63. Perdidos

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No puedo dejar que ese hombre mate a alguien inocente. Mientras Sword está distraído, amenazando a Blade, yo corro en dirección a la soga que sostiene la luz del candelabro del techo. Agradezco que la familia de "mi amigo" conservara algunas estructuras de esta mansión. Agarro mi cuchillo oculto, entonces corto la cuerda, la enorme lámpara cae sobre el demonio, entonces suelta a la mujer que tropieza hacia suelo.

Sword sale de la nada, viniendo a atacarme a mí, por haber interferido, pero con la misma rapidez aparece Jex y lo golpea con su guadaña, el demonio sale volando, entonces la gente grita.

—¡Jex! —Me acerco hasta él corriendo, entonces puedo ver su mirada perdida, así que me detengo a una distancia prudente —¿Jex?

Su vista vuelve a la normalidad y observa confundido la situación.

—Ah ¿Cómo llegué aquí? —Se rasca la cabeza, luego reacciona y mira a Blade —Ah, ya entendí.

—Como odio las fiestas —opina el rubio y se aproxima hasta su padre biológico, el cual se está levantando del piso —. Deberías irte —le aclara —. No puedes traer problemas donde hay humanos, reglas de demonios ¿Recuerdas?

—¿Tú qué sabes sobre eso? —se burla el hombre.

—Lo suficiente como para conocer que si los vivos ven algo fuera de lo común, los ángeles lo observan a través de sus ojos, emitirás una alerta con su miedo, ¿no?

El demonio sonríe.

—Me necesitas.

—Tú me necesitas, porque mi existencia te trae consecuencias, por mi parte yo no tengo ese tipo de problemas.

Frunce el ceño.

—Tarde o temprano vas a rogar y yo me voy a reír en tu cara.

Se gira, entonces vemos como se retira, se oye el portazo cuando por suerte tranquilamente se va.

—¡Bueno, se terminó el espectáculo! —Blade aplaude, se acerca hasta Marilyn y agarra sus manos —Siento este bochornoso problema, espero no haberte asustado —Besa sus dedos y Cruz lo mira de mala manera.

—No, está bien —Se ríe la pelirroja —. No me molestan las sorpresas.

—Ya, suelta —Los aparta el moreno, entonces me les acerco.

—¿Qué tramas? —le pregunto al rubio y veo como su madre se va corriendo.

—No sé a qué te refieres —Me sonríe Blade —. La verdadera pregunta debería ser: ¿Por qué no aprovechaste el momento? Era tu oportunidad —Se da la vuelta para retirarse y lo sigo, en el pasillo en el que estamos a solas se detiene —. Me faltó agradecerte, lo siento.

—¿Cuál es tu trampa? —le consulto.

—Sigues sin entender, pero este es un buen momento para que lo veas —Se da la vuelta a mirarme, uno de sus ojos está llorando, el otro brilla en un intenso amarillo, entonces se tapa este con su mano y con el que moja su rostro me observa triste —. No comprendes que quiero protegerte de mí, deja de ayudarme, lárgate, vete, no me sigas más, debiste haber aprovechado el momento y otra vez lo desperdiciaste.

Bufo.

—Sí entiendo, comprendo quién es mi enemigo y al parecer ese no eres tú, sino el otro.

Baja su mano de su ojo y sonríe.

—Es más complejo de lo que crees, te haré una pregunta más difícil ¿Cómo vas a exorcizarme? Pues si ya soy un demonio, no puedes quitarme de mi propio cuerpo —Se ríe a carcajadas —. Ya te dije, este es un juego sin fin, estamos perdidos desde el principio.

Venganza InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora