Un par de días más tarde, me reúno de nuevo con Shirin y Spencer en la misma habitación del bloque sanitario para darles mi respuesta sobre la experimentación con el Cristal del Regreso. Ambas parecen satisfechas con mi decisión, en especial Spencer.
—Perfecto —dice Spencer con una gran sonrisa—. Esta investigación nos permitirá hacer muchísimos avances en el mundo de la ciencia y en la sociedad. Te lo agradezco mucho, Noah.
Sonrío forzadamente a modo de respuesta educada.
—Sí —coincide Shirin—, yo también estoy muy contenta por tu aportación, Noah. Este acto tiene mucha importancia.
Le sonrío otra vez. No sé qué otra cosa puedo hacer, la verdad.
—Bien, bien —Spencer parece estar de muy buen humor—, ahora tenemos que hablar de fechas, me temo.
Esas palabras me sacan de mi pequeño ensimismamiento.
—¿Cuándo empezaremos la experimentación? —pregunto alterado.
—Al Cristal del Regreso le faltan un par de detalles para estar listo —informa Shirin con seriedad—, así que en unos de días ya estará totalmente preparado. Por tanto, te voy a conceder los días que necesites tú para que empecemos, Noah.
Parpadeo unas cuantas veces.
—Yo... —me froto la cara con una mano—. Creo que en una semana estaré listo.
—De acuerdo —accede la científica sueca—, entonces nos vemos el jueves que viene.
—Sí... Supongo que sí.
Desde ese momento, me doy la bienvenida a mí mismo a la semana más larga y difícil de mi vida, en la cual tengo tres objetivos.
El primero, consiste en evitar a Sophia a toda costa. Por ese motivo solo me limito a trabajar y a volver a mi habitación. Kyle se encarga de traerme la comida y de charlar conmigo durante un rato. Me ha explicado que él sigue estando con Ellie. Según mi hermano, quiere estar con ella pero no quiere contarle nada sobre Michelle porque teme que se estropee todo. Yo, en cambio, opino que tiene un dilema aún y que no ha sido capaz de elegir entre Michelle o Ellie. Tampoco creo que sea una elección fácil (ni por asomo) porque no son objetos, son personas y yo sé, por experiencia, que es algo delicado y complicado que no se soluciona en unos minutos.
Mi segundo objetivo es mantenerme ocupado y distraerme del tema central, el Cristal del Regreso, que me deja con insomnio, para que la espera del día de la experimentación se me haga más entretenida y breve. Pero este punto es realmente difícil de sobrellevar dado mi primer objetivo, que consiste en quedarme en la habitación la mayor parte del día. A consecuencia de todo esto, me dedico, básicamente, a leer, a preparar las clases del día siguiente y a ver la televisión.
El último propósito de mi lista es repasar mentalmente qué voy a decirle a Mayda cuando vuelva a la superficie. Aunque sé que al final no le diré nada de lo que estoy planeando, no puedo evitar pensar cosas como: ¿Y si no sabe quién soy porque el Cristal tiene efectos secundarios? ¿Y si después de estar dos años muerta sus sentimientos han cambiado? ¿Y si ya no es ella misma? ¿Y si mis sentimientos han cambiado también?
—«¿Y si...? ¿Y si...? ¿Y si...?» —me digo a mí mismo cuando estoy leyendo, o intentándolo, y me desvío a mis pensamientos en la pequeña intimidad de mi cuarto—. Deja de pensar en esto, Noah.
Definitivamente, tengo el presentimiento de que me estoy volviendo loco.
Y, efectivamente, lo compruebo cuando, el miércoles por la tarde, Kyle me entrega una carta de Spencer en la cual me cita en el mismo lugar de siempre a última hora del día. Mis pensamientos no paran de brotar y necesitan saciarse de información inaccesible e inexistente, acto que provoca que me mueva impulsivamente de un lado a otro de la habitación.

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Flashbacks
General FictionNoah Cheryba, un adolescente residente en la ciudad de Seattle, despierta la madrugada del segundo aniversario de la muerte por suicido de la chica que le gustaba, Mayda Gimpel, a causa de un sueño relacionado con ella. Resulta que ese momento es el...