PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.

CAPÍTULO 18 NEGOCIANDO

Santiago siguió a Martín hacia un grupo de tiendas de campaña de gran tamaño, pero no entraron a ellas. Se dirigieron hacia un costado, en donde se levantaba una especie de carpa, ahí se hallaba una rústica mesa de madera y unos gruesos troncos de árboles, que hacían las veces de sillas. Hasta ahí fue conducido.

Martín lo invitó a tomar asiento y le ofreció algo de beber. Santiago aceptó la bebida, pero la dejó sobre la mesa, sin tomar de ella.

Estaba cansado, sediento y hambriento, pero no aceptaría nada de ellos, aún no sabía si eran de fiar o no.

Conocía a algunos de esos hombres, incluido Martín. Hasta hacía poco habían estado bajo las órdenes de Rigoberto Salas uno de los jefes del crimen organizado, quien acababa de tener hacia unos meses atrás un enfrentamiento con sus hombres y los de Aureliano Montero, ellos lo habían derrotado y su grupo había quedado desintegrado.

De Rigoberto no se sabía nada aún, había desaparecido de la región, algunos decían que se encontraba en otro estado reorganizandose y aliándose con otros grupos para regresar y darles batalla de nuevo, y otros decían que había huido y se estaba escondiendo de su propia gente que buscaba vengarse de él, por haber intentado asesinar a sus hombres más allegados para salvar su vida.

Lo cierto era que esos hombres que buscaban venganza se habían posicionado en su territorio y de él no se sabía nada aún.

Después de esos acontecimientos las cosas se habían vuelto caóticas en la región, la violencia en la zona se había desatado, la mayoría de los hombres de Rigoberto andaban dispersos por la sierra, sin trabajo, sin dinero y sin comida, por lo que se habían formado infinidad de grupos pequeños peleando entre sí por el poder y por sobrevivir, y como siempre la población inocente era la que pagaba las consecuencias, porque estaban expuestos a ser robados, secuestrados, expulsados de sus ranchos o en casos extremos, asesinados.

Era por eso que Santiago estaba agotado, si bien sus ranchos y su territorio estaba exento de esos ataques, ya que la vigilancia era constante y su nombre pesaba mucho como para que alguien se atreviera a desafiarlo, pero había mucha gente inocente fuera de su territorio que pedía ayuda y él no era capaz de negarla.

Y ahora se le presentaba ésto, su hermano que rara vez lo visitaba a pesar de que él se lo pedía constantemente, había escogido el peor momento y no conforme con eso se había aventurado a internarse solo a la sierra sin haber anunciado su visita y además llevaba compañía.

Aún recordaba la llamada que le hiciera uno de sus hombres de confianza, informándole que algunos hombres de Rigoberto aseguraban tener en su poder a su hermano y a su esposa, él había dudado de la veracidad de sus palabras en primer lugar porque Damián daría lo que fuera por mantenerse alejado de esos lugares, en segundo lugar nunca lo visitaba sin avisar, en tercer lugar él no estaba casado, si así fuera él lo sabría, aun si no hubiera sido invitado a la boda, su hermano no se casaría sin habérselo comentado antes, así que lo más probable era que ese hombre que ellos tenían hubiese mentido.

Sin embargo, tenía que confirmar que no fuera él.

Para, su sorpresa los hombres que envió le indicaron que tenía que ser su hermano porque se parecían como una gota de agua, así que dio la orden de sacarlo de ahí a como diera lugar, aún si él tenía que presentarse ante los hombres de Rigoberto. Al final todo salió bien, a pesar de que aún el comunicarse con sus hombres era una odisea, ya que las líneas telefónicas estaban fallando debido al mismo vandalismo que esos grupos desbalagados andaban haciendo aún contra las antenas que existían por el lugar.

_Lo único que queremos - dijo Martín sacándolo de sus pensamientos. _es que nos permitas trabajar y ser parte de tu gente.

¿Y por qué tendría yo, que hacer eso? - lo miró desafiante. _si más no recuerdo hasta hace poco tú y tus hombres estaban dispuestos a matarme a mí y a los míos.