CAPÍTULO 15 ATRAPADOS

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Damián nunca en su vida se había arrepentido de hacer algo, como se arrepentía ahora.

El viaje lo habían realizado en uno de sus aviones privados, hasta el aeropuerto más cercano al rancho de Santiago, pero de ahí distaban muchísimos kilómetros y bastantes horas para llegar a su destino.

En todos estos años Santiago se había resistido a tener una pista, de aterrizaje en el rancho y a adquirir una aeronave, que Damián le había aconsejado que tuviera para facilitarle sus traslados, pero hasta hacía poco tiempo, que a regañadientes había aceptado, sin embargo, para su mala suerte ese proyecto aún estaba en proceso.

Durante el vuelo habían sido acompañados por su equipo de seguridad, pero ellos no avanzarían más allá. Era muy arriesgado meter a sus hombres armados a plena sierra, en donde abundaban los grupos delictivos, además podían sentirse amenazados pensando que eran miembros de algún grupo rival.

El siempre que visitaba a Santiago lo hacía sólo y sin armas, eso le facilitaba el tránsito hasta su destino, debido a que no representaba una amenaza, sin embargo ahora las cosas eran distintas, no viajaba sólo, y se reprochaba a sí mismo su estupidez, no había pensado bien las cosas, de hecho desde que ella entró a su vida de nuevo, ni siquiera pensaba, sólo había actuado por impulso como cuando ella le entregó aquella nota para sus tíos, entonces la había mirado a los ojos y no había podido decir que no, así como ahora, había visto su mirada asustada y suplicante y tampoco había podido decir que no.

Ahora se lamentaba, los caminos, en algunos lugares, estaban en buenas condiciones, pero en otros eran pésimos, los pueblos por donde habían pasado, se veían solos y amenazantes a la vez, el conocía ésto, había hecho esos recorridos no en muchas ocasiones, pero si varias veces, las suficientes como para saber que el peligro podía estar en cualquier lugar, sobre todo ahora que había ignorado varios factores. ¿Primero? Su hermano no sabía que se dirigía hacia allá, por lo tanto, nadie lo esperaba y su trayecto no sería vigilado y resguardado por los hombres de Santiago. ¿Segundo? Al parecer las cosas no estaban del todo bien en esos lugares, la gente se veía nerviosa y recelosa ante su paso, lo que indicaba que no había paz, quizás algunos de los grupos tuvieran una guerra declarada en esos momentos y eso, quisiera o no, los ponía en peligro a ellos, aunque no formarán parte de ningún grupo. ¿Tercero? De ser atacados, no contaba ni con escoltas, ni con armas para defenderse y por último y lo más importante. Laura.

Ella era como cargar con una Granada que no se sabía si explotaría o sería inofensiva. Era un arma de dos filos, como puede que ayudara para que les dejaran pasar sin problemas al considerar que un hombre y una mujer eran inofensivos y no representaban peligro alguno, o puede que al ser ella una mujer tan hermosa, pudiera, atraer la atención de gente que pudiera deshacerse de él y llevársela a ella, eso era muy común por aquellos lugares sin ley.

Así, que mientras más avanzaban al interior de la sierra, más dudaba si continuar o retroceder, mientras tanto en cada lugar en donde su teléfono lograba tener cobertura marcaba a Santiago y al rancho sin lograr comunicarse.

*****
Laura se sentía nerviosa, dudaba de qué hubiera sido mejor, si quedarse en el rancho de Damián y arriesgarse a que Alfonso se apareciera por ahí y cumpliera, sus amenazas o estar ahora en esos solitarios paraje, que daban escalofrío.

No entendía porque Damián había dejado a sus hombres en aquel lugar, ella pensaba que aquí con ellos era donde los necesitaban, sobre todo después de pasar por varios poblados, en donde la gente se mostraba o asustada ante su paso o los miraban con recelo

Ella no se sentía segura en ninguna parte, en esos momentos cruzaban por una solitaria carretera que se extendía por en medio de enormes y altísimos pinos, que hacían el ambiente más aterrador todavía, sobre todo porque veía como Damián escudriñaba con atención a los lados del camino como si de entre los árboles pudiera salir alguien para hacerles daño, observaba como la tensión se acentuaba en él a medida que avanzaban.

De pronto al dar vuelta en una curva sintió como su cuerpo era enviado hacia adelante, al frenar la camioneta con brusquedad.

Cuando por fin pudo prestar atención a lo que sucedía adelante, después de que Damián la hubiera sostenido con su brazo para que no golpeara su cabeza contra el vidrio, observo como a unos metros de donde quedaron había varios troncos de árboles sobre el camino.

De inmediato varios hombres armados aparecieron de la nada. Ella se quedó estática en su lugar, viendo con angustia como Damián era, sacado de la camioneta con violencia, luego lo pusieron contra ésta para revisarlo buscando armas, él la miró a través del cristal delantero. Su mirada le transmitió paz, si estaba asustado no lo demostró, sólo le dedicó una leve sonrisa y ella supo que no debía de temer, aunque estuviera rodeada de matones apuntando sus armas hacia ellos. El la liberaría de esta situación, estaba segura.

*****
Damián sentía cuando menos dos armas pegadas con tanta fuerza a su cuerpo que lo lastimaban, una en sus costillas y otra en su cabeza, esos hombres lo revisaban con brusquedad y usando toda clase de improperios en su contra pero no le importaba, su preocupación era Laura.

Cuando la miró a través del cristal descanso aliviado, ella estaba bien, su rostro estaba aterrorizado, pero él le sonrió, no quería asustarla más, así que se mostró tranquilo, aunque no lo estuviera, sabía que esos no eran hombres de su hermano, ellos no hacían esas cosas, no sacaban a la gente a golpes como el que le habían propinado en pleno rostro y por el cual tenía adolorida e hinchada la quijada, pero se daba cuenta de que tampoco eran de la peor gente que había en esos lugares, y eso le daba esperanzas, no por él, sino por ella.

_ ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué están aquí? - interrogó el que parecía ser el jefe de ellos.

_ ¡Contesta! - exclamó otro de los hombres dándole un golpe con su arma en la espalda.

Damián se retorció de dolor. No sabía que contestar, si decía la verdad podía ser su salvación si ellos conocían a su hermano y eran aliados de él, pero si resultaba que eran de algún grupo contrario, ese sería su fin.

_ Me llamo Damián. - decidió hablar con verdades a medias. _mi esposa y yo venimos de visita.

_ ¿Conoces a alguien de por aquí? - el hombre que lo interrogaba lo miró ceñudo.

_ ¡Bruno! - grito al ver que otro golpe se dirigía hacia su rostro. _Bruno es mi amigo.

Un silencio sobrecogedor se dejó sentir ante sus palabras. Todas las miradas se volvieron hacia él.

En total había unos veinte hombres, todos armados, todos con caras de pocos amigos, pero al pronunciar ese nombre Damián observo como algunos rostros palidecían, otros lo miraron con temor y unos más con esperanza, él no supo por qué, pero sin duda eso era bueno.

_Llévenselos. - ordenó.

Para su sorpresa retiraron las armas que les apuntaban y permitieron que Laura se reuniera con él.

En cuanto estuvieron juntos ella se hecho a sus brazos. Estaba temblando, y aunque lo lastimaba no la aparto de sí.

_Perdóname. - susurro sobre su cabeza. _no debí traerte a este lugar.

_Yo te lo pedí. - trato de justificarlo.

_Pero debí tener más sentido común y no meterte en esto, tu no sabías y yo sí.

Ella no contestó, solo se pegó más a él y dejó que él la envolviera con sus poderosos brazos.

No se pierdan el próximo capítulo titulado: "SEPARADOS"

Los espero. Saludos.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora