CAPÍTULO 56 VISITANDO AL ¿ENEMIGO?

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Era de madrugada, el sol estaba a punto de salir, en varios de los ranchos de esa región los empleados que se había levantado temprano, se estaban llevando una gran sorpresa, y sobre todo los jefes de ellos, cuando se les avisó.

Encontrarse con sus hombres atados y amordazado, adentro de su propia casa, en donde se suponía que estaban seguros y que nadie podría traspasar la vigilancia, y además con un cartel haciendo alusión a su vulnerabilidad era para dejar helado a cualquiera.

TE DEVOLVEMOS A TUS HOMBRES CON VIDA, LA PRÓXIMA VEZ PIÉNSALO MEJOR PORQUE NO SOLO LA PERDERÁN ELLOS. NO IMPORTA CUANTA VIGILANCIA TENGAS, LLEGAREMOS A TI Y A LOS QUE AMAS SIN PROBLEMA. NO OLVIDES CON QUIEN TE METES

ATENTAMENTE:
SANTIAGO MORAN.
AURELIANO MONTERO.
GUSTAVO CONTRERAS.

Sin duda en esos momentos estarían muertos de miedo, movilizando a sus hombres por todas sus propiedades, en la búsqueda de alguna amenaza más.

*****
Santiago y Bruno permanecían en penumbras, sentados en aquella enorme sala, esperando.

Los primeros rayos del sol estaban a punto de asomar en el horizonte, desde hacía rato que habían escuchado como la servidumbre de esa casa empezaba a hacer sus labores cotidianas, sobre todo en la cocina.

Ellos aguardaban impasibles, tarde o temprano los descubrirían.

No pasó mucho tiempo cuando Una mujer de mediana edad entró a la sala. Un grito escapo de sus labios, mirándolos asustada.

De inmediato aparecieron varios hombres armados apuntando a ambos.

_ Yo que ustedes, bajaba sus armas. - dijo Santiago sin mostrar ninguna emoción y permaneciendo sentado en su lugar, al igual que Bruno.

Los hombres los miraron como si estuvieran locos, hasta que vieron sus armas apuntado hacia ellos.

_ Dile a tu jefe que Santiago Moran quiere verlo. - dijo Bruno con calma dirigiéndose al hombre que parecía, ser el líder de ellos.

Los rostros de los matones palidecieron al escuchar de quien se trataba, uno de ellos salió del lugar con prisa ante la orden que le dio su jefe.

Minutos después apareció Lorenzo Maldonado.

_ Vaya, vaya - los miro detenidamente. _ a quien tenemos aquí... nada más y nada menos que al mismísimo Santiago Moran.

Santiago y Bruno se pusieron de pie al escuchar su voz.

_Espero que los hayan atendido bien. - dijo con sarcasmo.

_Tan bien como te pueden tratar, cuando te encuentran en la sala de tu casa sin ser invitado. - dijo en el mismo tono que él.

Con un ademán Lorenzo ordenó a sus hombres que guardarán sus armas, replegándose lo más lejos que pudieron.

Santiago y Bruno también habían guardado las suyas.

_ Espero que tus hombres hayan llegado bien. - dijo Santiago. Ellos habían sido los primeros en ser regresados con su jefe, a diferencia de los demás, ellos no habían sido atados y amordazado, simplemente los habían trasladado hasta el rancho y dejados en libertad.

_ Están bien. - dijo Lorenzo. _agradezco tu gesto. Pero ahora dime a que debo tu visita. - les indicó que se sentaran. ¿Sabes que no es conveniente que la gente te vea aquí?

 ¿Sabes que no es conveniente que la gente te vea aquí?

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PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora