CAPÍTULO 39 EN PELIGRO

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Damián bajó con rapidez, deseaba volver cuanto antes no quería que los secuestradores llamaran y el no estuviera.

Al salir miró hacia la calle, no se veía ningún auto a la vista, lo que lo preocupó .

_¡Damián! - apareció su hermano.

_ ¿En dónde está Lidia? - preguntó buscando con la mirada.

_ Está doblando la esquina, sígueme. - comenzó a caminar.

Damián dudó, pero era tanta su angustia por Laura que todo riesgo valía la pena, en ese momento, aunque todos sus sentidos le decían que algo estaba mal, que no tenía que estar ahí, y menos sin su equipo de seguridad y mucho menos con su hermano, aun así, continuó.

Cuando dio la vuelta a la esquina y dio casi de frente con una camioneta oscura cerrada, recordó las palabras de Santiago acerca de Alfonso. Se detuvo y se volvió para regresar, pero su hermano bloqueaba su camino.

_Está en la camioneta lo detuvo, haciendo que siguiera hacia adelante.

El intentó soltarse, pero el agarre de Alfonso se hizo más fuerte impidiéndoselo, iba a luchar, cuando sintió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó aturdido, alcanzó a ver el rostro de su hermano que lo sostenía cuando recibió otro golpe, aun así, intento luchar, pero ya no tuvo fuerzas, sintió como entre varios hombres lo subían a la camioneta y esta se ponía en marcha.

Todo fue tan rápido que estaba seguro de que nadie en la calle se había dado cuenta y para cuando su gente notará su ausencia ya sería demasiado tarde.

Un dolor insoportable atenazaba su cabeza, sentía la sangre correr por su espalda desde la nuca, en donde había recibido los dos golpes.

*****
_ ¡Roberth! - llamó James su atención. _tenemos algo.

Él se acercó junto con los demás que estaban en la misma habitación.

Inmediatamente empezó a sonar el teléfono de Damián,

Roberth veía en la pantalla como se encendía un punto rojo y al contestar se encendía un segundo punto rojo, era señal de que estaban usando el viejo teléfono del jefe de los secuestradores y que él era quien estaba marcando al celular de Damián.

_ ¿Damián? - se escuchó la voz de un hombre del otro lado de la línea.

_ Si. - contesto Roberth.

Inmediatamente se escucharon una serie de ofensas y malas palabras en su contra, la voz sonaba alterada. _ ¡no debiste meterte con nosotros! - seguía la voz mientras Roberth escuchaba sin decir palabra, no quería ser descubierto, deseaba que Damián estuviera ahí, pero acababa de salir hacia apenas unos cuantos minutos. _ ahora tendrás que pagar las consecuencias, nos darás el triple de lo que habíamos pedido, si es que quieres recuperar a tu chica. - seguía el hombre hablando con insultos y majaderías. _de lo contrario te la vamos a hacer llegar en pedacitos. - y más insultos se escucharon. _Ya nos pondremos en contacto contigo. - terminó la llamada.

Roberth se volvió para ver el rostro de James que se había quedado demasiado callado mirando la pantalla, estaba pálido.

_ ¡Carajo! - salió de su estupor. _lo tenemos, pero no lo vas a creer.

_Dímelo. - lo urgió Roberth.

_ La llamada proviene de la casa de Laura.

Todos se pusieron en alerta, Roberth envío a los escoltas a buscar a Damián, esto ya no le estaba gustando, también se alertó al personal que se había quedado vigilando el exterior del edificio.

De inmediato informaron que nadie había visto a Damián ni había sucedido nada fuera de lo común.

Roberth supo con certeza, en ese momento que Damián estaba en peligro.

*****
Alfonso miraba a través del vidrio de la camioneta, mientras esta avanzaba, no pensó que las cosas se fueran a dar tan fáciles, en esos momentos Leonel y Macario sus cuñados ya deberían estar muy lejos de la casa de Laura, incluso ya deberían estar saliendo de la ciudad, junto con sus familias, incluyendo a Lidia.

Sus órdenes habían sido claras. Después de la llamada al celular de Damián, tenían que salir de ahí y reunirse con él en unos días en la sierra, en la ubicación que él les diera más tarde, él sabía que Damián no llevaría con sigo su celular porque esperaba la llamada y conociéndolo sabía que ya tendría un equipo de hombres intentando rastrearlo, no lo lograría porque ese viejo teléfono no tenía la tecnología con la que contaban los nuevos, y la llamada no duraría lo suficiente como para que lo consiguieran. Sin embargo, era la distracción perfecta para que cuando menos durante unos minutos no pensaran en Damián y no pusieran atención a su tardanza, eso le daría ventaja, y así había sido, ahora iban camino de la sierra sin ningún contratiempo y sin temor de encontrarse con gente de Santiago ya que la base de operaciones de Rigoberto Salas se encontraba en otro Estado, muy lejos de los dominios de Santiago.

Lo único que empañaba su felicidad, era que una vez más, Laura se había escapado de sus manos, ahora estaba en poder de Rigoberto y él no había podido hacer nada, sólo había podido advertirle que no la tocara y no estaba seguro de que tomara en cuenta sus palabras. Era un desalmado de primera que no le importaba nada, ni nadie.

_ ¿Qué les pasa? - había gritado cuando los hombres que lo ayudaron con el secuestro de Laura, los cuales eran gente de Rigoberto, la tomaron a su cargo y le informaron que la llevaban para entregarla a su jefe directo. El intento oponerse, pero no podía contra ellos, así que optó por acompañarlos y hablar personalmente con ese hombre.

_ No puedes quitármela. - habló furioso cuando se enfrentó a él.

_ Yo puedo hacer lo que me dé la gana. - lo enfrentó. _soy el jefe y aquí mando yo. - saco su arma y le apuntó. _y si no te gusta hasta aquí llegamos con nuestra sociedad.

_ Esto no fue en lo que quedamos. - dijo Alfonso más calmado. Sabía que sí Rigoberto quería solo tenía que jalar del gatillo y era hombre muerto. _ yo necesito a la chica para poder llevar a cabo mi plan.

_ Y la tienes. - dijo Rigoberto con burla. _pero primero voy a pasar un buen rato con ella.

_ Prometí entregarte a Santiago y no puedo hacerlo sin utilizar a Damián, tú los conoces, sabes lo escurridizo que son los dos, tienen agallas y no caerán tan fácilmente, la necesito a ella, pero la necesito bien para poder negociar, si le haces daño lo único que harás será enojarlos y ellos enojados no los quieres de enemigos, lo sabes. - hizo su último intento, decía la verdad, pero más que nada lo hacía porque quería a la chica, eran años los que llevaba esperando esto y no iba a permitir que un estúpido loco le dejara las sobras, sabía lo que él hacía y probablemente cuándo terminará ella estuviera más muerta que viva y él quería contar con toda su atención, quería que estuviera plenamente consciente porque quería cobrarse cada uno de los rechazos de que había sido objeto por parte de ella.

_ Lo pensaré. - dijo con sorna. _por lo pronto no te la entregaré, tendrás que hacer lo que quieras hacer con ella para atraer a tu hermano desde aquí y con vigilancia de mis hombres.

Alfonso soltó una maldición, pero no le quedaba de otra que aceptar. No importaba, tarde o temprano se saldría con la suya.

Después de eso regreso a la ciudad, dispuesto a intentar llamar la atención de su hermano sin la ayuda de Laura, y no pensó que se diera tan rápido y tan sencillo, lo que lo ponía furioso, porque eso quería decir que su hermano y ella en realidad tenían algo. Su hermano no era tan descuidado a menos de que sus sentimientos por ella lo tuvieran idiotizado.

PERDIDO EN SU MIRADA No. 4️⃣ //SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora