CAPITULO 69 BODA

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El rancho de Santiago era el escenario perfecto para sellar el pacto que Laura y Damián acababan de hacer, ambos habían jurado amarse, respetarse y cuidarse hasta que la muerte los separase.

Era el momento más feliz de sus vidas. Su familia y sus seres más allegados estaban ahí para disfrutar de su alegría.

El juez se estaba retirando debido a que lo esperaba otro compromiso previo.

Damián sintió cierta, aprehensión, recordó cómo años atrás, cuando Santiago y Elizabeth contrajeron matrimonio, en ese mismo lugar, fueron atacados y estuvieron a punto de morir, sobre todo él, a quien Aureliano Montero estuvo a punto de asesinar a sangre fría, debido a la rivalidad que sostenía con su hermano.

Miró a lo lejos y lo vio sonreírle, rodeando con uno de sus brazos a su esposa Mariana quien cargaba en brazos a su hermosa bebe y con la otra tomando a su hijo Saúl de la mano.

¿Quién diría que, ahora él y su hermano eran los mejores amigos y que se apoyaban uno al otro?

También miró cerca de ellos a Gustavo Contreras, acompañado de su esposa Lorena y sus dos pequeños, ambos sonriendo felices.

Cerca de él Roberth vigilaba a su jefe, a pesar de que, en esa ocasión, era un invitado más y estaba exento de sus obligaciones.

Eso le hizo recordar que el ataque en la boda de su hermano se debió a que Santiago había prescindido de la vigilancia de sus hombres. No pudo evitar mirar a su alrededor, sin duda ahora había una enorme diferencia.

A donde volteara se veía gente armada, con rostros serios, mirada vigilante y posición de alerta.

No pudo más que sonreír, Santiago era increíble, podía equivocarse una vez, pero no dos.

También a él lo miró a la distancia hablando con varios invitados, sin soltar a Elizabeth, tomándola por la cintura y sin perder detalle de lo que hacía su hijo a unos metros de distancia.

_ Damián. - lo rodeo Laura por el cuello, sacándolo de sus pensamientos. _me siento tan feliz. Esto. - señaló a su alrededor. _es tan hermoso.

El la beso con ternura rodeando su cintura y atrayéndola hacía sí.

_ ¿Estás, consciente? - la miró serio. _ ¿de que, de ahora en adelante, ya no eres solo tú? ¿de qué ahora eres parte de esta familia y que cualquier cosa que hagas nos afecta a todos y de que cualquier cosa que nosotros hagamos te afecta a ti?

_ Estoy consciente de eso. - dijo sosteniendo su mirada. _ y estoy dispuesta a afrontar las consecuencias. Estando a tu lado nada me asusta. - sonrió.

El la rodeo con sus brazos y la miró a los ojos, esos ojos que hacia tantos años habían cautivado su alma, aun sin saberlo. En ese entonces ella era una niña y el un jovencito, pero ahora eran dos adultos, dos adultos que se amaban y que sabían los riesgos que tomaban al unir sus vidas, al decir si acepto, porque lo aceptaban todo y ninguno se arrepentía porque, aunque quisieran ninguno podría ya vivir sin él otro. Él estaba irremediablemente perdido en su mirada, y ella en la de él.

*****
Laura se sentía feliz de por fin poder estar con el amor de su vida, se sentía orgullosa de él, jamás se imaginó que un hombre tan apuesto pudiera poner sus ojos en ella, pero ahí estaba y la amaba, se lo había demostrado en infinidad de ocasiones. En ese momento se encontraba a unos pasos de ella, conversando con Santiago, Gustavo y Aureliano Montero, los cuatro charlaba y reían, pero llamó su atención, que ninguno de ellos por muy entretenido que estuviera, perdía de vista a su propia familia, su corazón se llenó de ternura, era tan fácil juzgar a la gente, tanto Santiago como Aureliano tenían una pésima reputación, sin embargo, si tan solo los conocieran, si los vieran conviviendo como familia, si los vieran ayudando a tanta gente necesitada, una lagrima rodó por sus mejillas. Esto no pasó desapercibido para Damián, quien hizo el intento de acercarse, pero ella lo detuvo con un ademán de su mano y una sonrisa, asegurándole que no pasaba nada.

*****
El sol empezaba a ponerse en el horizonte, los invitados se divertían despreocupados, Dentro de unas horas Damián y Laura partirían del lugar, rumbo a su luna de miel. Damián miró a su alrededor, los hombres armados permanecían vigilantes, todo se veía en orden, entonces, se preguntó, ¿porque notaba a Santiago tenso? sabía que algo le molestaba, pero, no lograba comprender que, eso le preocupó, su hermano no era de los que se atemorizaban con facilidad, tampoco era propenso a demostrar sus sentimientos y era evidente que algo no andaba bien.

*****
Santiago miró hacia lo lejos por enésima vez, pronto oscurecería y toda esperanza habría terminado para él, observo a su hermano, al menos él era plenamente feliz, tenía a su ahora esposa entre sus brazos, ambos se miraban con devoción, estaba seguro de que serían muy felices, ambos, se amaban y sabían en lo que se metían al unir sus vidas. Él sonrió al cruzar su mirada con Damián, <<cueste lo que cueste>> pensó <<velaría por su seguridad>>

Damián lo miraba como si intuyera, que algo sucedía, pero no se inmutó, le sostuvo la mirada hasta que observo más allá.

La comunicación había seguido estando mala y en ese instante se dio cuenta de que a pesar de todo lo que había hecho para evitar que fallara en esa ocasión especial, había fallado, cuando recibió esa llamada.

La esperaba y pensó que no llegaría, pero estaba llegando, y lo hacía demasiado tarde, porque la información le llegaba justo cuando  sus ojos se posaban sobre aquellas dos figuras que avanzaban inexorables hacia la mesa en donde él se encontraba, junto con sus amigos y sus familias.

Su cuerpo se tensó.

Instintivamente se llevó la mano a su arma, pero se controló.

Miro a Aureliano, a Gustavo, y a Roberth, todos los habían visto y se pusieron en alerta, Damián fue el último en darse cuenta de la visita porque estaba demasiado absorto con su esposa, pero supo que algo sucedía, con sólo ver a los demás. Intentó ponerse de pie, pero Santiago lo detuvo con un ademán.

Luego se centró de nuevo en los hombres que avanzaban hacia ellos.

La mayoría de los invitados siguieron ajenos a la situación, pero quienes sabían de quien se trataba estaban en alerta, esperando la reacción de Santiago, era él quien marcaría la pauta a seguir.

A lo lejos miró a Bruno, sus miradas se encontraron y supo que todo estaba bien. De no ser así, esos dos hombres jamás hubiesen podido llegar hasta ahí. Bruno se hubiese encargado de ello, aunque no se lo hubiera podido comunicar de inmediato a él.

Santiago entendió que Bruno había dado instrucciones a sus hombres porque, aunque había mucha vigilancia, ninguno se había aventurado a detener su paso, aunque todos estaban en alerta.

Santiago se puso de pie y fue al encuentro de los recién llegados.

Los saludo y los condujo hacia el interior de la casa, rumbo a su oficina, seguido por Bruno y varios de sus hombres de más confianza. 

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora