro.

Desde la puerta tocó Viktor y sonrió mientras modelaba aquel traje que había escogido su bello prometido para el, prometido sonaba tan bien pero algo que sonaba aún mejor en su cabeza era llamarlo esposo.

-te vez muy bien- comentó yuuri con una sonrisa dirigiéndose al alfa

Viktor contaba con un traje completo color azul acompañado con una corbata negra y unos zapatos que combinarán con tal prenda cara; los pequeños contaban con pequeños mamelucos a conjunto de un perrito y un gatito; en cambio yuuri se encontraba con un pantalón de vestir negro, una camisa de botones blanca que traía arremangada hasta los codos, un chaleco color rosa pastel y una corbata a combinar; eran una familia perfecta.

Dentro de la casa resonó el timbre principal, ya había llegado; rápidamente se asomaron por las escaleras y notaron como la ama de llaves abrió paso a un alfa alto y soberbio, contaba con una cara bonita pero una expresión de pocos amigos. Yuuri nervioso tomó al pequeño jean y Viktor al pequeño yurio y ambos bajaron rápidamente para saludar al alfa.

-un gusto conocerle, mi nombre es yuuri katsuki- decía un yuuri nervioso dedicando una sonrisa extraña. Estiró su mano y estrechó la del alfa el cual le dedicó una pequeña sonrisa

-mi nombre es Isaac Amcion, soy el alfa que se encarga de cerciorar si están en optimas condiciones de adoptar a un pequeño bebé- comentaba con voz gruesa mientras observaba superficialmente toda la casa- aunque creo que no abra muchos problemas- bromeó

-claro que no, por favor pase usted- comentó Viktor sonriente dejando paso libre al señor

-gusta te, café o agua?- preguntaba yuuri cortes desde el fondo

-un poco de agua ojalá no sea molestia- comentó el alfa a lo cual yuuri asintió e hizo señas a su ama de llaves de traer lo que quería- veo que tienen un poco de dominio sobre el lenguaje de señas, no?- pregunto el alfa mientras apuntaba y escribía cosas en su tabla

-cuando estuve hospitalizado había quedado tan lastimado de la garganta que no podía hablar, no sabían cuánto duraría eso así que Viktor y yo decidimos aprenderlo, aunque al menos ahora lo seguimos practicando por nuestro pequeño- comentaba un yuuri contento mientras rascaba el estomaguero de su perrito

El inspecto asintuo mientras escribía, se dirigieron a la habitación de los pequeños, se encontraba ordenada, la inspeccionó a fondo, ventanas, puntas de muebles, conectores, etc, asintió y salió de aquel lugar.

-díganme, piensan hacer un viaje pronto?- pregunto el inspector curioso a lo cual yuuri salto un poco y asintió

-pronto tendré una competencia en España y pensé en llevar a mi familia de vacaciones, además de querer ir a visitar a mis padres en alemania y los padres de mi prometido en Japón- comentaba Viktor meciendo al pequeño gatito en sus brazos

El pequeño yuri era un pequeño travieso y no tardó en tomar la mano de su padre y meterla en su boca dándole un gran mordisco, a pesar de no tener dientes llegaba a doler, sacando un pequeño grito de este el cual llamó la atención de todos

-como decía...- comentó restándole importancia y aclarando su garganta- de cuánto sería este viaje?, los médicos están enterados?, cuánto tiempo saldrían?- preguntaba mientras bajaban las grandes escaleras

-Los médicos están al tanto y nos comentaron que para el avión sería mejor darles a los pequeños un jarabe y llevar varias mantas para el frío, fuera de eso los dos están sanos, el viaje sería aproximadamente de un mes o mes y medio- comentó yuuri algo nervioso

El alfa seguía escribiendo, se sentaron en el sofá de su gran cuarto principal, solo observando fijamente cada movimiento de este, incluso cada sorbo de agua, cuánto más tardaría esta tortura.

-tengo enterado que no están casados y que ninguno de estos bebés son de su legítima sangre, usted simplemente dio su codiciado apellido, me equivoco señor nikiforov- comentaba interrogando a lo cual Viktor frunció el ceño

-exacto, aunque no tengo problema alguno de que no tengan mi sangre siguen siendo mis pequeños; como debe de estar enterado yo tampoco conozco a mis padres verdaderos, soy adoptado y eso no impidió a mis padres no reconocerme como uno de ellos- comentó intentando guardar la calma

El alfa sonrió de medio lado y volvió a ocultar su cara tras la tabla, así durante unos minutos hasta tomar un último sorbo de agua y levantarse de su lugar llamando rápidamente la atención de los padres.

-bueno, señores nikiforov, analizando los datos recabados y que están a mi disposición puedo decirles con entusiasmo que están autorizados como tutores legales de el pequeño jean jackes nikiforov katsuki- comentaba sonriente firmando un papel y poniéndolo frente a los padres

La joven pareja no sabía cómo reaccionar, rápidamente yuuri comenzó a llorar mientras recargaba su cabeza sobre el hombro de su alfa, Viktor en cambio solo podía sonreír, en serio ya todo había pasado.

-muchas felicidades, tenemos en cuenta que serán buenos tutores para este pequeño, cabe destacar que ahora es su responsabilidad y todas las consecuencias que vienen después- comentó mientras dejaba aquel papel sobre la mesa

La joven pareja asintió feliz y llevó al inspector hacia la puerta principal, al volver yuuri no podía dejar de leer aquel documento que autorizaba su maternidad hacia el pequeño que ahora yacía dormido sobre sus brazos, Viktor en cambio sonrió y se acercó feliz a su omega besándolo, la paternidad le sentaba tan bien y la amaba tanto.

El patinador tras la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora