Laura despertó aturdida, intentó moverse pero le fue imposible, estaba atada de manos y pies, además una venda cubría sus hermosos ojos y una especie de trapo cubria su boca, impidiéndole hablar o gritar para pedir ayuda.
El cuerpo le dolía, sus extremidades empezaban a acalambrarse, no supo cuánto tiempo llevaba en ese lugar. Intentó calmarse y se dispuso a escuchar, quizás si oía algo podía saber en donde se encontraba, pero lo único que se escuchó fue un total y absoluto silencio, nada de autos, nada de voces... ¿ruido de la calle...? Nada... Parecía que estuviese en medio de ninguna parte.
Un escalofrio recorrió su cuerpo, tenia que tranquilizarse, intentó recordar lo que había sucedido, pero no recordó nada, solo logró que un intenso dolor de cabeza se apoderarse de ella.
*****
Damian, se pasó una mano por el pelo, tratando de mitigar la ansiedad que sentía, hacía quince minutos que la persona que esperaba debería de estar ahí.Se puso de pie, no esperaría más, ese había sido un día muy atareado, aún tenía varios compromisos por delante y no podia estar perdiendo el tiempo.
Al salir observo como sus escoltas lo seguían con discreción.
El aire fresco dio de lleno sobre su rostro, de hecho se sintió aliviado, no podía imaginarse que era eso tan importante que Lidia la mujer de su hermano Alfonso tenía que decirle, por un momento pensó que se trataba de una trampa, sabia que su hermano lo odiaba por haber convenido junto con Santiago su hermano mayor, en suspender toda ayuda, no sólo a él, sino a toda su familia, a su madre, sus dos hermanas, y las familias de ellos, hacia casi dos años que había perdido todo contacto, tanto con su hermano como con sus hermanas, así que realmente estaba intrigado, en todo caso hubiera esperado que fuera él quien lo buscará, no su esposa. En fin, para el caso daba lo mismo, ella no se había presentado y eso le quitaba un peso de encima, él prefería no tener ningún contacto con ellos.
*****
El timbre de su celular sonó con insistencia, no deseaba contestar, era de nuevo su cuñada Lidia <<ya había pasado su oportunidad>> pensó, rechazando la llamada.Segundos después el teléfono volvió a sonar, y lo hizo nuevamente minutos después. Molesto contestó, no lo podía apagar porque esperaba algunas llamadas importantes pero su enojo era mayúsculo.
_Damian, soy Lidia, por favor no me cuelgues. - se escucho una voz al otro lado de la línea. Su voz era angustiada.
_Te estuve esperando. - dijo con sequedad.
_Lo lamento. - se escuchó su voz llorosa. _me perdí y no pude llegar a tiempo, pero necesito verte. - suplicó.
El dudó, ¿como era posible que se hubiese perdido si fue ella quien lo citó en ese lugar?
_Mi agenda está llena. - trató de mostrar indiferencia. _de hecho tuve que cancelar algunas citas para reunirme contigo así que no puedo.
Escuchó como ella ahogaba su llanto, lo que lo intrigó, pero no estaba mintiendo, su agenda estaba llena.
_Si no fuera importante no te molestaría. - dijo con voz entrecortada. _por favor. - suplicó
_ ¿En donde te encuentras ahora? - preguntó.
Ella dio la dirección.
_Está bien en media hora estoy contigo, pero más vale que sea algo verdaderamente importante. - colgó.
*****
Lidia se hallaba delante de él, estaba pálida, su rostro demacrado, se veía que no le estaba yendo nada bien, se veía mucho más vieja de lo que la recordaba, aunque seguía conservando algo de su belleza, sintió pena por ella pero quizás se merecía la vida que estaba llevando, aunque no quería juzgarla._Se trata de mi hermana. - dijo aguantando un sollozo. Cuando el le preguntó que era eso tan importante que quería tratar.
El frunció el ceño, la recordaba y los recuerdos no eran nada agradables.
_ ¿Que sucede con ella? - preguntó.
_Ha sido secuestrada. - lo miró con angustia. _nos están pidiendo mucho dinero y tu sabes que nosotros no tenemos.
El se vio tentado a decirle que ese no era su problema, pero sintió lástima por ella, de verdad estaba sufriendo, aunque siendo sinceros el no pensaba tirar su dinero por esa mujer, si mal no recordaba Karina le había hecho mucho daño a Santiago su hermano y a Elizabeth su esposa, además ese secuestro probablemente era consecuencia de la vida que ella misma había escogido vivir, estando entre criminales, tan sólo por disfrutar de su estilo de vida lleno de riquezas y poder.
_ ¿Porque no vas a la policía? - dijo en lugar de decir lo que realmente pensaba.
_Porque nos advirtieron que de hacerlo, la matarían.
El sabía que lo más seguro era que en cuanto recibieran el pago del rescate la asesinarían, era muy improbable que la dejaran ir.
_Yo pienso. - dijo con calma. _que tiene más posibilidades si se intenta un rescate que si pagas lo que te piden.
_¡Por favor! - suplicó de nuevo. _dijeron que la matarían si no pagamos. Ella debe de estar asustada. - dijo entre sollozos. _ya pasó una semana de que se la llevaron.
_Te voy a ser sincero. - dijo tratando de no ser conmovido, le era difícil confiar en cualquiera de ellos, si Alfonso había sido capaz de conspirar contra una mujer indefensa y de maltratar a su pequeño hijo de tan solo dos años, y de intentar asesinar a su propio hermano junto con los esposos de sus hermanas, ¿como podía estar seguro de que esto no era más que otra de sus tretas para sacarles dinero a él y a Santiago? _No creo que a estas alturas ella esté con vida, y yo no deseo meterme con esa gente, a duras penas he permanecido alejado de personas como ellos, para arriesgarme ahora y hacerlo por alguien que se metió en ese mundo por propia voluntad.
Ella lo miró con los ojos muy abiertos, se dio cuenta de que él hablaba de su hermana Karina, si supiera que ella estaba muerta precisamente a consecuencia de la vida que había llevado.
_Se trata de Laura. - lo miró con los ojos llorosos. Ella no merece esto.
Laura... Laura... - el nombre retumbó en su cabeza.
Recordaba a Laura.
Cuando la vio por primera vez en la boda de su hermano Alfonso y Lidia, él tenía dieciocho años y ella doce, era una niña tímida y retraída, pero sus ojos cautivantes lo habían seguido a cualquier lugar que él hubiese ido, en ese momento le causó gracia, pero no la volvió a ver ni a saber de ella hasta seis años después cuando en una de sus escasas visitas a su madre, ella ya con dieciocho años lo interceptó y mirándolo con sus hermosos ojos azules y mirada asustadiza le entregó una nota rogándole que le hiciera el favor de entregarla a sus tíos que vivían en la ciudad, en el reverso había anotado su dirección.
El no tuvo tiempo de negarse, porque, así como había llegado, se había marchado dejándolo en un estado de zozobra. No volvió a saber de ella en varios años, sin embargo, de vez en cuando venía a su mente esa hermosa mirada celeste que lo había perseguido y cautivado desde hacia tanto tiempo atrás.
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PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA.
Roman d'amourLaura trabaja para una empresa muy importante, sin duda ha triunfado en la vida, a pesar de provenir de un poblado en la Sierra, en donde lo único que progresa es el narcotráfico y los grupos del crimen organizado. Huyendo de todo eso consiguió marc...