CAPÍTULO 51 ENFRENTANDO AL ENEMIGO

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Damián escucho el disparo y supo en ese momento lo que Rigoberto había hecho, no quiso mirar, aunque sabía que mientras su hermano viviera sus vidas estarían en peligro, no se alegró de lo sucedido, por el contrario, le dolía, Alfonso nunca había encontrado su lugar, y lo lamentaba por él.

Sabía que era cuestión de tiempo para que él corriera con la misma suerte, no había la posibilidad de que alguien los rescatara, el único sería Santiago y estaba a unos pasos de él, exteriormente se veía muy mal, incapaz de poder defenderse a sí mismo, menos a él, aunque sospechaba que su estado era más fingido que real, al igual que el de él.

_ Ahora sólo quedan dos hermanitos. - escucho la risa de Rigoberto, ¿cuál será el siguiente?

Apuntó su arma a Santiago y luego a él.

_Hoy es el momento más feliz de mi vida. - dijo volviéndose hacia Santiago. _así que te voy a dejar para el final, pienso divertirme un rato, sería estúpido si sólo te doy un tiro en la cabeza, después de tantos años de estar esperando este momento.

Diciendo esto apunto su arma hacia él.

_ ¡Espera! - escucho la voz de Santiago. _serias más estúpido si haces lo que estás pensando.

Rigoberto se detuvo y bajo el arma.

_ ¿Vas a abogar por tu hermanito? - lo miró con burla. Nunca pensé ver tu lado tierno. - soltó una carcajada.

_ Al parecer no eres tan listo como pensé. - lo provocó Santiago.

_ ¿Me estas llamando tonto? - se borró la risa de su rostro. ¿A mí? - dijo con indignación. Dirigiéndose hacia él con la intención de golpearlo.

_Yo me encargo. - se interpuso Miguel en su camino.

Rigoberto se quedó estático, mirando a ese hombre que le provocaba escalofrió, era el líder del grupo de hombres que Lorenzo Maldonado le había facilitado, en un principio había estado renuente a ayudarlo, pero a última hora había cambiado de opinión, y lo agradecía, porque sin su apoyo no lograría mucho, quienes lo ayudaban en cierta forma estaban bajo el dominio de Lorenzo, así que había sido un gran triunfo conseguir el apoyo de la principal cabeza del crimen organizado de aquella región.

Él sabía que esos hombres, aunque aparentemente estaban a su servicio se mandaban solos, Bastaba echarle una mirada a Miguel para desear no contradecir a ese hombre.

Lo miró acercarse a Santiago y poniéndose a su espalda lo sujeto de las manos atadas y lo levantó con brusquedad de la posición en que Rigoberto lo había mantenido.

Nadie osó mover un dedo.

Luego que lo hubo puesto de pie se colocó frente a él y poniendo una mano sobre su hombro le asestó un fuerte golpe en el abdomen que lo doblo de dolor y lo hizo caer de nuevo en una rodilla.

Miguel lo tomó de nuevo rodeandolo con sus brazos para ponerlo de pie de nuevo.

_ Esto es por mi jefe que me pidió que te lo recordara. - lo miró con cinismo. _y esto. - asestó otro golpe, pero ahora sin dejarlo caer. _es para que no te olvides de quien manda.

Luego se alejó de él, dejándolo tambaleante ante Rigoberto.

_ ¿Qué es lo que decías? - rió Rigoberto acercando su rostro al de él. _ ¿sigues pensando que soy tonto?

_ Si... - dijo él con la voz entrecortada, sin reponerse aún de los golpes. Tomó una bocanada de aire, respiró y volvió a hablar. _pero no dije que lo eres, dije que lo serias... Si te deshaces de Damián, ¿ya pensaste de qué forma vas a tomar posesión de todo lo que ambos tenemos? Puedes ir y sacar a una familia de su rancho y quedarte con él y nadie se atreverá, a sacarte, pero lo nuestro no es solo un rancho, no puedes llegar y adueñarte de todo, estamos hablando de asuntos legales, de empresas, de capitales, de grandes negocios, Damián es quien se encarga de todo eso y es el único que puede ir poniendo las cosas en tus manos.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora