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Durante los siguientes días tengo que acostumbrarme a la rutina de nuevo, que consiste en ir a trabajar por las mañanas, entrenar por las tardes y cumplir mi sanción de ayudar a los bibliotecarios durante dos horas la tarde del sábado.

Lo de trabajar es relativamente agradable gracias a los alumnos tan brillantes como son los Guardianes; lo de entrenar me cuesta un poco más porque Ellie, mi súper entrenadora, es muy exigente últimamente; y lo de la biblioteca es un verdadero aburrimiento porque lo único que hago es poner libros por orden alfabético y atender a gente que no sabe encontrar un maldito libro pese a las tecnologías avanzadas de los Guardianes, por lo que me da la sensación de que estoy perdiendo el tiempo que podría estar invirtiendo en cualquier otra cosa mejor.

Por otro lado, la atmósfera de inseguridad que envuelve a la sede y la sensación que tengo de que algo está a punto de pasar sigue presente en mí. Puede que eso se deba a que no hayan encontrado a ningún otro Omiso aparte de Logan y Hannah, la mujer asesina de John procedente de Portland. Según mi hermano, se los han llevado a ambos al Juzgado Nacional de Washington y están en proceso de interrogación antes de trasladarlos a la prisión de Nueva York.

En cuanto a Sophia, no la he visto desde el día que cenamos juntos en el comedor, cosa que me preocupa bastante, porque todas las veces que ha desaparecido previamente ha tardado semanas en aparecer de nuevo. También se me ha ocurrido ir a su habitación, pero, al fin y al cabo solo han transcurrido unos días y no quiero agobiarla porque sé que cuando se encuentre mejor volverá a estar tan normal como siempre. O, al menos, eso espero.

Últimamente también he notado que la sede está más limpia, más formal, más reluciente y diferente. Parece que le hayan dado un toque de brillo a todos los pasillos, porque casi te puedes reflejar en ellos mientras caminas.

Cuando le comento a Kyle ese detalle, él contesta:

—Diría que es por la llegada de Shirin Andersson. Aunque —baja la voz un poco porque estamos en el comedor, rodeados de gente—, lo de tu experimentación solo lo sabemos tú, Spencer y yo.

—Y Ellie —añado con voz burlona y con cara de «admite que se lo has contado».

Kyle pone los ojos en blanco.

—Sí, ella también lo sabe —confiesa—. Pero el caso es que el viaje de Shirin se ha presentado como un proyecto para estudiar y revisar los componentes de la fuente, que, obviamente, no tiene nada que ver contigo.

—¿Y por qué quiere ocultarlo Spencer?

—Porque últimamente hay Omisos entre nosotros y no quiere que ellos aprovechen cualquier ventaja o conclusión a la que Shirin pueda llegar en cuanto a la desconexión del sistema de los Guardianes que tuviste sin morir posteriormente, porque si existiera un modo de que los humanos se desconectasen de los Guardianes, definitivamente los Omisos estarían muy interesados en saberlo —arguye aún en voz baja.

—¿Es verdad que la tal Shirin es una científica buenísima? —pregunto.

Le formulo esta cuestión a mi hermano porque Spencer parecía una fan de Justin Bieber hablando sobre el propio Justin Bieber; es decir, que admiraba tanto a Shirin que solo podía decir cosas buenas de ella.

—Sí, una de las mejores del mundo —afirma mi hermano—. Se estudian mucho sus descubrimientos en la comunidad de los Guardianes. Se podría decir que es una figura científica única de la actualidad y me apuesto lo que quieras a que en un futuro lo seguirá siendo. —Se acaba la manzana que se estaba comiendo y pone los restos encima de la mesa—. Ha aportado tantas cosas que me parece increíble que la pueda ver en persona.

—Vamos —concluyo—, que es una celebridad famosísima a la que todos admiráis.

—Exacto. —Nos levantamos para devolver las bandejas—. Y todos estamos realmente emocionados porque venga aquí, por eso estamos preparando los últimos detalles.

—¿Cuánto tiempo se quedará?

Kyle se encoge de hombros.

—No tengo ni idea.

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