Dejar de observar al recién nacido no era una opción, a los ojos de sus padres era perfecto, era pequeño, dormilón y mimado. Habían pasado cuatro días desde el nacimiento y yuuri ya había vuelto a ser el mismo de siempre, feliz y contento, Viktor por su parte se había convertido en alguien sobreprotector y que nunca dejaba de tomar fotos, estos dos se encontraban tan entusiasmados en su burbuja del amor familiar que se habían olvidado por completo de la competencia que tendría Viktor en pocas semanas.
Practicar durante las mañanas y en las tardes ir a visitar a su pequeño y su prometido, era la nueva vida de Viktor, yuuri había logrado recuperar la voz, pronto podrían salir de aquel hospital y volver a su rutina diaria, además de que Viktor les tenía planeado un viaje para ser acompañado a la Grand Prix por su familia.
Ya había pasado la primera semana del recién nacido y este ya había empezado a tomar un poco más de color y forma, su suave y delicada piel era clara, ceniza, parecía porcelana recién pulida, pequeño cabellos empezaron a salir sobre su cabeza casi calva, eran tan claros que casi creían que podría salir albino como Viktor, pero en cambio de eso eran rubios, pequeños cabellos rubios delgados, apenas había podido abrir aquellos delicados ojos, por lo que se había visto contaba con unos grandes ojos verdes esmeraldas, una diminuta nariz la cual hacía dudar a Viktor si por ahí lograba respirar, a pesar de los muchos parecidos con su padre biológico Viktor y yuuri no podían evitar amarlo incondicionalmente.
Yuuri se encontraba en su rutina diaria, después de lo pasado con el secuestro y el parto al fin había podido pararse de aquella cama, comenzando por pasos pequeños y ayudado de Viktor, primero de la cama al baño con una andadera, siguió por los pasillos y en esos momentos solo se encontraba tomado de el musculoso brazo de Viktor, aún a pasos no muy rápidos pero si más definidos y con rumbos más alejados como lo sería los cuneros, ahí se dedicaba a observar por la gran ventana de vidrio a todos los pequeños recién nacidos, más específicamente a su pequeño rubio recién nacido.
-yuuri, ya iremos a casa- le comentó Viktor sin quitar la vista de el pequeño rubio que yacía dormido en los brazos de una enfermera
-como una familia?- pregunto nervioso apretando el agarre del brazo de Viktor a lo cual posó su mano sobre las del omega y le sonrió
-como una familia- respondió Viktor con seguridad
Volvieron a aquel cuarto, sería su última noche en aquel lugar y a la mañana siguiente tendrían muchas formas y papeles que llenar más algunos exámenes médicos finales.
Yuuri se encontraba emocionado, pronto saldría de aquel lugar y tendría aquel cuento que había imaginado; las horas pasaban como tortuga, no podía esperar más, ansiaba salir de ese lugar. Viktor ya se encontraba dormido, en realidad yuuri no creía poder dormir pronto, suspiró y miró la hora en su celular, 1:30 a.m de la madrugada, volvió a suspirar por lo bajo y con sumo cuidado se levantó de la camilla y se dirigió al bañó, se sintió orgulloso de sí mismo al ver su pequeña evolución.
Unos pequeños llantos se empezaron a escuchar por el hospital, eran llantos de angustia, eran de un bebé lo podría asegurar, yuuri se asomó por la puerta del baño para notar si su prometido también los escuchaba pero llegó a la conclusión de que no, observó la puerta esperando que alguna enfermera entrara con su pequeño en brazos pero tampoco paso, revoloteó su cabeza varías veces y suspiró, decidió salir del baño e intentar dormir, sería un día importante y no le convenía estar cansado.
El llanto revoloteaba por su cabeza, era cada vez más fuerte, que estaba pasando?, por más que se tapaba los oídos o cara con la almohada no paraba de escucharlos, lo llagaban a abrumar, porque hacían sufrir tanto a un pequeño bebe?; algo frustrado suspiró y se levantó decidido de la cama, agarro un bastón que estaba al lado de la puerta principal y silenciosamente salió.
Era aún de madrugada y recorrió los pasillos obscuros, incluso sentía pavor en su cuerpo pues recordaba a una película de terror pero estaba dispuesto a callar aquel llanto; camino de un lado a otro, de arriba abajo, recorrido cada lugar para llagar a dar a las incubadoras, era extraño, el no había estado ahí antes, era buena idea seguir adelante?, la respuesta fue concedida por el llanto el cual volvió pero cada vez más fuerte y agudo, la cabeza de yuuri quería estallar, frunció el ceño y se dirigió al gran ventanal del hospital, de pronto todo calló, había silencio, sus ojos se abrieron como plato, la enfermera que se encontraba allí dentro estaba sorprendida, que estaba pasando?.
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El patinador tras la bestia
FanfictionViktor, arrogante y extravagante alfa, un patinador de medallas de oro pero corazón de metal. Yuuri katsuki, un especialista omega en gente como viktor. Viktor es obligado a tomar consultas por cierto problema que tuvo en la pista con un beta; conoc...