Cap 35

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El regreso de Viktor era pronto y el omega interno de yuuri lo deseaba con ansias, al fin podría volverlo a besar, abrazar y poder frotar sus cuerpos, tal ves incluso volver a remarcar aquel lazo que guardaba en su nuca, el tan solo pensar en eso lo hacía sonrojar y saltar de emoción, acaso se estaba convirtiendo en un pervertido?.

Mientras terminaba de arreglar a sus pequeños niños, los cuales tampoco sabían cómo contener su emoción, tomaba su teléfono viendo el mensaje que la limusina ya había llegado a la entrada de su casa.

-niños, ya llegó el auto, rápido- dijo emocionado en ceñas haciendo a ambos niños asentir

Con cuidado pero rápido todos bajaron y con ansias se subieron a el auto para ir a con el peli plateado.

mientras estaban en camino yuuri perdió su vista en el infinito de la carretera pensando en su vida, su amada y preciada vida; recordó la cara de viktor la primera vez que tubo que cambiar un pañal sin ayuda de las niñeras, recordó la primera vez que intento ayudar a caminar a jean pues yurio ya se encontraba un poco mas adelantado, cuando les dio por primera vez de comer papilla a los bebes, la primera vez que juntaron sus labios en aquel beso ardiente para fusionarse el uno con el otro en una noche de amor y pasión desenfrenados; tantos recuerdos que hacían que una corriente eléctrica recorriera su espina dorsal sacando una sonrisa sosa. También durante el camino recordó que viktor le debía un viaje a japón desde hace algunos años, un viaje el cual habían pospuesto por su pequeño jean, el cual a duras penas lograba dominar el ruso en lenguaje de señas, el ingles ni hablar, aunque su pequeño yurio se le complicaba un poco el ingles dominaba a la perfección el ruso y japones gracias a viktor y a el.

Yuuri volvió a la realidad notando como no se encontraban llenos hacia el aeropuerto, su corazón comenzó a latir más de lo debido, no podía ser; se encontraban pasando por una playa, aunque bonita, muy alejada de su destino o de su casa; sus instintos de omega se activaron y comenzaron a desprender Fermonas por el auto, los pequeños que reían le prestaron atención a su madre el cual se levantó rápidamente y se dirigió a la ventanilla que conectaba el asiento de el conductor con la parte trasera de la lemosina.

-disculpe, nosotros nos dirigimos hacia el aeropuerto- dijo yuuri intentando sonar tranquilo cuando los nervios colaban en sus huesos

de el otro lado no había respuesta alguna, la desesperación comenzó a hacerse presente, los pequeños podían sentir aquellas fermonas que yuuri desprendía inconscientemente y rápidamente dejaron de jugar para ver a su madre; era el?, en serio era el?, que quería?, ver a yurio?, lastimarlo?, o lo que en verdad quería es a el?. muchos escenarios aparecían por su mente, sus ojos se cristalizaron, no de nuevo, no a su pequeños.

-mama estas bien?- pregunto el pequeño peli negro acercándose a su madre

yuuri guardo el aliento y dedico una cálida sonrisas a sus pequeños logrando tranquilizarlos, antes de buscar una solución necesitaba que sus pequeños estuvieran tranquilos. El auto freno de golpe haciendo asustar a yuuri, ya habían llegado?, tomando la vista de la ventana era una hermosa playa, la puerta de el auto se abrió dejando entrar la luz, tapo el paso a sus pequeños y los coloco tras el, intentado tomar una postura firme suspiro y salio de el auto; la deslumbrante luz de el sol lo cegó por unos momento  luego poco a poco observo como varios rostros sonrientes los recibían, los pequeños empujaron a su madre y salieron sonrientes corriendo, yuuri no entedia nada aun, unos brazos se abrazaron de su cintura y pegaron sus labios, ese aroma, esa calidez de lo labios opuesto hicieron a yuuri relajar  y bajar la guardia.

-feliz cumpleaños cariño- menciono el opuesto separando sus labios de el omega

yuuri sonrió y comenzó a llorar mientras se apegaba al pecho de viktor y golpeaba levemente, el alfa no entendía bien que pasaba, acaso había echo algo malo?.

-pasa algo yuuri?- pregunto el alfa albino separando a su pareja de su pecho

-eres un idiota viktor- le comento para luego unir sus labios de nuevo en un beso que los fundiría a ambos, era algo que ambos necesitaban













El patinador tras la bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora