CAPÍTULO 38 DE NUEVO EN SUS MANOS.

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Laura salió de la oficina, era sábado, los sábados trabajaba hasta medio día y tenía por costumbre acudir en ciertas ocasiones a una plaza comercial, que quedaba cerca del departamento de Damián, en donde podía comer algo y caminar por los locales haciendo tiempo hasta que Damián salía y se encontraba ahí con ella. En esta ocasión el no llegaría, le había dicho que saldría un poco más tarde, sin embargo, decidió hacer su recorrido acostumbrado para distraerse un poco de su rutina.

Se sentó a la mesa de un local y pidió algo de comer, cuando estaba por terminar fue que la observo venir hacia ella.

De un salto se puso de pie sorprendida y asustada a la vez. ¿Qué hacía su hermana ahí?

Ella se veía feliz, corrió a su encuentro y le dio un efusivo abrazo, al que ella correspondió aún sin salir de su estupor.

Mientras a una distancia moderada unos ojos no perdían detalle de lo que sucedía.

Su momento había llegado y sería más fácil de lo que esperaba, su esposa estaba siendo de gran utilidad.

Esa tarde después de hacer guardia como venía haciendo desde días atrás, Alfonso había visto como se dirigía hacia la plaza comercial, entonces se le ocurrió la idea. Inmediatamente llamó a Lidia informándole que acababa de ver a su hermana paseando por la plaza, la instó a que tomara un auto de alquiler y se dirigiera rápido hacia allá, si es que quería encontrarla todavía, y había llegado, ahora solo tenía que jugar bien sus cartas.

Después de dejar que ellas hablaran y se desahogaran por varios minutos, tomó su teléfono y marcó el número de su esposa.

_ Lidia. - dijo a través de la línea. _no digas que soy yo, solo escucha. Hay una persona que está siguiendo a tu hermana, no se lo digas porque la vas a asustar. Está unas mesas más allá de ustedes, es el hombre que no les quita la mirada de encima, tenemos que sacar a tu hermana de aquí.

Ella asintió nerviosa miro hacia donde su esposo le había dicho y efectivamente un hombre no les quitaba la mirada de encima.

Alfonso la observo satisfecho, sabía que el hombre en cuestión, era el escolta de Laura, pero su esposa no lo sabía y haría lo que él le dijera.

_ Dile que vas, al baño y has que te acompañe, una vez ahí dile que se te olvidó algo en el auto y sacala.

_Pero... - iba a protestar.

_ Sé que no tienes auto, pero ella no lo sabe, llévala a la parte de atrás del estacionamiento y hazlo rápido antes de que sea demasiado tarde.

Desde su lugar observo como las dos mujeres discutían, al parecer Laura se resistía a moverse de su lugar, pero terminó cediendo y se levantó siguiendo a Lidia.

De inmediato el guardaespaldas se puso de pie y las siguió.

Lidia se dio cuenta y se puso más nerviosa, sin dudarlo siguió las órdenes de su esposo, tenía que evitar que Laura cayera de nuevo en manos de sus secuestradores.

Laura miró hacia atrás estaba nerviosa, no desconfiaba de su hermana, pero temía que Alfonso se enterara de que la había visto por eso le había pedido que no le comentara de su encuentro. Lidia había aceptado. Miro que su guardaespaldas las seguía a corta distancia y se sintió más tranquila. Solo acompañaría a Lidia hasta su auto el cual no sabía que tenía, pero se alegraba por ella de que ya tuviera uno, después de eso se marcharía.

Lidia la condujo hacia la parte trasera del estacionamiento, se veía muy solo y un escalofrió recorrió su cuerpo.

Miro a su hermana detenerse como si buscara algo, todo sucedió tan rápido que no tuvo tiempo de reaccionar.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora