—Habitación 143 del bloque ocho. Acuérdate. —Kyle mete la llave en la cerradura y abre la puerta, cediéndome el paso a mí primero—. Toma. —Me entrega la llave.
Esta habitación es unas tres veces más grande que la del bloque sanitario. Tiene una cama, una mesita de noche con varios cajones, un armario gigante, un escritorio muy amplio con una silla que tiene pinta de ser muy cómoda y una puerta que da acceso un baño enorme y lujoso. También me doy cuenta de que hay varias estanterías, algunas de ellas con libros.
—¿Todas las habitaciones son así?—pregunto después de haber curioseado la estancia y el baño.
—Sí —afirma Kyle—. Al menos para los Guardianes «estándar». Los que están en altos cargos como Spencer, Tyler y los demás políticos tienen más lujos según tengo entendido.
Dejo el recuerdo de Mayda sobre la mesita de noche con mucho cuidado.
—¿Los Guardianes de Recuerdos tenéis recuerdos como nosotros?, ¿de esta forma? —Señalo el pequeño triángulo de cristal.
—No, nosotros funcionamos como vosotros creéis que funcionáis. Es decir, que nadie nos controla, ¿entiendes? —Kyle se acomoda en la silla que hay frente al escritorio.
—Sí, pero no acabo de comprender cómo te puedes meter en mi cabeza. ¿Qué utilizas para poder hacerlo? ¿También te pusieron esa vacuna?
No responde. De hecho, se alza, se quita la sudadera y se levanta la corta manga de la camiseta del brazo izquierdo. Luce su musculoso brazo en el cual puedo distinguir un brazalete. Las cuerdas negras de este están sujetas a los dos extremos de los ejes horizontales de la figura de un copo de nieve de plata.
—En el centro del copo de nieve hay un cristal clavado en mi piel. —Se acerca a mí para que pueda observarlo mejor. Efectivamente, veo un brillo dentro del círculo central de la figura—. Dicho cristal lleva los componentes que te inyectaron con esa vacuna. Eso te vincula a mí y al sistema.
Miro fijamente ese brazalete.
—¿Qué pasaría si te lo quitaras?
—Eso no ha ocurrido —dice poniéndose su sudadera de nuevo—, pero, si se diera el caso, te confirmo que ya no tendría acceso a tus recuerdos. Si se te ocurriera la estúpida y poco razonable idea de intentar quitármelo mientras duermo no podrías, ya que solo se puede hacer en una ceremonia especial con un producto poco usual que poseen los científicos para desvincularte. Es una circunstancia muy escasa, apenas se ha dado en nuestra historia y el producto en cuestión está muy controlado y es muy difícil que te lo concedan.
—¿Y por qué tiene esta forma? ¿Por qué un copo de nieve?
—«La vida es breve, como los copos de nieve. El frío es nuestro padre, el agua nuestra madre. Formamos nubes cuando nos juntamos, cuando estamos listos nos separamos. Vivimos mientras caemos lentamente y aterrizamos sobre nuestros hermanos. Cuando el sol sale al amanecer nos reducimos a nada, somos agua, somos agua condenada, siguiendo el ritmo al unísono hasta yacer en las manos del océano.» —Recita cada palabra con cierto toque mecánico, típico de alguien que expone algo memorizado a conciencia—. Ahí lo tienes —señala algunos de los libros que están en las estanterías—. Está nuestra historia completa, pero si te quedas con ganas de más puedes ir a la biblioteca.
—¿Es ese lugar donde hemos estado con Spencer? —pregunto mientras pienso en todos los pasillos que hemos tenido que recorrer para llegar hasta allí.
—No, esa biblioteca es privada. Pueden acceder los Guardianes, pero se necesita un permiso. Es para regular mejor la entrada y la salida de los libros que contienen información muy valiosa. La biblioteca general está en el bloque cinco, ya te llevaré algún día.
—De acuerdo —concedo después de suspirar profundamente—. ¿Ahora qué se supone que tengo que hacer?
—Dúchate —sugiere mi hermano—, la verdad es que tu aspecto es espantoso —me sonríe disimuladamente—. Después puedo pedir que te traigan la cena, ¿o prefieres que vayamos a cenar al comedor?
—Creo que no me iría nada mal salir un poco, lo malo son las miradas y los susurros de la gente, ¡qué agobio! —Me invade de nuevo esa sensación de ser el centro de atención.
—Ah, no te preocupes por eso —hace un gesto de despreocupación—; podemos ir a un lugar con más privacidad. Si no te importa, voy a avisar a Ellie para que venga con nosotros.
—No, no me importa —le aseguro mientras me pongo en marcha hacia el baño.
—Te espero en mi habitación —dice Kyle antes de que entre—. Es la que está al lado derecho. Si necesitas cualquier cosa, ven.
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Flashbacks
Fiksi UmumNoah Cheryba, un adolescente residente en la ciudad de Seattle, despierta la madrugada del segundo aniversario de la muerte por suicido de la chica que le gustaba, Mayda Gimpel, a causa de un sueño relacionado con ella. Resulta que ese momento es el...