CAPÍTULO 19 LO MATASTE

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Laura se sobresaltó al escuchar como afuera volvía a haber movimiento, se puso de pie para mirar que era lo que sucedía ahora, cuando sin previo aviso entró un hombre y le ordenó salir, no tuvo tiempo de tomar nada.

Al salir la entregaron a Martín, quien la tomó del brazo y casi la arrastró hasta dejarla frente a el hombre que era casi idéntico a Damián.

_Cumplo con mi parte del trato. - dijo Martín soltándola de su agarre.

Laura miró al hombre frente a ella, su mirada era fría como el hielo, la observo detenidamente y luego habló.

_¡Vamos! - dijo caminando hacia una de las camionetas, le ayudó a subir, se aseguró de que tuviera su cinturón de seguridad puesto y luego de hablar de nuevo con uno de sus hombres subió del lado del conductor y arrancó el vehículo.

Ella observó como una de las camionetas los seguía, llena de hombres, la mayoría de los que estaban con Martín, mientras que atrás se quedaba la otra con la mayoría de los hombres que acompañaban a Santiago.

Estaba nerviosa. En la cabina iban tres hombres en la parte de atrás y ella y Santiago en la parte de adelante, mientras que en la parte trasera había como unos siete u ocho más. Nadie hablaba, cuando menos los que estaban en la cabina, ella tenía tantas preguntas, pero no se atrevía a formularlas, ese hombre la amedrentaba con su seriedad. Sin embargo, tenía que saber...

_ ¿En dónde está Damián? - interrogó sin esperar respuesta. _ ¿se encuentra bien?

_Él está bien. - contestó con su gruesa voz, se veía tan atractivo, tan masculino, tan parecido a Damián y su voz... Le había causado escalofrío el nada más escucharlo, le parecía estar escuchando a Alfonso y por consiguiente a Damián, los tres eran tan parecidos, pero tan diferentes a la vez, sin embargo, en los tres corría la misma sangre, dos de ellos eran unos criminales ¿y Damián? Damián probablemente era igual que sus hermanos, aunque no lo pareciera.

No supo porque suspiro aliviada ante la información. La verdad era que no quería que el fuera lastimado. Lo extrañaba y deseaba sentirse segura a su lado, aunque al final del día podía decidir entregarla al enemigo... a su hermano... a Alfonso.

*****
Santiago observo a aquella mujer que ponían delante de él, su mirada estaba aterrorizada, pero no sólo eso, el conocía esa expresión. Ella lo acusaba y lo condenaba aún antes de conocerlo, lo sabía, sus ojos lo decían, su actitud lo gritaba, para ella él era el asesino despiadado que muchas personas pensaban que era. No la sacó de su duda, estaba demasiado agotado como para entablar una discusión intentando explicar por qué no era lo que ella creía que era, eso se lo dejaría a Damián cuando se la entregara, por lo pronto tenía asuntos más importantes que resolver como sacarla de ahí con vida, las cosas estaban realmente feas por esos lugares, si su hermano se hubiera dignado a comunicarle que iría, él se lo hubiera prohibido, su territorio era completamente seguro, pero no los alrededores y mucho menos las carreteras por donde tenían que transitar para llegar.

En éstos días era una odisea el poder ir de un lugar a otro, él podía hacerlo porque enemigos o no, los grupos criminales le temían y no osaban meterse con él, salvo uno que otro atrevido, y que para su desgracia no terminaba nada bien.

Santiago ayudaba a quien lo necesitaba y siempre se mostraba compasivo y benevolente, pero con la gente que abusaba de su poder y se aprovechaba de los demás era implacable.

_Trataré de llevarte sana y salva a donde él se encuentra. - dijo Santiago cuando ya iban de camino. _te advierto que no es fácil andar por estos lugares, así que te pido que si quieres volver a ver a Damián obedezcas las instrucciones que se te den. Por tu bien. - agregó al ver su cara de angustia.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora