Era de noche cuando Santiago entraba por fin a su casa, el día había sido muy movido, y aunque había viajado la mayor parte de él, después de su reunión con Lorenzo Maldonado, había estado reunido con Gustavo y Roberth en la ciudad, recibiendo los reportes de todo lo sucedido y de cómo se había llevado la entrega de hombres a sus respectivos lugares y las reacciones de sus jefes.
Todos sabían que después de eso, ninguno de ellos se atrevería a hacerles frente de nuevo, no si querían vivir.
Después había estado en el departamento de Damián, él no lo veía bien, quizás era porque estaba deprimido por Laura, pero no quería arriesgarse y había pedido a Justin si le hiciera una visita en cuanto pudiera.
También había pasado a ver a Lidia, le había dado sus condolencias y se había disculpado en nombre de su hermano, también se había puesto a su disposición para cualquier cosa que necesitara. No la dejaría desamparada.
Ahora casi a mitad, de la noche, entraba a su recamara, en donde su esposa dormía.
No hizo ruido, pero ella lo sintió y se incorporó de inmediato.
Lo miró con ojos soñolientos, se veía tan cansado, su ropa estaba polvorienta y en mal estado, con manchas de sangre seca, el mostraba varios golpes en el rostro.
Alarmada saltó de la cama acercándose a él.
_Tranquila. - la detuvo, viendo su rostro angustiado. _No pasa nada. - la abrazo con ternura. _estoy aquí... Estoy bien. - susurro a su oído.
Ella se estremeció, adoraba a ese hombre, estaba segura de que estaba lastimado y que lo único que debería desear era descansar, pero estaba ahí de pie, tratando de evitarle preocupaciones a ella. - lo abrazó y lo condujo hacia la cama, intento quitarle la camisa sucia para que estuviera cómodo, pero él la detuvo.
_ Espera. - dijo deteniendo su mano. _me daré una ducha. Se levantó y se encamino hacia el baño. No quería que viera lo lastimado que estaba su cuerpo y que se preocupara.
Ella lo vio alejarse, sabía lo que quería ocultarle, seguramente habían sido días difíciles para él, generalmente no le decía lo que hacía cuando se ausentaba y ella no se lo preguntaba, sabía que él no quería dejarla preocupada y ella lo respetaba, pero era imposible no angustiarse, sobre todo cuando lo veía llegar en esas condiciones, pero había aprendido a confiar en él y sobre todo había, aprendido a estar para él, para ayudarlo a recuperarse.
Después de salir de la ducha, Santiago encontró ropa limpia sobre la cama. - dio gracias por su esposa, la amaba y deseaba poder dejar de llegar en esas condiciones, tan solo por no preocuparla, la amaba y la necesitaba, ella era su sostén, así como su hijo y por ellos, día a día se prometía terminar con vida al final del día.
Después de que ella le llevara algo ligero para cenar, y de que lo hubo esperado hasta que terminó. La acercó hacia sí, dándole un tierno beso, luego la hizo sentarse al borde de la cama.
_ Amor. - dijo sosteniendo su mano. _si tuviera la oportunidad de escoger, ¿qué te gustaría ser?, ¿dónde quisieras estar? ¿Qué te gustaría estar haciendo?
_ Si pudiera escoger. - dijo mirándolo a los ojos. _estaría aquí contigo, siendo tu esposa y amándote como ya lo hago.
Él se removió incomodo, no era esa la respuesta que esperaba, aunque enternecía su corazón.
_ Me refiero a ¿qué cambiarías de tu vida?
_ Mi vida está en donde tú estás. - dijo ella con seguridad. Cambiaría lo que tu quisieras cambiar.
La miró con frustración.
_ ¿Si te dijera que quiero dejar todo esto, que quiero que nos mudemos a la ciudad?
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PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
RomanceLaura trabaja para una empresa muy importante, sin duda ha triunfado en la vida, a pesar de provenir de un poblado en la Sierra, en donde lo único que progresa es el narcotráfico y los grupos del crimen organizado. Huyendo de todo eso consiguió marc...