CAPÍTULO 55 CONFUSIONES

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Ambos permanecían de pie mirando a través de la ventana, Damián se había quedado serio, demasiado serio.

_ Linda. ¿Que sientes por mí? - preguntó sin apartar la vista de la ventana.

Ella dudó. No sabía si abrir su corazón o no, temía que lo que él esperaba, fuera que ella estuviera tan asustada que no quisiera tener nada que ver con él y así deshacer su propuesta de matrimonio.

_ ¡Laura! - se volvió hacia ella al notar su silencio. No quería que dudara, quería saber si su amor era tan grande y fuerte como el de él, si sería suficiente como para luchar juntos contra todo y contra todos.

Ella seguía en silencio, el bajó la cabeza abatido, eso lo decía todo.

_ Lamento lo que sucedió. - dijo con pesar, de verdad, lamento tanto que hayas tenido que pasar por esto, siento mucho que haya sido mi hermano el que te haya hecho daño, en el fondo tenías razón, no somos buenos, ni para ti, ni para nadie. - se apartó de ella.

_ ¡Damián! -intento detenerlo al borde del llanto.

_No... No digas nada. Lo entiendo. - dijo zafándose de su agarre. _lo único que puedo hacer es pedirte perdón en su nombre, en nombre de mi familia y en el mío propio. Lo siento. - dijo con voz ronca y salió.

Ella se quedó con el corazón hecho pedazo y él se fue con el corazón herido. Ninguno entendía por qué esto tenía que terminar así.

*****
Damián salió al aire frío de la madrugada, pero no lo sintió, su corazón estaba más frío aún.

Se detuvo a ver las maniobras que los hombres de Santiago y Roberth hacían, no sabía de donde había llegado tanto vehículo, pero en cada uno subían a los prisioneros según su destino y con ellos varios hombres ya fuera de Santiago o de Roberth y se marchaban con ellos.

A lo lejos observo a Santiago hablando con Roberth. Se dirigió hacia ellos.

_ ¿Cómo te sientes? - preguntó Roberth.

_ Bien. - mintió, no se sentía bien, ni física ni emocionalmente, su cuerpo estaba sumamente adolorido, oscuros hematomas se habían formado en diferentes partes de su cuerpo, aun se le dificultaba respirar y caminar, pero estaba en pie, resistiendo, y no dejándose llevar por el dolor, veía, a su hermano que estaba como si no le hubiese pasado nada, pero ahora lo comprendía, al igual que él, había recibido un castigo despiadado, pero gracias al entrenamiento podía sobreponerse al dolor, no que no estuviera ahí, no que no estuvieran lastimados, pero podían sobreponerse, <<si tan solo pudiera sobreponerse así, al dolor que traía en el alma>> Pensó.

_ Si nos disculpas. - se despidió Santiago de Roberth, jalando a su hermano con él.

_ ¿Sucede algo? - interrogó Damián.

_ ¿Hablaste con Laura? - inquirió Santiago.

_ Bueno. - dudó. _las cosas no se dieron bien, creo que su amor no es tan grande, al menos no tanto como para dejar de lado lo que sucedió y empezar de nuevo.

Santiago lo miró, dudaba que fuera así, pero no podía meterse.

_ Es muy pronto para saber eso. - dijo. _necesitan esperar, ambos están muy alterados, hace tan solo unas horas estaban a punto de morir, creo que ninguno de los dos está en sus cinco sentidos como para tomar tales decisiones.

_Quizás tengas razón. - una leve esperanza se apoderó de su corazón.

_ En estos momentos, lo más importante es que estés con ella, yo tengo que irme. - miro la cara de desesperanza de su hermano. _No tienes de que preocuparte, todo estará bien. - trato de tranquilizarlo. _Roberth se encargará de que regresen con bien, el los llevará a donde tú le digas. Yo aún tengo que hacer un pendiente, pero estaré de regreso, te buscaré donde quiera que estés.

_ ¿Lo prometes? - lo miró a los ojos. No sabía porqué, pero no le agradaba la idea de que se fuera, si no estaba regresando con ellos, era porque se iba a ir a meter a algún lugar que no debía. No podía irse sin hacer saber a esa gente que con él no se jugaba. Un escalofrió recorrió su cuerpo.

_Cálmate. - lo abrazó Santiago. _todo va a estar bien.

Ambos se abrazaron siendo conscientes de que prácticamente se tenían solo el uno al otro, su familia ya no existía.

_ Lo que necesito que hagas. - dijo Santiago separándose de él. _es que vayas con Laura, te va a necesitar. Tenemos que informarle lo que sucedió con la familia, quizás los adultos no le puedan tanto, aunque vivieron un tiempo en su casa, pero los niños son otra cosa. Indirectamente eran su familia también, así que va a necesitar de todo tu apoyo.

_ Que las cosas no se hayan dado, no quiere decir que me desentienda de ella, la amo y nada va a cambiar eso. Daría mi vida por ella.

Santiago sonrió, nunca pensó ver a su hermano en ese estado por una mujer y menos escucharlo decir eso. Sabía que en el fondo las cosas se aclararían, ella también lo amaba a él.

*****
Laura no pudo dormir, ni siquiera había hecho el intento, en lugar de recostarse y descansar como todos le recomendaron se quedó al lado de la ventana observando el exterior, había acercado una silla y estaba sentada con los pies arriba, rodeando con sus brazos sus piernas.

Sintió cuando la puerta se abrió, no se molestó en mirar de quien se trataba, a no ser que fuera Damián, nada le importaba, se había cansado de llorar, ni siquiera había podido decirle que, aunque el ya no la quería a su lado, él siempre iba a estar en su corazón, a pesar de que ya estaba roto.

_ Laura. - lo escuchó llamándola. - ella no se movió, no quería que se diera cuenta de que había estado llorando, y menos por él.

Escucho como tomaba otra silla, la acomodaba junto a la suya y se sentaba a su lado.

No quería verlo, escondió su rostro entre sus piernas que tenía abrazadas.

_ Dentro de unos minutos nos vamos. - dijo el intentando no invadir su espacio, deseaba abrazarla y consolarla, pero era obvio que ella no quería ni verlo. Él tenía que respetar su deseo. _sé que nosotros fuimos afortunados, estamos con vida, otros no lo fueron tanto.

Ella se tensó, Damián estaba tratando de decirle algo. Levantó su rostro y lo miró desconcertada.

_ Sé que Alfonso murió. - dijo con el corazón latiendo a mil por hora. En el fondo sabía que no se refería a él.

_ Lo sé. - dijo. _Alfonso se alió con gente que no debía, confío en Rigoberto Salas, ese hombre no tiene honor ni corazón y lo traicionó, ese hombre secuestro a tu hermana y a Leonel. Ella está bien. - se apresuró a decir al ver la reacción de angustia de ella. _fue rescatada y está en un lugar seguro, pero Leonel no corrió con la misma suerte, tampoco mis hermanas y Macario... todos están muertos. Un nudo se formó en su garganta.

_ ¿Todos? - lo miró consternada. Sus ojos estaban cristalizados.

_ Laura. Tienes que ser fuerte. - tocó sus manos que seguían rodeando sus piernas.

_ ¿Y los niños? - preguntó presa del pánico. En el fondo intuía la respuesta.

El negó con la cabeza abrazándola con fuerza.

Ella se derrumbó. Esa gente estaba enferma, cuando se atrevía a hacerle eso a niños inocentes, que nada tenían que ver con las decisiones que sus padres tomaban. Tenía ganas de vomitar, pero se contuvo, él la tenía rodeada con sus brazos, estaba tan abatido como ella, pero intentaba darle consuelo a ella. No se movió, no quería romper ese momento, no quería que él se apartará nunca, aunque su corazón estuviera tan deshecho por la noticia, lo superaría y deseaba que él también lo hiciera. Si ella se sentía así, se imaginó como se sentiría él, eran sus hermanas, su hermano, sus cuñados y sus sobrinos.

_ Lo siento. - dijo soltando sus piernas y correspondiendo a su abrazo. _lamento tanto que estés pasando por esto. - dijo sin poder contener su llanto.

El la abrazó más fuerte sin decir una palabra, ella lo sentía llorar, era duro... Era duro para ambos. Deseaba gritarle que lo amaba, pero no era el momento y quizás nunca lo fuera.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora