Cap 46

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El sabía que aquel día llegaría, algún día sus caminos tendrían que volver a juntarse, pero, porque ese día?, porque en ese mal viaje de vacaciones a Japón?, porque justo cuando al fin le reveló a yurio quien era su padre este tendría que aparecer como en una novela?.

Mientras esperaban a el alfa yuuri husmeaba en su celular el mejor vuelo que pudiera reservar para esa misma tarde o noche, debes en cuando tiraba miradas indiscretas pero asustadas a la entrada mientras rogaba a los mil dioses que no entrara en aquel local.

Después de un rato, de forma calmada pero rápida llego viktor con sus dos pequeños los cuales entraron tomados de las manos como a diario lo hacían; Yuuri no pudo evitar ver a su pequeño yurio y suspirar un poco, se parecía tanto a él, de una forma delicada como omega.

-cariño, ya estamos aquí- comentó viktor sentándose rápido en la mesa junto a yuuri

Yuri y Jean se sentaron cada uno aún lado de leo haciendo que este les sonriera ampliamente y comenzara a darles de su comida como si ellos fueran niños pequeños; los dos jóvenes amaban jugar y mimar a su hermano menor el cual amaba hacer lo mismo por ellos.

-viktor...- le susurro Yuuri evitando que los pequeños lo voltearan a ver y llamando la atención de el alfa- encontré un vuelo a florida para esta noche, le puedo pedir a mi madre que nos empaque las maletas e irlas a recoger en un rato...no quiero arriesgarme a que el encuentre a nuestro pequeño- susurro yuuri algo tembloroso

Viktor se estremeció un poco al sentir cuan angustiado estaba gracias a su marca de lazo; aquel lazo que ellos tenían era fuerte e intenso, más poderoso que cualquier otro, era puro, y era fácil para ambos poder sentir con gran precisión los sentimientos de su pareja.

-cariño, relájate, mientras me tengas a tu lado nada malo puede pasarle a nuestra familia- le expreso viktor para luego dar un fuerte abrazo a yuuri y besar sus labios logrando tranquilizar a este un poco

La familia desayuno como si nada pasara, a excepción de manos adultos que tenían los pelos de punta. La ventaja que tenía yuuri en esa ocasión era el echo de que Emil nunca se interesó en cuáles eran sus pasatiempos y en donde le gustaba pasar su tiempo. Terminando el desayuno e intentando disimular lo más posible viktor condujo hasta un gran lugar el cual yuuri le había dicho. Era grande, espacioso y un terreno fuerte para viktor.

-chicos, quieren patinar un rato?- pregunto yuuri una vez el auto se estacionó

Los tres niños asintieron y todos bajaron emocionados de el auto con dirección al gran local.

Mientras viktor distraía a los niños con pequeñas clases y competencias sobre hielo, Yuuri mandaba mensajes eufórico hacia su madre y hermana para que lo ayudaran a tener todo listo para que el llegara y tomara sus cosas para irse lo más lejos posible.

-yuuri!!- se escuchó un grito a lo lejos

El omega alzó la mirada y su esposo e hijos le sonreían mientras le estiraban la mano

-Ven con nosotros un rato- rogó viktor con una sonrisa relajada y sus ojos azules cristalizados

-yo..yo no soy bueno patinando- explico yuuri con una sonrisa nerviosa- sigan ustedes- animo y les dedico una sonrisa

El pequeño Jean salió de la piste y rápido se sentó al lado de su madre posando su cabeza sobre el hombro de el mayor llamando su atención.

-pasa algo pequeñin?- pregunto yuuri confundido acariciando el rostro de su hijo

-si tú no estás en la pista entonces yo tampoco, me quedaré a tu lado para protegerte- explico el pequeño con una cara seria viendo cómo los otros seguían jugando sobre el hielo

Yuuri se sorprendió por unos momentos y luego sonrió, dio un abrazo a su pequeño hijo y lo tomó de la mano entrando ambos a la pista, era cierto, era divertido, quitaban un poco de angustia de ellos y reían a carcajadas viendo como viktor casi cargaba a yuuri.

Ya se encontraban de regreso en el auto, justo a tiempo, los tres pequeños dormían en el asiento trasero, tan profundo que les daría tiempo de su plan.

Apenas llegaron a las aguas termales yuuri entro rápidamente por sus cosas mientras viktor vigilaba desde afuera, todo era tan rapido y extraño que parecía de contrabando, poco tiempo hubo para las despedidas y mucho menos para las lágrimas, tal vez sería formar unas nuevas vacaciones muy largas o una nueva vida, el tiempo lo diría.

El patinador tras la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora