69. Salida

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Badel se detiene y sonríe, mira mi mano, creo que sabe lo que tengo.

—¿Conoces lo que me gusta de ti? —pregunta de repente —Lo frío que puedes llegar a ser, sabes que si me lastimas, hieres a tu amigo, pero no te importa.

—¿Eso es un cumplido o una manipulación? —Lo miro desconfiado y se ríe.

—Un poco de ambas, después de todo estamos de acuerdo en que te deseo, sino no te temblarían las manos. Conoces de lo que soy capaz y yo también sé lo que tú puedes lograr, estamos igualados, somos idénticos.

—¡Jamás sería igual a ti! —Le tiro el frasco y lo esquiva, así que vuelve a reír —Mierda —me quejo.

—Las emociones te jugaron en contra, tranquilo, te comprendo, a mí siempre me pasa lo mismo.

Presiono los dientes.

—Eres un monstruo.

—No entiendo la razón de que te estés alterando, sabes que es verdad, tú mataste a esas personas, como yo —Apoya una mano en su chaqueta —. Es lo mismo.

—Mis motivos son distintos.

—Matar es matar, no importa la justificación —Mueve la cabeza —. Aunque obviamente yo me divertí más asesinando que tú.

Tomo el segundo frasco y no me lo pienso, se lo tiro, antes de que pueda manipularme otra vez. Esta vez le doy, así que chilla, se cubre la cara por el dolor y al estar sentado en la ventana, cae de espaldas hacia el suelo de la casa.

Es el momento de huir.

Corro alejándome de la ventana pero para mi mala suerte la puerta de la vivienda se abre y golpea mi cara. Aunque comprendo que fue a propósito enseguida. No sé cómo la movió, alguna especie de habilidad que tienen los demonios, ni idea, pero consiguió darme tan fuerte que caigo al piso y me golpeo la cabeza.

Pierdo la conciencia.

Abro los ojos despacio, pero noto que todo está oscuro, hay una leve luz que titila, de una lámpara puesta sobre una mesada. Para nada pareciera que es de ahí. Reacciono cuando siento mis muñecas amarradas, entonces noto que tengo una cinta gris atando ambas. Respiro con agitación, me doy cuenta de que una gota de sangre se escurre por mi rostro. Tengo apoyada la espada sobre la pared, estoy sentado. Mi pecho sube y baja por culpa de mi respiración, mientras intento entender.

Hay más sangre, aunque no es la mía, debajo de esa mesada hay cuerpos. Uno arriba del otro, como si estuvieran apilados, como si hubiera jugado a ordenar las piezas. Estoy a metros de esa cocina, pero temo ser el próximo.

Revivir mi pesadilla no es algo que quiera hacer, así que aunque estoy mareado, me levanto del suelo. No sé dónde hay más luz, todo sigue tan oscuro. Avanzo buscando la salida, pero no la encuentro. Lo único que agradezco es no haberme cruzado con Badel, ni siquiera quiero saber dónde está.

Consigo encontrar la puerta. Veo la sangre en donde me arrastró cuando estaba inconsciente, entonces teorizo que esa debe ser la salida. Forcejeo con la manija, pero es imposible, la cerró con llave. Me sobresalto cuando las luces se encienden y me quedo paralizado.

—Es divertido mirar como intentas salvarte.

Me estuvo observando todo este tiempo.

Venganza InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora