Capítulo 4 (IV)

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No había pensado en la posibilidad de que ahora tendrá que saludar a todos.

<<Sí. Quiero sentirla cerca, lo necesito.>>

Se inclina hacia adelante con una sonrisa que borra todo rastro de inseguridad en su rostro, acercando su mejilla a la de sus compañeras y yo me pierdo en su cuerpo, sintiendo como el mío responde ante la visión que me ofrece.

<<Dios. ¿Qué ha sido eso?>>

Luego es nuestro turno. Noto la intranquilidad de todos ante su cercanía y cuando me toca, oigo los latidos de mi propio corazón; por un instante me pregunto si ella también los estará oyendo. De pronto la tengo a escasos centímetros de mí, con su mejilla pegada a la mía; es el único contacto que mantenemos, pero Dios, las cosas que me provoca. Tiene una piel muy suave y delicada, y desprende una fragancia fresca y natural, que más que el perfume es el aroma de su piel, lo que me resulta algo más que embriagador. Inhalo bruscamente para no olvidar el estimulante olor a fresas.

<<¡Cuánto deseo girar la cara y besarla! Sólo una vez.>>

Cierro los ojos para borrar la imagen de mi mente y resistir la tentación. Para mi desgracia se aparta demasiado deprisa.

<<Oh.>>

Sus amigos también nos saludan a todos con un apretón de manos y le acercan una silla, luego de que los tres han saludado a Armando y a Renato. El mozo vuelve a hacer acto de presencia; no es indiferente al magnetismo que irradia Samantha y se distrae ante su intensa mirada, parece un animalillo acorralado.

<<Conozco la sensación, brother.>>

Sin necesidad de leer la carta, sus amigos piden un Cuba Libre para cada uno. Ella escoge una Piña Colada y nosotros ordenamos otra ronda de Mojitos.

<<Si el alcohol me ayuda a enfrentar a la deliciosa chica que está sentada a menos de tres metros de mí, pues bienvenido sea.>>

Christopher y Richard continúan la charla con las chicas. Por mi parte, los primeros diez minutos después de que ella toma asiento a un costado de la mesa junto a sus amigos, no puedo parar de mirarla. Se limita a escuchar a todos mientras hablan y sólo abre la boca para agradecer y sonreírle al mozo cuando vuelve con los tragos. El chico hipnotizado se deshace en sonrisas con ella, pero sus nervios son más que notables. Llega un momento en el que necesito escuchar su voz. Samantha es de las pocas mujeres que conozco que saben estar en silencio; una cualidad que valoro, aunque ahora preferiría que fuese más habladora. Chris no para de hablar tonterías porque las chicas parecen haberse quedado sin preguntas significativas que hacernos y no sé exactamente qué es lo que se apodera de mí, pero de repente oigo mi propia voz resonando claramente sobre la de Chris y sobre la música:

-¿Qué hay de ustedes? Creo que es justo que nos cuenten, ¿no?

<<Ahora nos toca a nosotros, a mí.>>

Quiero hacerla hablar. Necesito saber si hay algún secreto que descubrir detrás de esa preciosa cara. Los chicos se muestran de acuerdo conmigo y ellas se miran unas a otras.

<<Quiero saber de ti, nena.>>

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Hazme Tuya (CNCO Hot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora