CAPÍTULO 43 BIENVENIDO A MI MUNDO

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Cuando vio su cuerpo su corazón se detuvo, estaba sentado en una silla, su ropa se veía ensangrentada, en partes rasgada, no podía ver su rostro porque estaba cubierta con una bolsa de papel.

Un sollozo escapó de su boca.

Esto lo alertó porque ella vio cómo su cuerpo se tensaba y erguía su espalda levantando también su cabeza, aunque no pudiera ver.

_ Tienes visita. - gritó uno de los hombres que la llevaba, mientras otro se acercaba a él y quitaba la bolsa de su cabeza.

_ ¡Damián! - lo miró con angustia, quería acercarse, pero ellos se lo impidieron.

Damián escuchó su voz, apenas si podía, abrir sus ojos de lo inflamado que tenía el rostro, no quería que ella lo viera en esas circunstancias, pero era inevitable, casi no podía hablar y no quería hacerlo, ¿qué le diría?, ¿qué le había fallado?, ¿que el haberse relacionado con su familia era lo que la tenía ahora, en esas circunstancias? ¿que él no podía hacer nada por defenderla? ¿Eso le diría?, no quería hablar, no quería verla, no quería que la tuvieran ahí. Miro su rostro angustiado y su corazón se quebró. Había peores cosas que los golpes y eso era un corazón roto, el de ella estaba roto, lo veía, no había sido brutalmente golpeada como esa gente acostumbraba y no lo harían por lo pronto porque la necesitaban, lo sabía, pero la estaban haciendo sufrir al mostrarle lo que habían hecho con él, era una forma de doblegarla y obligarla a hacer lo que ellos querían y él no podía hacer nada por evitarlo.

_ ¡Damián! - volvió a repetir ella con voz quebrada.

_ Aléjate de mí. - logró decir el cuándo ella se soltó del agarre de los hombres que la tenían sujeta y se abalanzó a abrazarlo.

_ ¡Damián! - lo rodeo con delicadeza para no lastimarlo.

_ Por favor. - suplicó él. _mientras más les demuestres que te preocupo más vulnerable te haces y me haces y ellos lo aprovecharán, por favor vete, te prometo que estaré bien. - susurró a su oído. Y tú también, te sacaremos de aquí.

Ella dio un beso suave en sus labios y se alejó, era increíble que estando como estaba le prometiera que la iba a sacar de ahí. Sintió que lo amaba más, si eso era posible.

*****
Damián se movió inquieto en la silla en donde lo habían colocado, sabía que ella estaría bien dentro de lo que cabía, ellos la necesitaban, al igual que a él, su objetivo principal era Santiago y mientras no lo tuvieran tenían que ir con cuidado, al menos no los matarían, no ahora y quizás se mantendrían alejados de ella, porque había escuchado cuales eran las intenciones de su jefe cuando todo terminara.

No había pasado desapercibido para él los moretones que tenía en rostro y brazos, pero no era nada con lo que le hubieran hecho de no necesitarla.

En cuanto a él, estaba seguro de que no estuviera en esas condiciones de no haber sido por su hermano, esos hombres lo necesitaban para atraer a Santiago, pero Alfonso no había sido capaz de aguantar su ira y había arremetido contra él, aun así, atado de pies y manos, aún en el piso y creyendolo ya inconsciente, no se había detenido hasta que los hombres de Rigoberto tuvieron que someterlo.

Recordaba cuando estuvo frente a frente delante de él, primero lo miró con burla y prepotencia.

_Bienvenido a mi mundo. - dijo con burla en sus ojos. _a ver si aquí sigues conservando esa arrogancia con la que te desenvuelve delante de tus empleados. - dijo con rencor. _aquí no puedes decirme que no me puedes recibir ¿o sí? - se burló.

Damián no contestó solo se limitó a mirarlo, lo que lo molesto más.

_Tú y el maldito de Santiago se creen el centro del mundo, pero ahora yo soy superior a ustedes. - lo miró con reproche. _ustedes dos se aliaron en mi contra, me quitaron lo que por derecho me pertenecía.

_Nadie te quitó nada, fue mi padre quien quiso dejar todo lo que poseía a Santiago.

_No tenía derecho, todos éramos sus hijos.

_ ¿Y porqué culpas a Santiago? Él nunca nos dejó, al contrario, nos dio más de lo que nuestro padre nos dio en vida, él no tenía obligación con ninguno de nosotros, ni siquiera con nuestra madre. Sin embargo, compartió la herencia con todos.

_ No la compartió, nos dio sólo migajas.

_Migajas que bien que aprovechaste gastándolas, hubieras hecho algo productivo para, que ahora no estuvieras como estás.

_ Tu como siempre defendiéndolo, que venga ahora él y te defienda de ésto. - soltó un derechazo sobre su rostro que lo dejó aturdido. _siempre se aliaron contra los demás, entre tú y él nos despojaron de lo que por derecho nos correspondía.

_ Santiago jamás hubiera hecho nada en contra de ustedes de no haber atacado lo que el más quería, fueron ustedes quienes se excedieron en contra de él, el solo se defendió.

_ El me quito lo que más, anhelaba, no entiendo por qué mi padre lo escogió a él y no a mí, yo deseaba estar a su lado aprender todo lo que le enseñaba a él, hacer lo que él era obligado a hacer, ese era mi lugar no el de él, él no lo quería y yo sí. - dijo con amargura. _él no lo merecía. ¿Qué paso en cuanto mi padre murió? Todo lo convirtió en nada, todo por lo que mi padre lucho por años, lo convirtió en nada, y luego se deshizo de nosotros, al igual que tú. -asesto otro golpe, esta vez en el abdomen.

Damián se dobló de dolor, el golpe lo había sofocado pero no tanto como para mandarlo a la lona, sin embargo, se dejó caer como si lo hubiera hecho.

Alfonso parecía desquiciado, el verlo en esas condiciones, doblegado y a su merced lo animaba a seguir castigándolo, Damián sólo aguantaba, sentía cada golpe que él le asestaba, veía la rabia en su rostro, sus ojos desorbitados le demostraban cuan enajenado estaba.

Él no se defendía, además de que no podía hacerlo, pero aguantaba como le habían enseñado.

Ahora era cuando agradecía los entrenamientos que Santiago le había obligado a tomar, todos los consejos que tanto el cómo sus hombres le habían dado, las artimañas que le habían enseñado y sobre todo que lo hubiesen entrenado para, soportar el dolor, de no haber sido así, seguramente ya estuviera muerto. Alfonso no se media de hecho hubiera terminado con el de no ser porque los hombres de Rigoberto lo detuvieron.

_ Detente, lo vas a matar. - había gritado uno de ellos. _recuerda que lo necesitamos.

_ El jefe no va a estar contento contigo cuando sepa como lo has dejado.

_ Me importa poco lo que el jefe piense, es mi hermano, es mi plan y es mi venganza. Yo soy quien decide que hacer y cómo hacerlo. - había gritado enfurecido.

Mientras Damián permanecía inmóvil en el piso intentando poner en práctica lo aprendido, si bien había quedado muy golpeado, y exteriormente se veía muy aparatoso, él sabía que no tenía huesos rotos ni daños internos, había sido entrenado para recibir los golpes de tal manera de que causarán el menor daño posible, lo exterior no importaba, los hematomas, los ojos morados, las partes del cuerpo inflamadas, las heridas, todo sanaba, la meta era conservarse lo más entero posible y eso lo lograba fingiendo, mientras más indefenso lo vieran, mientras más doblegado y mientras más pronto perdiera el sentido más pronto lo dejaban en paz y menos golpes recibía. Era una regla básica que Santiago aplicaba y le había enseñado. Claro que dependía cuando y ante quien la aplicarán, había gente para quienes funcionaba al revés, que eso solo servía para alimentar y acrecentar su sed de sangre y violencia. En este caso con su inexperto hermano sabía que funcionaria.

*****
Rigoberto miró furioso las condiciones en las que había, quedado Damián, no porque le importara, si por el fuera ya estaría muerto, pero no era ese su objetivo, lo necesitaba para, atraer a Santiago y el estúpido de Alfonso solo estaba complicando las cosas, podría hacerlo a un lado de una vez por todas, pero no lo haría, a su manera le era útil, después de todo la función estaba por comenzar.

_ Sabes que yo no soy de los que pasan por alto algo como esto. - dijo Rigoberto a Alfonso que se hallaba ante él con tres hombres rodeándolo y sus armas apuntando hacia él. _claramente ordené que no tocarán a tu hermano y a la chica. ¿Sabes que puedes morir por ésto? - se acercó a él amenazante apuntando con su arma a la cabeza. _pero, lo voy a pasar por esta ocasión. - lo miró con benevolencia bajando el arma. _ y lo voy a hacer porque estás cumpliendo con tu palabra y veo potencial en ti. - mintió. _ahora, quiero que termines lo que empezaste, es hora de ponerte en contacto con Santiago. Vas a usar tu teléfono, porque es el que él reconoce como tuyo, así que adelante. - lo urgió.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora