CAPÍTULO 32 VISITA INDESEADA

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_ Está bien. - dijo. _déjenlo pasar, pero escóltenlo hasta aquí y no se retiren hasta que él se haya marchado de nuevo.

Momentos después, tenía delante de él a Alfonso, quien, en lugar de tomar asiento se dedicó a recorrer la enorme oficina admirando la elegancia que había en ella, pensando que pronto ese lugar, lo ocuparía él y todo lo que Damián tenía sería suyo.

_ ¡Vaya! Tanto tiempo sin vernos hermanito. - dijo sin poder evitar sonar sarcástico, se le olvidaba que iba en son de paz.

_ No creo que te alegre verme. - dijo seco. _ pero dime ¿a qué se debe tu visita?

_No vine a pelear. - sonrió para redimirse. _Solo quiero agradecerte lo que hiciste por mi esposa.

_ Al final de cuentas no hice nada. - lo miro dudando de su sinceridad.

_ Pero estuviste dispuesto a hacerlo y eso cuenta.

_ Bien - dijo el queriendo dar por terminada la charla. _ella ya me lo agradeció cuando me contó que su hermana fue liberada.

_ Lo sé, pero aun así quería agradecértelo yo personalmente. - lo miró con detenimiento. Sentía hervir su sangre al verlo ahí vestido tan elegante, tan pulcro ganando millones sin tener que mover un dedo, mientras él vivía con lo mínimo la mayor parte del tiempo, recibiendo las migajas que él y Santiago le daban. Estaba furioso, pero se controló. _el pasar por todo esto. - tomó asiento. _me ha hecho pensar que estamos desperdiciando el tiempo con tonterías cuando deberíamos estar unidos de nuevo... como familia...

Damián lo observaba desde su asiento detrás del escritorio, deseaba creer en sus palabras, pero le era imposible, deseaba saber cuáles eran sus verdaderas intenciones, no podía entender como su hermano alguna vez había sido capaz de intentar asesinar a Santiago, lo veía y no... No creía en su sinceridad, sin embargo, le daría el beneficio de la duda, no lo quería como enemigo y menos en estos momentos en que no podía enterarse de que Laura estaba con él, así que le daría por su lado mientras averiguaba que era lo que realmente tramaba.

_ Estoy de acuerdo contigo. No tenemos por qué estar peleados, sobre todo si te has arrepentido de lo que hiciste.

_ Eso ya paso y en realidad no hice nada. Solo fue un arranque de ira del que me arrepiento.

Damián lo miró, claro que no había pasado nada porque ellos actuaron a tiempo, de lo contrario su hermano estuviera muerto y claro que no se arrepentía, pero no lo iba a discutir con él.

_ Bien. - dijo Damián poniéndose de pie. _si me disculpas tengo trabajo pendiente, agradezco tu visita y tus intenciones de mejorar nuestra relación.

_ Siento que no tengas tiempo para mí en estos momentos. - dijo con un reproche velado. _pero me gustaría que nos volviéramos a ver, o quizás un día a comer.

_De acuerdo lo haremos. - dijo Damián deseoso de que ya se marchará, agradecía tanto haberle dado la tarde libre a Laura, aunque era muy improbable que se encontrarán pero aun así estaba más tranquilo de que no estuviera.

_ Pero espero que la próxima ocasión en que te visite no tenga el mismo problema que ahora, deberías de decirle ya a tu gente que me dejen pasar.

_ Eso no va a ser posible. - dijo seguro. _si quieres que te dejen pasar tienes que avisarme a mi primero, antes de venir, son políticas de la empresa, sin cita previa no hay pase.

_ ¿Ni aun tratándose de ti? - lo miró con incredulidad.

_Ni aun tratándose de mí. - mintió, claro que quien lo buscará a él podía pasar, pero no sin antes confirmar que realmente lo conocían y que el aprobara su ingreso. _ De todas formas preferiría vernos en otro lugar.

Alfonso asintió. No tenía opción, por lo pronto jugarían su juego.

*****
Rigoberto Salas, se despidió de Lorenzo Maldonado, había acudido a él con la esperanza de aliarse para ir en contra de Santiago Moran y Aureliano Montero, pero a pesar de la fama que tenía al parecer era todo un cobarde.

_Te apoyaría en contra de cualquiera. - dijo. _incluso en contra de Aureliano Montero, si no fueras también contra Santiago, con él no quiero tener nada que ver.

El solo hecho de nombrarlo le causaba escalofríos, el junto con su amigo Gustavo Contreras lo habían hecho quedar en ridículo y casi le cuesta la vida, incluso estuvo a punto de perder su brazo izquierdo, a causa de ellos, cuando él secuestró a la que ahora era esposa de Gustavo y ellos la rescataron. Desde entonces había jurado no volver a meterse con ninguno de los dos. <<No era cobardía>> decía él, <<era respeto>>

_ Deberías aprovechar, esta es tu oportunidad de vengarte, cuando menos de Santiago, te aseguro que mi plan no fallará.

_ De verdad no quiero meterme. - insistió Lorenzo mirando su brazo que hasta la fecha aún le causaba dolor el moverlo. _tu plan puede ser lo perfecto que sea, pero con él no se puede, ya deberías de saberlo, nunca nadie ha podido con él.

_ Yo tengo un as bajo la manga y te aseguro que es infalible.

_ Créeme. - insistió. _no me interesa ir contra él, y tú tampoco deberías de hacerlo, conformarte con recuperar tu territorio y regresar.

_ ¡No! - gritó molesto. _no lo haré, no me conformare, esos dos tienen que pagar y si tu no quieres ayudarme ya encontraré quien sí lo haga.

_ Te estoy ayudando recomendándote a gente que te puede apoyar, pero no puedo hacer nada más por ti.

_ ¿Es tu última palabra? - dijo conteniendo su furia. No era tonto Lorenzo era un hombre con mucho poder se podría comparar un poco con Santiago Moran, solo que cada uno operaba en regiones del país muy diferentes y distantes una de la otra. No podía y no debía demostrarle su enojo.

_ Si, es mi última palabra. - dijo con voz fría. _y si quieres seguir mi consejo, déjalo en paz.

_ Agradezco la ayuda que me das, pero no puedo dejarlo en paz, estoy a punto de vencerlo, ni se imagina por donde vendrá el golpe. - se jactó. _su propio hermano está de mi lado y está dispuesto a entregarlo. - reveló sus planes. _nada puede fallar y cuando termine con él y sea el amo y señor de su imperio voy a venir contigo y te agradeceré como mereces. - dijo dejando una amenaza velada.

Lorenzo hubiera estado agradecido de sus palabras, pero captó que en lugar de un agradecimiento lo estaba amenazando, sin embargo, no dijo nada, lo dejaría, estaba seguro de que no iba a poder con Santiago, y menos si se metía al mismo tiempo contra Aureliano Montero. Rigoberto se estaba convirtiendo en un demente iluso al tener tales aspiraciones, aunque sí era cierto lo que decía, Santiago estaba en serios problemas, pero aun así no creía que pudiera ser derrotado.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora