Flashbacks

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Minutos más tarde, me encuentro recorriendo los corredores del bloque sanitario. No me doy cuenta de que estoy temblando hasta que me planto delante de la puerta de la habitación en la que me han citado.

«¿Y si me timan y acaban haciendo conmigo lo que quieren?», me pregunto. «¿Y si esta experimentación acaba mal?»

Golpeo la puerta tres veces.

Me abre Spencer, que me invita a pasar y a sentarme en una silla detrás del escritorio en el que se encuentra Shirin sentada mirando la pantalla de un ordenador. Cuando entro, me saluda y me sonríe.

Hoy la habitación está vagamente iluminada por una linterna que reposa sobre el escritorio.

—Disculpa las molestias de venir hasta aquí —se excusa Spencer—, pero en este lugar hay más privacidad que en mi despacho.

—No importa —contesto, más que nada para decir algo—, este sitio está bien.

Ambos nos quedamos en silencio y observamos a Shirin, que no despega los ojos de la pantalla de su ordenador. Cuando se da cuenta de la situación, se sonroja ligeramente.

—Perdonadme —se disculpa—, estaba revisando que todo estuviera correcto. —Pone los ojos en blanco momentáneamente. Suspira y fija su mirada en mí y en Spencer, que está sentada en una silla a mi lado—. Bien —empieza—, después de analizar el ADN y los recuerdos, he elaborado un plan de investigación y experimentación un tanto especial y complejo que jamás había probado antes —hace una breve pausa; la curiosidad y la necesidad de saber qué quieren hacer conmigo me está matando.

»Se trata de una tecnología nueva que he diseñado llamada Cristal del Regreso, que está constituido por la misma composición de tus recuerdos.

Spencer abre los ojos como platos y enarca las cejas.

—¿Y qué hace este cristal? —pregunto antes de que Spencer lo haga.

—Su funcionamiento es un poco complicado —ladea la cabeza—, pero te lo puedo explicar de manera que lo entiendas en lenguaje no científico. —Ella, Shirin, al contrario que la mayoría de Guardianes que he conocido, no hace ninguna mueca de superioridad en ningún momento—. El Cristal del Regreso permite, a la persona que lo utilice, vivir un presente con elementos del pasado.

Se me cae el alma a los pies.