Es el gran día.
Da la sensación de que es un día especial cuando me despierto. Si tuviera una vida normal de humano normal, estaría preparando una fiesta con mis amigos (o algo así) para la llegada del año nuevo.
«¡Año nuevo, qué tontería más mundana, comercial y capitalista!», pienso mientras me estoy vistiendo, recordando la multitud de humanos pasándoselo bien, haciendo propósitos que la mayoría no cumplen y recordando viejos tiempos como si su vida fuera a cambiar.
De camino a la biblioteca, lugar en el cual he quedado con Kyle después de desayunar, me fijo en que todos los pasillos tienen decoraciones azules estelares colgando del techo, de los marcos de las puertas o de las barandillas de las escaleras. Han sustituido las cutres decoraciones navideñas y hacen que a mi alrededor haya una especie de toque mágico y celestial.
—¿Qué es todo esto? —le pregunto a Kyle cuando me reúno con él.
—El azul representa el color de la Noche Final —susurra mientras hojea un libro distraídamente—. Ya averiguarás por qué esta noche.
Pongo los ojos en blanco y encojo los hombros, abatido.
Horas después, cuando vuelvo a mi dormitorio, ya son las nueve y media. He estado todo el día ayudando a Kyle y a otros Guardianes a llevar comida a la gran cocina de la sede desde la entrada de provisiones, porque era un día muy movido y donde todo el mundo comía en el comedor. La verdad es que ambos lugares eran enormes y nunca había estado en alguno de ellos.
Cuando abro la puerta de mi habitación, encuentro un papel en el suelo. Desconozco la caligrafía a primera vista.
Nos encontramos después de la ceremonia (minutos después de las doce) cuando comience el baile, junto a la fuente.
P.D.: Convence a tu hermano de que no os situéis cerca de la fuente durante la ceremonia. Podrías herirte si te salpica el agua.
No está firmada, pero estoy convencido de que tan solo puede tratarse de Sophia.
Cuando acabo de vestirme y arreglarme ya son las diez. Me pongo un conjunto muy similar al que me puse en Navidad: camisa blanca, pantalones ajustados negros y mis Converse del mismo color que la camisa.
Hago tiempo viendo las últimas noticias hasta que unos golpecillos en la puerta anuncian la llegada de Kyle. Él ha cambiado su camisa negra del look navideño por una blanca con una americana por encima.
—Falta bastante para las doce —indica mirando el reloj de su muñeca—, pero antes de la ceremonia hay una especie de fiesta y la mayoría de Guardianes ya están allí.
Diez minutos más tarde, estamos en ese gran lugar donde está la fuente. Es aún más grande de lo que me había parecido antes porque está repleto de gente bien vestida repartida por todo el espacio, conversando unos con otros mientras cogen bebidas y comida de las mesas que hay cada cinco metros.
A diferencia de la última vez que he estado aquí, hoy cuelgan esas ornamentaciones azules celestes mágicas del techo. Hacen que todo parezca más irreal e increíble de lo que ya es.
Me fijo en todo el mundo que pasa a mi lado pero no veo a Sophia por ninguna parte, aunque eso ciertamente es difícil porque este lugar, aparte de estar lleno de gente, tiene las dimensiones de un estadio de fútbol o de un centro comercial. Intento reconocerla mientras nos abrimos paso entre la gente.
«Quizá no venga hasta la hora de la ceremonia», pienso.
—¡Kyle! ¡Noah! —Una voz femenina proviene de detrás de nosotros.
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Flashbacks
General FictionNoah Cheryba, un adolescente residente en la ciudad de Seattle, despierta la madrugada del segundo aniversario de la muerte por suicido de la chica que le gustaba, Mayda Gimpel, a causa de un sueño relacionado con ella. Resulta que ese momento es el...