🎄🎇||Especial de Navidad||🎄🎇

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(perdón si hay errores ortograficos)
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(2 y 3 pequeños cuentos)
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(Algo pequeño pero lindo)
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Cuendo ella estaba sola... prendía las cerillas pidiendo deseos.

La ciudad se encontraba blanca por la nieve. Su pequeña nariz estaba roja por el frío.

La gente corría apresurada por qué hoy era noche buena y casi todo cerraba. Ella se encontraba con su canasta esperando llamar la atención de la gente.

Una pequeña niña con capucha e una imagen algo desalineada. Vendía cerrillas. ¿Por qué una niña tan pequeña vendería cerrillas sola en las calles?... bueno.

El padre de esta pequeña es un abusivo, y cada uno de sus hermanos tenían una tarea y la de ella era vender cerillas.

El nombre de esta niña era Kanao.

Con su frágil voz decía —: ¿Alguien gusta comprar cerillas?

Poca gente se le acercaba. Pero un niño de ojos esmeraldas corrió hacia ella con una paleta gigante.

— ¡Toma!

— ¿Eh?

Tomo sus manos y se la colocó.

— ¡Inosuke! — gritó una voz dulce —. No te desaparezcas de mami de esa manera. ¡Me vas a dar un susto! — alarmó la mujer sosteniendo sus cosas.

— ¡Mami! ¡Necesitamos cerillas!

— ¿Qué, cerillas?... ¡Oh sí! ¡Cerillas!

Señalando a la chica exclamó. — ¡Ella tiene muchas cerrillas!

— ¡Qué bien! — sacando su billetera le dijo a la pequeña Kanao —. Dame tres cajitas.

Tardando en responder suavemente dijo —: Sí.

¡Que bien! Tres cerrillas de 10.

Derrepente un niño rubio llegó y le dijo que le vendiera dos cajitas. Eso si, cuando vió a Kanao la halago como si ella fuera una Diosa. Pero luego fue callado por su abuelo.

Después llegó un chico alto y de cabellera blanca, su cara era aterradora pero al ver que sonreía tomando de la mano con un par de gemelos y un chico que comía un pan de melón.

El gemelo con cara neutral le dijo que le diera una cajitas y el pelinegro que comía su pan, igual una caja.

Un joven de cabello flameante con una sonrisa le dijo que también quería una cajita de cerilla.

Ahora quedaban dos.

Solo dos más y tal vez regresaba a casa.

Señor padre le había dicho que no era tan necesario que ella volviera pues era un estorbó. Un pobre señor soltero que le da igual su propia hija.

Oh no... ahora ella tenía un poco de hambre. Tocando su estómago miró a los lados, dándose cuenta que la gente cargaba mucha comida eso hacia que babeara la pequeña.

Como si Dios escuchará su plegarias o más bien su apetito, como un rayo. El camino de su vida fue iluminada.

— Oye, ¿Estás bien? — cuestiono un niño de cabellos burdos.

Kanao se sonrojo.

El pelirrojo la miró de pies y cabezas, después de mírala se fue. La oji-lila quedó impresionada al ver al niño con un cupcake en sus manos.

— Toma. — extendió el postre —. Tómalo. Mi mamá dice que te lo de y yo quiero que lo tengas... — un leve sonrojo apareció en sus mejillas al igual que Kanao —. Después de todo es Navidad.

Weas locas de Kimetsu No Yaiba (academic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora