7. El blues del pop

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La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad

Pablo Neruda

Érase una vez un niño que soñaba con cambiar el mundo a través de la música inspirado por un corazón noble, inocente, de esos a los que se les ilumina el rostro cuando un mago les sorprende con un truco ingenioso o se hacen una foto abrazados a Mickey Mouse con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en los labios.

Michael Jackson (el gran ídolo de multitudes) fue un muchacho de pueblo criado en una familia numerosa y humilde. Sus comienzos (arropado por sus hermanos) no hacían presagiar una carrera meteórica que lo llevaría al estrellato y a ser mundialmente conocido y respetado como uno de los iconos más influyentes del panorama musical de los últimos cuarenta años. Su gran versatilidad en las facetas de compositor, intérprete, coreógrafo, bailarín (y en algunas otras menos conocidas como las de escritor, dibujante y director de cine) lo encumbraron como un artista con mayúsculas y lo catapultaron a la fama, una carga demasiado pesada que nunca fue capaz de sobrellevar.

No es casualidad que el bautizado como rey del pop fuese el autor del álbum más vendido de la historia de la música:Thriller. El videoclip de la canción que le dio título mostraba al cantante caracterizado con una ropa ajustada y llamativa. Un maquillaje y una puesta en escena de película de terror de serie B lo convirtieron en el jefe de un grupo de zombies que se desentierran en medio de un cementerio y comienzan a moverse con una increíble agilidad. La cavernosa voz en off del actor Vincent Price (en un in crescendo de tensión y una horripilante carcajada final) le otorga a la puesta en escena un toque de tétrica genialidad.

Iniciativas como USA for Africa, con el tema We're the World como emblema de su vocación solidaria (donde reunió a muchos amigos de la profesión que prestaron su voz y su imagen desinteresadamente) y la creación de una fundación de ayuda a niños enfermos no tienen parangón en la industria del entretenimiento. El dinero recaudado, los recursos invertidos y dedicados a los más desfavorecidos dan buena muestra de su generosidad y de sentir de cerca el sufrimiento ajeno. Estos gestos tan genuinos y sinceros eran el reflejo de una calidad humana digna de encomio.

Su look nunca pasó desapercibido. En sus actuaciones solía lucir una vestimenta llamativa, con prendas ajustadas y zapatos de suela, sus rizos peinados en una coleta y el micrófono sobresaliendo a un lado de su boca. Sus famosos pasos de baile, (entre ellos el Moonwalk) deslizándose de puntillas como si el suelo del escenario estuviese recién encerado, han quedado para siempre en la retina de sus admiradores, que solían imitarlo hasta la extenuación. El revuelo se levantaba entre el público en sus conciertos cuando se acercaba la mano a la entrepierna y hacía algún gesto que podía considerarse obsceno e irrespetuoso, pero que no dejaba de ser una reafirmación de su carisma y parte de su forma de entender la representación de las letras de sus temas. En sus apariciones públicas solía llevar una gorra de jugador de béisbol y esconder sus ojos detrás de unas gafas de sol con lentes especulares mientras saludaba con la mano y susurraba un tímido hello, o thank you.

La etapa más controvertida de su vida siguió el curso de la enfermedad cutánea que se le diagnosticó en su juventud: vitiligo. Esto le ocasionó gran trastorno al artista, pues se vio obligado a tener que operarse en numerosas ocasiones para corregir el enblanquecimiento derivado de la pérdida de melanina y realizar varios injertos de piel de otros lugares del cuerpo. Las lenguas viperinas desataron la polémica pues dijeron que se sometió a diversas intervenciones voluntariamente para retocarse la nariz y dejar de ser negro. Pese a que el entorno del artista desmintió esos rumores con rotundidad, el daño ya estaba hecho.

La época más conflictiva fue aquella en la que se vio implicado en dos casos de abusos sexuales a menores y una acusación de pedofilia. Aunque una de las causas fue desestimada por carecer de fundamento, por la otra fue procesado. El linchamiento mediático de que fue objeto le asestó un duro golpe del que no se pudo recuperar. El juicio (aun siendo celebrado a puerta cerrada) recibió un seguimiento informativo de primera magnitud. Pese a ser absuelto por falta de pruebas contundentes, la sombra de la sospecha se cernió sobre él y el escándalo arruinó su carrera.

En su vida personal afloraron las carencias afectivas. Las relaciones con su padre fueron tempestuosas, pues su progenitor solía someterle a vejaciones. Con sus cuatro hermanos y sus dos hermanas tampoco mantenía unos vínculos demasiado estrechos. Se casó dos veces. En su primer matrimonio se unió a la hija de Elvis Presley, una amistad de juventud. Más tarde se subiría nuevamente al altar para desposar a la enfermera que lo cuidó en los momentos más críticos por los que atravesó. Tuvo tres hijos que guardan cierto parecido físico con él.

El ocaso de su brillo en la constelación del star system ya estaba próximo. Desavenencias con su casa discográfica contribuyeron a que no compusiese nuevas canciones y la pasividad de sus representantes para conseguirle actuaciones lo relegaron al olvido. Su timidez enfermiza hizo que se recluyera en su rancho de Neverland, reduciendo al mínimo sus apariciones públicas.

Aun así, para intentar por todos los medios que regresase a los escenarios, fue sometido a un tratamiento revitalizante que trató de restablecer su mermada salud. Los abusos de un fármaco narcótico para aliviar el dolor recetados por su médico personal desencadenaron el fatal desenlace.

El funeral en su memoria fue multitudinario y emotivo. El respeto ante una pérdida tan sensible e irreparable fue lo que predominó en una comitiva fúnebre rendida ante la cruda realidad. La imagen más conmovedora que quedará para el recuerdo será la del incontenible llanto de sus hijos, desgarrados por el dolor de haberse quedado huérfanos. El coro de gospel y algunas canciones interpretadas por sus amigos le rindieron un digno homenaje que puso la nota de color a tan luctuoso acontecimiento.

Que después de su muerte el niño que lo acusara de pedofilia reconociera públicamente haber mentido para lucrarse con la desgracia ajena o que se cometiera negligencia médica al ser tratado de forma inadecuada no dejan de ser infortunios añadidos. Lo único claro es que aquel muchacho sin malicia que no supo ser feliz regresó a aquella tierra prometida que tanto amaba, la de nunca jamás.

Promesas incumplidas de juguetes rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora