Venganza Inmortal

23. Humor

Llego al departamento y no veo a Jex, me sobresalto cuando me abraza por detrás.

—Te atrapé —susurra en mi oído y se me eriza la piel.

—Tengo que hablar contigo.

—Oh no cuando dicen eso en las telenovelas es porque es grave —bromea.

Me giro a mirarlo sonriente.

—¿Miras telenovelas?

—Solo cuando alguien no se está muriendo —Se ríe —, y últimamente por mantenerme en la ciudad no tengo mucho trabajo, mi superior va a reprenderme.

—¿Tienes un jefe? —Alzo una ceja.

—Sí, y si me porto mal me manda al Abismo.

—¿Qué es eso?

—Una especie de castigo, pero tranquila, he estado mil veces allí, estoy acostumbrado, soy muy rebelde —Ríe otra vez.

—¿Y te enorgulleces de eso?

—A veces ¿De qué querías hablar?

Me sobresalto.

—Pues... la verdad es que... le conté a Blade que soy Sirl.

Se queda sonriente mirándome.

—¿Disculpa? ¿Qué dijiste? ¿No oí bien?

—Que le expliqué a mi amigo quien soy.

—Sabes que te van a enviar a un manicomio, ¿cierto?

—¿Eh? —expreso confuso.

Bufa y su sonrisa se borra.

—¿Por qué le dijiste? ¿Estás loca o qué tienes en la cabeza?

Frunzo el ceño.

—Eh no me hables así.

Su mandíbula se tensa.

—No puedes involucrar a un vivo en esto —Rueda los ojos.

—¡Tenía que decirle, no podía más con la culpa! —expreso afligido.

—Pues hubieras buscado a otro para practicar.

—Bueno, surgió así ¡¿Qué quieres qué haga?! No te enojes.

—Me vas a traer problemas, más de los que yo mismo me hago.

—¿No qué eras muy rebelde yendo al Abismo?

—Sí, cuando yo controlo mis castigos —Alza una ceja —¿Yo qué sé qué tiene en la cabeza ese Blade?

—Ah, pero podías conmigo.

—Es diferente —Rueda los ojos de nuevo.

—¿Qué tiene de diferente?

—Tú estás muerto, él no.

—Pero sigues incumpliendo las reglas —contraataco —. Además ¿Por qué me ayudaste? La verdad no te entiendo.

—Ya te dije, que me apiadé de ti y quería divertirme ¿No te parece suficiente argumento? —Alza una ceja.

—No, porque ocultas cosas.

—No escondo nada —Bufa —. Hay cosas... —Baja la cabeza —hay cosas que no se pueden decir.

—¿Hablas de las reglas otra vez?

Vuelve a mirarme para responder enfadado y noto un poco de dolor en sus ojos.

—No, me refiero a mis emociones ¿Nunca has tenido algo que no te sale decir porque te trabas? Bueno, yo también tengo asuntos de los que no siento que pueda conversar, y que bueno que esto se encuentre en las reglas, así que no deberé expresarlo nunca.

—Jex, yo...

Me interrumpe.

—¿Sabes qué? Déjalo, necesito recuperar mi humor —Sonríe —. Felicidades, porque ese es muy difícil de destruir.

Se dirige a la puerta, entonces se oye un horrible y fuerte portazo. Me quedo tildado y triste mirando hacia allí. Genial, lo arruiné.