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—Ya casi es la hora —señala Kyle.

Ellie y él avanzan y yo les sigo. Nos situamos a unos diez metros por detrás de las últimas personas que están acumuladas alrededor de la fuente.

—Creo que aquí será suficiente —dice Ellie.

—Sí —coincide Kyle—, no creo que te llegue a salpicar. —Vuelve a consultar el reloj—. Un minuto para las once y cincuenta y cinco.

Acto seguido, se quita la americana y deja al descubierto la camisa blanca que luce. Me fijo que es una camisa de manga corta.

También ayuda a Ellie a quitarse la rebeca. Cuando lo hace, su vestido de tirantes deja al descubierto en su brazo derecho el brazalete con un copo de nieve. Kyle se retira la manga de su brazo para descubrir el suyo.

No son los únicos, todos los Guardianes que hay delante de nosotros han hecho exactamente lo mismo. ¡Y yo que pensaba que llevaban chaquetas porque tenían frío!

De repente, se apagan las luces y se instala un silencio sepulcral.

Lo único que hace que haya visibilidad es la fuente, que emite luz azul celeste. También brillan los adornos azules del techo.

Empiezo a ver cómo puntitos de luz azul aparecen de la multitud de Guardianes que hay delante. A mi lado, también se encienden unas luces minúsculas de ese color, que provienen del interior de los brazaletes de Kyle y Ellie.

Cada uno se saca ese puntito azul de su brazalete y veo, con los ojos muy abiertos, que esa luz azul en realidad la emite un pequeño triángulo equilátero. Es un recuerdo.

Kyle hace que el recuerdo le penetre la piel y, bajo la luz azul de la fuente y de las decoraciones, puedo ver cómo cierra los ojos, lleno de dolor.

Ellie también hace lo mismo, pero ella parece más decidida y fuerte. Cierra los ojos y se deja llevar por la intensidad del recuerdo.

Después de unos breves instantes, abren los ojos y parpadean. Ambos los tienen cristalinos y casi llorosos. No entiendo por qué parece algo tan duro. «No están acostumbrados», pienso. Es lo único en lo que les llevo cierta ventaja.

Una especie de tintineo resuena cuatro veces irrumpiendo en el silencio.

Justo después, todos los Guardianes alzan las manos y lanzan sus recuerdos a la fuente. Miles de puntitos brillantes azules salen disparados hacia esa dirección y el sonido de la lluvia parece resonar bajo varios kilómetros de la superficie. Cuando todos los recuerdos han llegado a la fuente, el agua adquiere un tono más azul y emite una luz más intensa, casi cegadora.

Pasa un minuto y las luces de los fluorescentes se vuelven a encender. El cambio de luz hace que tenga que entornar los ojos.

Todo el mundo aplaude, unos con lágrimas en los ojos; otros sonrientes. Pero todos se abrazan y se felicitan el año nuevo mientras se van dispersando por ese enorme espacio de nuevo, deshaciendo ese cúmulo de gente entorno a la fuente.

Kyle y Ellie están abrazándose intensamente y no tienen la intención de dejar de hacerlo.

Les dejo sin despedirme y me acerco a la fuente para reunirme con Sophia.

Al principio solo hay gente desconocida. Espero unos minutos y nada. Doy una vuelta a la fuente, ya que es enorme, y tampoco está.

«Me ha dejado plantado... », concluyo diez minutos después.

—¡Bu! —exclama una voz detrás de mí.

Es ella. Es Sophia.

Lleva puesto un vestido negro corto con un cinturón con perlas brillante que conjunta con sus ojos grises, y su melena negra y ondulada cae libremente por su espalda. Lleva el brazalete de copo de nieve al descubierto. Está preciosa y eso me ruboriza.

—Siento haberte hecho esperar —se disculpa y su rostro refleja mucha culpabilidad—, pero mi familia me ha llamado para felicitarme el año nuevo y me he entretenido. Lo siento, de verdad.

—No te preocupes —respondo—, lo entiendo.

Me recompensa con una amplia sonrisa.

—¿Qué te ha parecido la ceremonia? —pregunta interesadamente.

—Ha sido... —aunque no haya ninguna palabra ideal para describirlo digo—: ¡increíble! Es algo muy intenso y profundo. Mágico. En realidad, es lo más extraño e irreal que jamás he experimentado.

—Sí, es difícil de expresar. —Me vuelve a sonreír, pero después abre los ojos mirando detrás de mí. Me giro.

Veo a Kyle y a Ellie. Se dirigen hacia nosotros.

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